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ARGUMENTO: “La Biblia no dice nada sobre respetar a los animales”

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RESUMEN: ¿Qué dice la Biblia sobre el respeto a los animales no humanos? ¿deberían ser veganos quienes dicen que debemos obedecer lo que pone en la Biblia? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí voy a responder.

La creencia en la supuesta existencia de dioses no fundamenta ninguna norma, pues las normas no se originan en la obediencia, sino en los intereses de los seres sintientes. Debemos hacer el bien, no obedecer a supuestos «seres sobrenaturales». En Génesis 1:29-31, se describe cómo un supuesto dios crea el Paraíso en el cual Adán, Eva y el resto de animales eran veganos y vivían felices, éste era su plan original: «Y continuó diciendo: "Yo les doy todas las plantas que producen semilla sobre la tierra, y todos los árboles que dan frutos con semilla: ellos les servirán de alimento. Y a todas la fieras de la tierra, a todos los pájaros del cielo y a todos los vivientes que se arrastran por el suelo, les doy como alimento el pasto verde". Y así sucedió: Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el sexto día». Sin embargo, los humanos le traicionaron y todo comenzó a ir mal: enfermedad, dolor, matanzas, etc. Posteriormente aparece Jesús de Nazareth y se ofrece como sacrificio, por eso no come carne en la cena Pascual. El 5 de abril de 2007, Jueves Santo, el Papa Benedicto XVI reconoció en la Homilía de la Santa Misa «In Cena Domini» que Jesús y sus apóstoles celebraron la Pascua sin comer cordero, pues el mismo Jesús iba a ser sacrificado. Los cristianos fueron perseguidos por el Imperio Romano, y como cada vez eran más cristianos, el Emperador Constantino I creó la Iglesia Católica Romana y se hicieron con el control del cristianismo. La Biblia fue manipulada, pero en ella permanecen algunos textos que evidencian la idea de respetar a los demás animales.

Palabras clave: animales, Biblia, cristianismo

No es necesario un dios para fundamentar la Ética[1], pues la Ética se fundamenta en la realidad[2]. Sin embargo algunas personas se empeñan en obedecer las normas que aparecen en libros religiosos, ya sea por miedo al castigo o por la esperanza de recibir una recompensa. Con la religión entran en juego dogmas e interpretaciones de los textos religiosos, por lo cual lo único que se puede hacer es intentar ver si en las escrituras religiosas puede encontrarse el vegetarianismo o la consideración ética hacia quienes no son humanos y promover dicha interpretación.

Algunas religiones que basan sus creencias en la Biblia o en parte de ella son:

- Iglesia Católica Romana.
- Iglesia Ortodoxa.
- Judaismo.
- Judaismo.
- Testigos de Jehová.
- Adventistas del septimo día (suelen ser por lo general vegetarianos o veganos basándose en Génesis y en las profecías de Isaías)
- Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (conocidos también como Mormones o Santos de los Últimos Días).
- etc..

Algunas personas dicen que Jesús no era vegetariano. En la actualidad muchos cristianos creen que Jesús comía productos de origen animal. Sin embargo, durante los primeros tiempos del cristianismo, un gran número de sectas cristianas y judías se oponían a comer carne porque era un lujo costoso y cruel, por ejemplo los ebionitas y los esenios. Precísamente se cree que Jesús era esenio debido a que en diciembre de 1945 se descubrieron cerca de la localidad de Nag Hammadi, a unos 100 km de Luxor, en el Alto Egipto. Los Manuscritos de Nag Hammadi o Biblioteca de Nag Hammadi, también conocidos como los Evangelios Gnósticos, son una colección de doce códices de papiro, que hablan en su mayor parte sobre el Cristianismo Gnóstico Primitivo. Jesús era llamado el «Príncipe de la Paz», y sus enseñanzas incluían amor, compasión, y respeto mútuo a un nivel universal. Es difícil reconciliar la imagen de pacifista supremo de Jesús con matar animales.

Jesús nace en un establo

Jesús de Nazaret (4 a.C.–30 d.C) nació en un pesebre, entre los animales. Jesús y Juan el Bautista se unieron a muchos otros judíos que reprobaban el sacrificio de animales y apoyaban el vegetarianismo. Una práctica a la que Jesús se unió para respaldar a estos judíos vegetarianos es el bautismo para el perdón de los pecados del hombre, reemplazando así la matanza de animales en el templo. Finalmente, fue crucificado por condenar la cultura del templo: la cultura de vender animales para el sacrificio. Después de la matanza, los animales eran comidos. El singular acto que Jesús realizó al enfrentarse directamente con las autoridades se lleva a cabo aquí, en el matadero de la Palestina del siglo I. Inmediatamente los escribas y sacerdotes principales «se reunieron para ver la manera de acabar con él». La evidencia de que Jesús y sus primeros seguidores eran vegetarianos es fuerte. Considerando el predominio de santos vegetarianos sería peculiar que Jesús no fuera vegetariano.


¿Eres capaz de imaginarte a Jesús degollando animales?



El Amor de Jesus por los Animales que nos fue ocultado (Link)

El 19 de abril de 2015 Antonio Piñero, experto en lengua y literatura del cristianismo primitivo, respondió de la siguiente manera a la pregunta de si Jesús era vegetariano: «No hay datos. Probablemente Jesús era pobre y los pobres apenas comían carne en la Antigüedad, sino en todo caso pescado. Por ello podemos decir que Jesús, y otros pobres, eran vegetarianos. Tampoco sabemos en qué grado podría Jesús haber tomado huevos en el Israel de su tiempo. Tampoco hay datos». Por lo tanto según las investigaciones, no hay pruebas de que Jesús comiera carne, pescado o huevos, pues de ser así no se dejaría en el aire la posibilidad de que hubiera sido vegetariano.

Los primeros cristianos fueron perseguidos por el Imperio Romano

En el año 112, Plinio el joven (62–113) escribe una famosa carta al emperador Adriano y le dice: «El Medio Oriente se ha convertido de tal manera que los ricos, los latifundistas, pierden su poder, porque los cristianos se nutren de alimentos inocuos».

Los primeros cristianos eran perseguidos y condenados a muerte por el Imperio Romano, pues no se dirigían al Emperador de Roma como si fuera un dios. Los cristianos utilizaban el símbolo de un pez para reconocerse clandestinamente unos a otros. La palabra griega para «pez» es «ictus», y contiene las palabras que forman la frase «Jesucristo, Hijo de Dios y Salvador» (Iesous Christos Theou Uios Soter) o en griego IXTHUS (Iēsous Xhristos Theou Hyios Soter = Jesús Cristo, de Dios Hijo, Salvador).

Los cristianos originarios que querían permanecer fieles a sus ideales pacifistas fueron obligados bajo amenaza de tortura a ir a la guerra a favor del emperador. Se dice que a quien no quería co­mer carne, el emperador le hacía embutir plomo líquido en la garganta. En el libro «Actas selectas de los mártires» (Págs. 31-41, Ed. Apostolado Mariano) puede leerse:

«Bibliada era una mujer de aquellas que habían renegado de Cristo, el diablo, creyéndola ya suya, y queriéndola hacer responsable de un nuevo crimen, el de blasfemia, la condujo al tormento, esperando que como antes se había mostrado débil y remisa, ahora conseguiría de ella hacerla confesar nuestros crímenes. Pero ella lo rehuso, aunque la aplicaron el tormento, y recapacitando y como despertando de un profundo sueño, los tormentos que tenía presentes la hicieron pensar en los del infierno. Y dijo a sus verdugos: "¿Cómo creéis vosotros que unos hombres a quienes está prohibido comer carne de animales han de comerse a los niños?" Desde aquel momento se confesó cristiana y fue contada entre el número de los mártires».

En el año 303, el emperador Diocleciano (244-311) ordenó la destrucción de todos los manuscritos cristianos.

El Imperrio Romano se apoderó del Cristianismo y crea la Iglesia Católica

En el año 313 Constantino I (202-337) y Licinio (250-325), dirigentes de los imperios romanos de Occidente y de Oriente, respectivamente, promulgaron el Edicto de Milán, mediante el cual se permitía la libertad de culto y el Imperio Romano dejaba de perseguir a determinados grupos religiosos, especialmente a los cristianos.

Entre el año 300 y el año 324 tuvo lugar el Concilio de Elvira o de Iliberis, que fue el primer concilio que se celebró en Hispania Bætica por la iglesia cristiana. En él se suspendio a todos los clérigos y los diáconos de sus funciones si no demostraban que comían carne. Se había ido consolidando en la nueva Iglesia la posición opuesta, que se hizo doctrina en dicho Concilio: «No querer comer carne, ni siquiera escondida entre las legumbres, es un ultraje al Creador que nos ha dado los animales para que los comiésemos». Eregida esta concepción a nivel de teoría oficial, hubo también persecuciones contra los vegetarianos. El primer mártir fue Prisciliano (340-385), decapitado con otros. Pero lo importante es que, desde el siglo IV en adelante, la exhortación del libro «Apocalipsis» de no comer la carne de los animales muertos «en nombre de Dios» será letra muerta.

En el año 325 se celebró el Concilio de Nicea I. El Imperio Romano ya se daba por vencido en la persecución de los cristianos y decidió convertir el Cristianismo en la religión oficial de Roma. En él Constantino I creó el canon de la Iglesia Católica Romana. Es a partir de entonces cuando se comenzó a utilizar la cruz como símbolo del Cristianismo, casi 300 años después de la crucifixión de Jesús. La razón por la que se eligió una cruz fue porque el emperador Constantino I dijo que vivió «una experiencia mística» el 28 de octubre del 312 cuando se dirigía con su ejército a la batalla del Puente Milvio contra el emperador Majencio. Según Constantino, miró al firmamento apareció sobre el Sol una cruz rodeada por la leyenda «In hoc signo vinces» (Con este signo vencerás) y esa noche soñó que Jesús le decía que si usaba ese símbolo en la guerra se haría invencible; así lo recogió su biógrafo Eusebio de Cesarea en su obra «Vita Constantini». La Iglesia que el mismo Constantino creó le convirtió en santo. Constantino no se diferenció en nada de sus antecesores respecto a las ansias de poder, despotismo y crueldad, llevando a cabo muchas guerras.

Cuando los ricos y poderosos se apropiaron del Cristianismo, erigiéndose a ellos mismos como «los representantes de Dios en la Tierra», empezaron a perseguir a los verdaderos discípulos de Jesús y a sus libros, declarándolos heréticos. Podría ocurrirle algo parecido al veganismo, creando el poder a expertos del veganismo para difundir el veganismo que al poder le interesa.

La Iglesia Católica manipuló la traducción de la Biblia del griego al latín

Muchos de los primeros grupos cristianos mantenían una dieta sin carne. Agustinos, franciscanos, benedictinos, etc., todos ellos abogaban por una dieta vegetariana. De hecho, los primeros escritos de la iglesia determinan que comer carne no estuvo oficialmente permitido hasta el siglo cuarto, cuando el emperador Constantino decidió que su versión del cristianismo sería la de todos. Una interpretación carnívora de la Biblia se convirtió en el credo oficial del Imperio Romano, y los vegetarianos cristianos tenían que serlo en secreto para no correr el riesgo de que les mataran por herejes.

En el año 370, el Papa Damaso (304-384) asignó a Jerónimo de Estridón (340–420) la tarea de traducir al latín todos los textos griegos de los evangelios y de ordenarlos en una gran obra: la Biblia. Jerónimo tenía a su disposición todos los escritos aún existentes sobre las enseñanzas de Jesús. El sabía muy bien, que Jesús no comía carne y que enseñó a amar a los animales y a no matarles. En una carta a Joveniano llamada «Adversus Jovinanum» («Contra Joveniano»), escrita en el año 393, Jerónimo hizo una declaración muy significativa sobre este tema. De este texto se deduce que Jesús evidentemente enseñó no comer carne, lo que también atestiguan claramente muchos escritos antiguos ajenos a la Biblia. A pesar de todo, en la compilación de la Biblia, Jerónimo ocultó este importante aspecto de la enseñanza de Jesús, incluyendo textos ya falsificados. Cada día millones de animales tienen que pagar con su vida esta falsificación de la enseñanza de Jesús. Las consecuencias de este fraude han sido el sufrimiento y la matanza de miles de millones de animales no humanos. En «Adversus Jovinanum» Jerónimo dice lo siguiente:

«El placer por la carne era desconocido hasta el diluvio universal; pero desde el diluvio se nos han embutido las fibras y los jugos pestilentes de la carne animal… Jesucristo que apareció cuando se cumplió el tiempo, volvió a unir el final con el principio, de manera que ya no nos está permitido comer más carne»… «Y por eso os digo, si queréis ser perfectos, entonces es conveniente no comer carne». San Jerónimo (Adversus Jovinanum 1,30)

«Sería mejor que no comieras ninguna carne ni bebieras ningún vino. Pues el uso del vino comenzó con el comer carne, después del diluvio universal» (...) «Comidas inofensivas son comidas que son obtenidas sin el derramamiento de sangre» (...) «El placer por la carne, por beber vino y saturar el estómago son los semilleros de la conscupiscencia» San Jerónimo (Adversus Jovinanum 1,30)

El cristianismo de los orígenes fue con ello practicamente disuelto. «Los cristianos fueron entonces obligados oficialmente a prestar servicio militar, comer animales y beber alcohol». Ahora habían de ser adaptados los evangelios al espíritu de la época. Para ello se instituyeron los llamados «correctores». Las falsificaciones conscientes se realizaron sobre todo después del Primer Concilio de Nicea. Cuánto fue cambiado también por Pablo, no se sabe con exactitud, y sólo puede ser sospechado a tenor de algunas citas que nos han sido transmitidas. A pesar de la manipulación, en la Biblia hay numerosas menciones al respeto a los animales, a continuación mencionamos algunas de ellas:


Algunos libros declarados «apócrifos» por la Iglesia Católica

La Biblia es un conjunto de libros, separados en el Antiguo y el Nuevo Testamento, que fueron aceptados por la Iglesia Católica Romana; los libros que no fueron aceptados se les llamó evangelios apócrifos. Un evangelio apócrifo o extracanónico es el nombre dado a escritos surgidos en los primeros siglos del cristianismo en torno a la figura de Jesús de Nazaret y que no fueron aceptados por la ortodoxia católica.

Los Manuscristos del Mar Muerto o Rollos de Qumrán:

En el año 1947 en el Wadi Qumrán, en las orillas del Mar Muerto, aparecieron en once cuevas, unas jarras de barro que contenían 972 manuscritos escritos en hebreo, arameo y griego, a los que se llamó Manuscritos del Mar Muerto o Rollos de Qumrán. Se sabe que fueron escritos entre el s. II a.C. y el año 70 d.C., antes de la destrucción del segundo Templo de Jerusalén por los romanos en el año 70 d.C.


Misterios del Pasado: Los Manuscritos del Mar Muerto (Link)

Los Manuscritos de Nag Hammadi:

Los Manuscritos de Nag Hammadi o Biblioteca de Nag Hammadi, también conocidos como los Evangelios Gnósticos, son una colección de textos, en su mayor parte adscritos al Cristianismo Gnóstico Primitivo, descubiertos cerca de la localidad de Nag Hammadi, a unos 100 km de Luxor, en el Alto Egipto, en diciembre de 1945. Doce códices de papiro encuadernados en piel, y los restos de un décimo tercero, cuidadosamente guardados en una jarra de cerámica sellada y escondidos en unas grutas próximas (en el macizo montañoso de Jabal al-Tarif), fueron encontrados casualmente por un campesino llamado Muhammad Alí al-Samman. Aunque escritos en copto entre los siglos III y IV e.c., se estima que los originales griegos perdidos de los que provendrían lo fueron entre los siglos I y II. El hallazgo de la Biblioteca de Nag Hammadi en 1945 constituye, junto con los Manuscritos de Qumrán, el más grande descubrimiento de textos antiguos de la Edad Contemporánea.


Gnosis - Los Evangelios Gnosticos de Nag Hammadi (Link)


El Evangelio Esenio de la Paz:

Edmond Bordeaux Székely (1905-1979) afirmó que, mientras estudiaba en la Biblioteca del Vaticano en 1923, había encontrado y traducido varios textos oscuros hebreos y arameos que contienen las palabras de Jesús registradas por San Juan y que en ese escrito se inspiraron San Jerónimo, San Benito y San Francisco de Asís. Según Székely, probaban que los esenios eran vegetarianos y que el vegetarianismo era prescrito por Jesús. Székely lo llamó el «Evangelio Esenio de la Paz» y lo publicó en cuatro partes durante varias décadas, comenzando en 1928 (leer - leer2). El libro I, que según él constituyó una octava parte del material, fue publicado en 1936. Con la edición de 1974, incluyó lo que dijo era el texto original hebreo completo del que tradujo el Libro I, t los libros II y III. En el scriptorium del monasterio benedictino de Monte Cassino afirmó haber encontrado el texto hebreo original del «Evangelio Esenio de la Paz». Los manuscritos originales nunca han sido localizados. Este Evangelio es mencionado también por el sacerdote católico Mario Canciani, convencido de que Jesús era vegetariano y autor del libro «Nell’arca di Noè: religioni e animali» (1990). En el «Evangelio Esenio de la Paz» se lee cómo Jesús condena éticamente la matanza de animales por carne, pieles, etc. a los que les llama «víctimas inocentes» y dice que matarles nos hace esclavos de Satanás. En su lugar Jesús considera que los animales son nuestros prójimos y que debemos amarles como a nosotros mismos. También avisa de que la ingestión de animales muertos perjudica la salud, recomendando una alimentación lactovegetariana y cruda para tener una buena salud:


Refiriéndose al Evangelio Esenio de la Paz, el investigador Antonio Piñero dice en un artículo que: «En realidad estas obras -como se intuye por los títulos mismos- no tratan de los Manuscritos en sí, ni podían tratar porque son anteriores a su descubrimiento, pero tampoco de los esenios según las fuentes clásicas (Josefo; Filón Y Plinio fundamentalmente) y carecen de un análisis riguroso de las ideas esenias ni de nada parecido; se trata de reflexiones personales a partir de un conocimiento vulgar, generalizado y distorsionado de lo que fue la compleja doctrina esenia (hoy hemos afinado bastante y sabemos distinguir bien que no es la misma exactamente en el “Manual De Disciplina”, o “Regla” o en “El Documento de Damasco”, por nombrar sólo textos que “suenan mucho”).  En el caso de Székely se trata de una exposición de sus propias ideas aprovechando la palabra “esenio” para darles lustro esotérico».

Evangelio de los Doce:

Este evangelio también es llamado «El evangelio del Santo Doce» ó «El evangelio de la vida perfecta» Fue editado por primera vez en el año 1902 por el reverendo Gideon Jasper Richard Ouseley (1835 - 1906). En su prólogo expone:

«Este evangelio de inspiración crística es uno de los documentos de los primeros cristianos más antiguo y completo, y está conservado en un monasterio budista del Tibet, donde fue escondido por unos miembros de la comunidad de los Eseos para preservarlo de las manos de los falsificadores". Ouseley demanda haber descubierto y traducido el evangelio original de el cual los actuales cuatro evangelios fueron derivados, y , también dice, "que es la primera vez que han sido traducidos del arameo." … "los padres cristianos tempranos mandaron destruir las fuentes y los expedientes de los cuales recopilaron la información y los datos que pusieron ellos en la Biblia. Pero no pudieron destruirla toda. Algunos escapados, y como es descubierto aquí y allí por los investigadores pacientes, es asombroso ver cómo el mundo ha sido engañado por los padres cristianos… "El evangelio original, representa las enseñanzas de Cristo, el señor del amor y la compasión a todos los seres vivos, incluyendo animales y seres humanos. Por razones sobre indicado, los sacerdotes romanos en Nicea opusieron estas doctrinas y las eliminaron del Evangelio, que cambiaron radicalmente para ser aceptables a Constantino el Grande, que amó las carnes rojas y el vino que fluye de sus banquetes nocturnos demasiado para aceptar una religión que prohibió estos placeres, que eran una razón principal por la que él persiguió tan amargamente a cristianos tempranos que abogaron estas doctrinas. Por esta razón los padres de la iglesia cambiaron el evangelio de una manera tal que el amor y la compasión fueron limitados solamente a los seres humanos pero todos los animales de la vida fueron excluidos de recibir estas ventajas». Gideon Jasper Richard Ouseley

A pesar de que la Biblia está manipulada, muchos santos fueron vegetarianos

A pesar de la eliminación del vegetarianismo del cristianismo oficial, aún siguieron siendo vegetarianos algunos de los que fueron convertidos en santos de la Iglesia. Santos que conocemos, que muchos admiran y veneran fueron vegetarianos, estos son: San Benito, Tertuliano y Orígenes. Jaime fue vegetariano.

Clemente de Alejandría (mediados siglo II - 211–216) Padre de la Iglesia, recomendaba una dieta sin carne, citando el ejemplo del apóstol Mateo, «quien consumía semillas, miel, frutas y vegetales sin carne». Y añadía: «los sacrificios fueron inventados por los hombres como pretexto para comer carne».

«El hombre vulgar vive para comer, mas el sabio come para vivir. Aquellos que comen más frugalmente son más fuertes, más nobles y más sanos. Los sacrificios de los animales a los dioses fueron inventados por los hombres como un macabro pretexto para comer su carne (...) Hay que dar preferencia a los alimentos que se pueden comer crudos, esto es, en su estado natural». Clemente de Alejandría

Porfirio (232–304), quien vivió a fines del siglo III y era según San Agustín el más grande de los filósofos, escribió un libro en el que afirma que Jesús había declarado la alimentación carnívora como la alimentación de los demonios.

San Basilio (330–379), llamado Basilio el Magno (griego: Μέγας Βασίλειος), fue obispo de Cesarea, y preeminente clérigo del siglo IV. Es santo de la Iglesia Ortodoxa y uno de los cuatro Padres de la Iglesia Griega, junto con San Atanasio, San Gregorio Nacianceno y San Juan Crisóstomo.

«El humo de las comidas con carne oscurece el espíritu. Uno puede obtener difícilmente la virtud si disfruta con comidas con carne. En el paraíso terrenal, no había sacrificios de animales y nadie comía carne». San Basilio

«La alimentación carnívora obscurece la luz del espíritu. Difícilmente podremos sostener que amamos la virtud, con nuestras manos y estómagos manchados con la sangre inocente de nuestros hermanos los animales». San Basilio

San Juán Crisóstomo (347–404) consideraba que comer carne era para los cristianos una costumbre muy cruel y antinatural. El dijo:

«Imitamos a los lobos y a los leopardos, y somos peor que ellos, debido a que Dios nos ha honrado con el habla y la equidad. Nos hemos vuelto peores que bestias salvajes». San Juán Crisóstomo

«No existen manchas de sangre en ellos, no matan animales ni cortan carne... La antinatural ingestión de carne es de origen demoníaco». San Juán Crisóstomo

«Nosotros, los líderes cristianos, practicamos la abstinencia de carne para amansar nuestros cuerpos. Alimentarse innaturalmente de carne es contaminante». San Juán Crisóstomo

San Agustín (354–430) es, junto con Jerónimo de Estridón, Gregorio Magno y Ambrosio de Milán, uno de los cuatro más importantes Padres de la Iglesia latina.

«De la alimentación con carne dependen los demás vicios (...) Si crees que por haber abrazado la fe de Cristo, puedes impunemente cometer toda suerte de pecados, estás en un error lamentable (...) La fe sin obras es una fe muerta (...) Practica lo que crees y probarás así que tu fe es verdadera». San Agustín

San Benito de Nursia (480–547) fue el fundador de la Orden Benedictina, ordenó a sus monjes tomar sólo alimentos vegetarianos. La orden Trapense también siguió estrictamente una dieta vegetariana.

San Francisco de Asís (1181/1182–1226). A veces se dice que San Francisco, patrón de los animales, no era vegetariano. El caso es que la mayoría de los monjes franciscanos sí lo son, debido a su franco amor por todas las criaturas de Dios. San Buenaventura escribe que San Francisco, al considerar la fuente de todas las cosas, dijo llamar hermanos a todas las criaturas, sin importar lo pequeñas que sean, pues todas tenemos la misma fuente. Esta es la perfección del amor cristiano. El 4 de Octubre, se celebra el Día Mundial de los Animales. La fecha escogida va fuertemente ligada con la festividad de San Francisco de Asís, considerado como el primer humano que defendió públicamente los derechos de los animales, al considerar a todos los seres vivos, sin distinción, como criaturas de Dios. Y es que en 1980 el Papa Juan Pablo II, declaró a Francisco de Asís, Patrono de los Animales y de los Ecologistas, por su amor y entrega hacia los mismos.

- «Todas las cosas de la creación son hijos del Padre y hermanos del hombre. Dios quiere que ayudemos a los animales si necesitan ayuda. Cada criatura en desgracia tiene el mismo derecho a ser protegida». San Francisco de Asís

- «No herir a nuestros humildes compañeros los animales es nuestro primer deber para con ellos, tenemos la misión de servirles cuando lo requieran. Sí alguien excluye a cualquier criatura de Dios del refugio de la compasión y la lastima, actuará de igual manera con sus compañeros humanos». San Francisco de Asís

- «¿Cómo podéis asesinar y devorar despiadadamente a esas adorables criaturas que mansa y amorosamente os ofrecen su ayuda, amistad y compañía?». San Francisco de Asís


San Martín de Porres (1579–1639) es el patrón de la intercesión de los animales. La caridad de San Martín de Porres, santo peruano de la orden de los dominicos, (...) no se circunscribía a las personas, sino que también se proyectaba a los animales, sobre todo cuando los veía heridos o faltos de alimentos. Tenía separada en la casa de su hermana un lugar donde albergaba a gatos y perros sarnosos, llagados y enfermos. El futuro santo fue frugal, abstinente y vegetariano. Se le reputó control sobre la naturaleza, las plantas germinaban antes de tiempo y toda clase de animales atendían a sus mandatos. Uno de los episodios más conocidos de su vida es que hacía comer del mismo plato a un perro, un ratón y un gato en completa armonía.


La relación de la Iglesia Católica con los animales no humanos en los siglos XX y XXI

Las contradicciones de la Iglesia Católica son algo normal en ella, pero a continuación muestro la relación actual de la Iglesia Católica con el respeto a quienes no son humanos.

Pocos taurinos que se autodenominan católicos saben que, el 1 de noviembre de 1567, el Papa Pío V (1504-1572) promulgó la bula;«De salute gregis dominici» decreto contra los encierros y corridas de toros, en el que se excomulga y se niega sepultura cristiana a los toreros y aficionados por considerar estos espectáculos más propios de demonios que de personas. La bula sigue vigente, así lo recordó en 1920 el Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Gasparri: «La iglesia continúa condenando en voz alta, como lo hizo la Santidad de Pío V, estos sangrientos y bochornosos espectáculos». En 1989, Monseñor Canciani, consultor de la Congregación para el Clero de la Santa Sede, declaró la validez de la Bula en declaraciones públicas recogidas, entre otros, por «Diario 16» el 5 de junio de dicho año. ¿Por qué los sacerdotes que promueven las fiestas patronales y las iglesias encargadas de ellas, hacen caso omiso de estas palabras de sus líderes? Pero, a la hora de la verdad, la iglesia y en especial la española no se ha distinguido precisamente por condenar «en voz alta» tal canallada; más bien, ha sido cómplice con su silencio o su participación activa, admitiendo que se celebren torturas y se asesinen a toros en nombre de vírgenes y santos, o bendiciendo cosos taurinos. En cada plaza de toros, hay una capilla. Matar y luego rezar, o al revés. ¿No había un 5º mandamiento?...


Papa Juan Pablo II en locución dominical, publicada en L'Osservatore Romano (14/01/1990), dijo que «los animales poseen un soplo vital recibido de Dios», citando Salmo 103 y Salmo 104: «el hombre, salido de las manos de Dios, resulta solidario con todos los seres vivientes, como aparece en los salmos 103 y 104, donde no se hace distinción entre los hombres y los animales». Juan Pablo indica que ahí se les reconoce el 'alma sensitiva' (griego 'pneuma', soplo, aire), sin olvidar que el vocablo 'animal' proviene del latín 'anima' (alma): «Los animales poseen un alma y los seres humanos deben amar y sentirse solidarios con nuestros hermanos menores», dijo[4].

«Es preciso, pues, estimular y sostener la "conversión ecológica", que en estos últimos decenios ha hecho a la humanidad más sensible respecto a la catástrofe hacia la cual se estaba encaminando. El hombre no es ya ‘ministro’ del Creador. Pero, autónomo déspota, está comprendiendo que debe finalmente detenerse ante el abismo. ‘También se debe considerar positivamente una mayor atención a la calidad de vida y a la ecología, que se registra sobre todo en las sociedades más desarrolladas, en las que las expectativas de las personas no se centran tanto en los problemas de la supervivencia cuanto más bien en la búsqueda de una mejora global de las condiciones de vida’. Por consiguiente, no está en juego sólo una ecología ‘física’, atenta a tutelar el hábitat de los diversos seres vivos, sino también una ecología ‘humana’, que haga más digna la existencia de las criaturas, protegiendo el bien radical de la vida en todas sus manifestaciones y preparando a las futuras generaciones un ambiente que se acerque más al proyecto del Creador.

Sin embargo el señorío del hombre no es absoluto, sino ministerial, reflejo real del señorío único e infinito de Dios. Por eso, el hombre debe vivirlo con sabiduría y amor, participando de la sabiduría y del amor inconmensurables de Dios. En el lenguaje bíblico dar el nombre a las criaturas es el signo de esta misión de conocimiento y de transformación de la realidad creada. Es la misión no de un dueño absoluto e incensurable, sino de un administrador del reino de Dios, llamado a continuar la obra del Creador, una obra de vida y de paz. Su tarea, definida en el libro de la Sabiduría, es la de gobernar el mundo con santidad y justicia.

Por desgracia, si la mirada recorre las regiones de nuestro planeta, enseguida nos damos cuenta de que la humanidad ha defraudado las expectativas divinas. Sobre todo en nuestro tiempo, el hombre ha devastado sin vacilación llanuras y valles boscosos, ha contaminado las aguas, ha deformado el hábitat de la tierra, ha hecho irrespirable el aire, ha alterado los sistemas hidro-geológicos y atmosféricos, ha desertizado espacios verdes, ha realizado formas de industrialización salvaje, humillando el jardín que es la tierra, nuestra morada.» Juan Pablo II. Audiencia del 17 de enero de 2001

El Catecismo de la Iglesia Católica dice en el punto 2418: «Es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas».  Sin embargo, la Iglesia Católica contradice su propio Catecismo. En la imagen de la derecha podemos observar a Joseph Ratzinger, el Papa Benedicto XVI, con un gorro de piel de armiño, un pequeño mamífero a quien se le hizo sufrir inutilmente durante toda su vida por un capricho estético. Practicar el veganismo evita el sufrimiento y los sacrificios de los animales.

El 5 de abril de 2007, Jueves Santo, el mismo Benedicto XVI reconoció en la Homilía de la Santa Misa «In Cena Domini» que Jesús y sus apóstoles celebraron la Pascua sin comer cordero, pues el mismo Jesús iba a ser sacrificado. Benedicto XVI parte de una disparidad en la fecha de la Última Cena entre los evangelios sinópticos (de Lucas, Marcos y Mateo) y el de Juan. Explica el Papa que Jesús celebró la Pascua con sus discípulos «probablemente según el calendario de Qumran, es decir, al menos un día antes y sin cordero, como la comunidad de Qumran». Qumran estaba formada por los esenios, judíos bastante heterodoxos que no reconocían como Templo al de Herodes y que eran, al parecer, vegetarianos, y no podían, por tanto, comer carne:


El jueves 10 de marzo de 2011 se publicó el libro «Jesús de Nazaret. Desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección» del Papa Benedicto XVI. En dicho libro Benedicto habla, entre otras cosas, de la fecha de la Última Cena (lo que hoy celebramos como Noche Buena) y sobre lo que en ella se comío:



Jesús y el veganismo (Link)

Algunos cristianos dicen que el futuro será vegano, pero dicen que eso ocurrirá sin que ellos practiquen el veganismo. Por ejemplo, en los folletos que reparten los Testigos de Jehová aparecen humanos conviviendo idílicamente con animales de otras especies, porque creen que en el futuro se cumplirán las profecías de Isaías (Isaías 11:6-9, Isaías 65:25), haciendo que el final se una con el principio (con el paraíso del Génesis). En cambio, no promueven una forma de vida vegana para que esta profecía se cumpla, creen que será un «dios» el que hará que dejen de asesinar a auienes no son humanos, y por ello los Testigos de Jehová siguen explotándoles y matándoles. Así lo explican los Testigos de Jehová en uno de sus folleto «Las mascotas. ¿Son importantes para usted? Los animales siempre nos deleitarán»: «Está claro que el propósito original de Dios era que los humanos disfrutaran para siempre de un paraíso terrestre. Podemos estar absolutamente seguros de que ese propósito se cumplirá en el futuro. Examinemos las breves descripciones que suministra la Biblia respecto a cómo será la vida en el nuevo mundo de Dios. Veremos que, de hecho, todos los animales, tanto domésticos como salvajes, estarán en paz entre sí y con la humanidad (Isaías 65:17, 21-25; 2 Pedro 3:13)». Si el «dios» de estas personas tiene ese plan ¿por qué no le ayudan a cumplirlo?... Sólo responden con escusas para seguir explotando y matando.