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Entrevista a Steve F. Sapontzis (abolitionist-online.com, enero 2011)

Steve F. Sapontzis es un académico que ha realizado importantes contribuciones filosóficas al colocar a los animales en un marco ético.

Sapontzis es el autor de Morals, Reason and Animals (Morales, Razón y Animales) en 1987 y editor de Food for Thought: the Debate Over Eating Meat (Alimento para la reflexión: el Debate acerca de comer carne) en 2004. Desde 1984, ha sido co-editor de Between the Species: A Journal of Ethics (Entre las Especies: un Diario de Ética). Fue miembro del consejo de asesores de redacción de American Philosophical Quarterly (Publicación trimestral filosófica estadounidense) de 1991 a 1994, y miembro del comité de investigación para bienestar animal del Lawrence Berkeley Laboratory (California), de 1986 a 1990. Además, fue beneficiario del National Endowment for the Humanities en 1976 y del American Council of Learned Societies en 1988. Sus membrecías incluyen la American Philosophical Association, la Society for the Study of Ethics and Animals (consejo de directores, 1984), la American Society for Value Inquiry y la International Society for Environmental Ethics.

A continuación publicamos una entrevista realizada a Sapontzis por Claudette Vaughan en enero de 2011.



¿Cuál es su opinión acerca de los “derechos de personalidad” para los animales?

“Derechos de personalidad” es una frase que puede ser, y ha sido, interpretada en sentidos muy diferentes. Si pensamos en las personas como aquellos cuyos intereses no debemos rutinariamente sacrificar en beneficio de otros (para usar categorías del tipo kantiano), entonces, considero que podríamos cumplir con la obligación moral básica de hacer del mundo un mejor lugar al extender los derechos de personalidad a todos los animales, ya que, de esta manera, reduciríamos el sufrimiento (tanto el dolor como la pérdida) que traemos al mundo. Esto significa, obviamente, pensar en los “derechos de personalidad” como protecciones de intereses.

A veces, sin embargo, los filósofos consideran a los “derechos de personalidad” en referencia a poderes que facilitan nuestro logro de aquello que queremos y elegimos. Por ejemplo, un propietario tiene el derecho de elegir vender su propiedad. Dada la gran variedad de habilidades para elegir entre los animales, probablemente, hay en forma similar gran variedad de maneras y aéreas en las cuales tales derechos facilitadores serían y no serían relevantes para los animales. También es una realidad de los niños y los denominados humanos adultos “marginales”.

Finalmente, los “derechos de personalidad” pueden hacer referencia a los denominados “derechos humanos básicos” o “derechos civiles” que los humanos debemos ostentar para sentirnos, como dijo Joel Feinberg, iguales a otras personas. Esta no es una categoría tan diferente de derechos como una importante función psicológica que funciona para nosotros para ser reconocidos y protegidos como más que un mero medio y como un ser que puede realizar sus propias decisiones. No es claro si o en qué medida los diferentes animales sienten y necesitan ser vistos y, más importante tal vez, considerarse a sí mismos, como un igual (en sentido de “tan bueno como” o “tan valioso como”) a los humanos o cualquier otro animal. Esta puede ser una función de “derechos de las personalidad” que sólo necesitan los humanos para satisfacer nuestros egos, dada nuestra larga historia de discriminación, subyugación, esclavitud, castas, aristocracias de nacimiento o riqueza, etc., entre nosotros mismos.

Usted ha identificado dos tipos de “personalidades” –moral y metafísica-, ninguna de las dos necesariamente en el sentido legal. Descríbanos sus diferencias.

Metafísicamente, “persona” se refiere a todos aquellos que son Homo Sapiens y solamente a ellos. “Persona” es, en este sentido, sólo otro nombre para el ser humano y si algo es una “persona” en este sentido es un hecho que puede ser determinado genéticamente. Esta es la razón por la cual la mayoría de las personas que se oponen al aborto fijan al momento de la concepción como el comienzo de la vida humana, de ahí (así lo consideran) la existencia de una persona.

Moralmente, “persona” es un término que ha sido utilizado para designar seres con almas, y el significado moral de tener un alma es que le da el derecho a uno a algo similar al respeto debido a Dios, ya que el alma es una “chispa” de divinidad. Este uso de la palabra obviamente se da en las moralidades religiosas, este grupo no necesita incluir a todos los seres humanos. Por ejemplo, Santo Tomás de Aquino, teólogo oficial de la Iglesia Católica, no creía que el alma entrara al feto en desarrollo hasta un mes o dos luego de la concepción. En éticas racionalistas, “persona” se refiere a todos los seres racionales, y el significado moral de ser racional es que es una condición necesaria para ser un agente moral. Han existido varios criterios para determinar quién es y quién no es racional. Algunas veces, el estándar parece ser que uno es capaz de reconocer y elegir entre distintos cursos de acción posibles para lograr algunos propósitos, como oposición a ser dominado por el instinto de actuar “ciegamente” de sólo una manera. Esta es, usualmente, la idea de la personalidad en interés personal progresista y filosofías morales utilitarias. Alternativamente, en la Grecia clásica y familias Kantianas de filosofías morales, “personas” son aquellos que son capaces de reconocer y ser guiados por leyes morales o valores imparciales, tales como la equidad y la justicia. Usar “persona” en cualquiera de estos sentidos racionalistas designa un grupo que no necesita incluir a todos o sólo a los seres humanos.

Cualquiera sea el criterio para la personalidad moral, el significado moral de conocer aquellos criterios es que los propios intereses son protegidos contra el sacrificio rutinario para el beneficio de otros y el logro de aquellos intereses puede también ser facilitado al dar a uno poderes para ejercitarlos en busca de las propias necesidades, deseos o elecciones. Así, moralmente “personalidad” no designa tanto un grupo sino que confiere un estatus: en toda moralidad, las “personas” son aquellas que tienen el estatus más elevado; son aquellos cuyos intereses deben ser protegidos y fomentados por los valores morales, principios, reglas, juicios, guías, etc. El criterio antropocéntrico más amplio para tener este estatus es la personalidad metafísica, en cuyo caso todos y sólo los seres humanos son moralmente personas. Sin embargo, expresado tan incorrectamente, ese criterio parece arbitrario; de manera que, frecuentemente es, por lo menos, aumentado por un criterio racionalista, que tiene alguna obvia y sustantiva relevancia para los valores morales. El problema entonces, se convierte en falta de inclusión de algunos humanos que no califican como personas morales. El criterio moralmente relevante más amplio y obvio para la personalidad moral es que cualquier ser con intereses que pueden ser protegidos o favorecidos por la moralidad tienen este estatus. Este criterio haría la categoría de personalidad moral más inclusiva que la personalidad metafísica, ya que muchos animales tienen intereses que se pueden beneficiar mediante protección moral y facilitación, y aun también más limitada, ya que algunos seres humanos carecen de intereses, por ejemplo, aquellos con muerte cerebral o embriones.

Finalmente, tal vez debido a la identificación tradicional de la moral con personalidad metafísica en las moralidades tradicionales occidentales, los filósofos han tendido a tratar la personalidad moral como una situación de todo o nada. Sin embargo, esa no es la forma en la cual la práctica moral común asigna ese estatus en triaje, situaciones desesperantes de supervivencia, e incluso en situaciones ordinarias que involucran intereses y elecciones de niños, los ancianos y los enfermos. Por ejemplo, los niños son moralmente personas, pero su autonomía se circunscribe en formas en las cuales las personas adultas moralmente no deberían estar.

¿En qué grado usted ve al activismo vegano como la más prometedora solución para la crueldad animal institucionalizada?

Si el “activismo vegano” se refiere a tales actividades como robar animales de granja y sabotear granjas industrializadas, creo que tal activismo tendrá poco efecto positivo. En el área del uso de animales en laboratorios, tales actividades han tenido poco impacto positivo, y no conozco razones para creer que el impacto sería mejor en el área de la ganadería. Tales actividades de liberación son particularmente gratificantes, tanto para aquellos involucrados en ellas y para los abogados defensores de animales que llevan estos casos. Así, ellos levantan la moral y, por supuesto, alivian el sufrimiento de los animales liberados, pero también ellos producen contrapesos negativos, tales como reacciones públicas violentas, multas y prisión.

Si el “activismo vegano” incluye educar con énfasis al público acerca del sufrimiento animal institucionalizado y las virtudes, tanto humanas como en la salud, de un dieta vegana, eso puede ser muy positivo. En la pequeña ciudad costera en la cual vivo, la barbacoa anual de salmón es un gran evento. Este año, se invito a la escuela de cocina Living Light para ofrecer una alternativa vegana del salmón. Era deliciosa, y tuvieron una respuesta muy positiva a su comida y al material promocional que también ofrecían. Muchas escuelas públicas en Estados Unidos están tomando consciencia acerca de las dietas debido a la epidemia de obesidad entre nuestros niños, y a que, junto con las necesidades de educación humana, puede ofrecer oportunidades para el activismo vegano en la educación. Tal activismo no es tan rápido, claro o gratificante como liberar animales, pero no genera aquellos efectos negativos y puede tener mayor impacto positivo.

¿Cuál es su opinión acerca de la “matanza humanizada”?

Cuando animales sanos, cuyas perspectivas incluyen la posibilidad de vidas que son valiosas, son asesinados, entonces, ellos sufren la pérdida de esas perspectivas, aún si no sufren dolor o ansiedad en el proceso de matanza. Por ello, la matanza masiva o “sacrificio” de animales para comida siempre implica sufrimiento masivo. Si la frase “matanza humanizada” supone indicar un proceso de matanza sin sufrimiento, es una etiqueta falsa.

Además, por lo que he leído, creo que la matanza de grandes números de animales siempre implica un importante sufrimiento de ansiedad y dolor. Consecuentemente, si la matanza “humanizada” significa matanza masiva de animales sin causarles sufrimiento, no existe tal cosa.

Aún si la matanza “humanizada” significara matanza con un mínimo sufrimiento de ansiedad o dolor, aun así no existe tal cosa, debido a que la matanza masiva de animales es dirigida como una empresa comercial, de manera que el sufrimiento nunca es simplemente minimizado; más bien, será minimizado a lo sumo al grado en el cual no interfiera demasiado con la maximización de beneficios.

Finalmente, aun si “sacrificio” se refiere a la matanza de un solo animal -como la “matanza de un cordero para Pascuas”- la ansiedad o el dolor sufrido por el animal asesinado y/o los otros animales conscientes de la matanza no es simplemente minimizado en la “matanza humanizada”, más bien, es minimizado dentro de los límites de cuánta molestia está dispuesto a ocasionarse el granjero/estanciero. Supongo que jamás ha existido un granjero/estanciero que haya ido al límite de la imaginación para minimizar ese sufrimiento -por ejemplo, colocar una droga en la comida del animal para poder acercársele sigilosamente mientras dormía profundamente y lo matara con una bala en la nuca con un arma con silenciador.

Entonces, mi opinión acerca de la “matanza humanizada” es que es una etiqueta a la que se aferran aquellos que desean comer carne para minimizar su incomodidad acerca del sufrimiento que ellos hacen que se ocasione a los animales con el fin de satisfacer ese deseo.

¿Tener intereses y tener derechos es lo mismo?

Tener intereses y tener derechos definitivamente no es lo mismo, aunque lo primero es una condición necesaria para lo último.

Tener un interés en X se refiere al hecho de que X será una influencia para los sentimientos positivos y negativos de uno. Por ejemplo, las personas tienen un interés en el agua, ya que nos sentimos mejor o peor según cuánta tenemos que tomar; sin embargo, aunque incluso los árboles necesitan agua para sobrevivir, ellos no tienen un interés en esta, ya que no tienen sentimientos.

Tener un derecho a X se refiere a una protección moral o legal o facilitación del interés de uno en X. Por ejemplo, puedo tener un interés en cortar un gran pino ya que me impide la vista al océano desde mi casa y eso me molesta. Si el pino me pertenece, entonces tengo un derecho legal de propiedad para cortarlo, pero si le pertenece a mi vecino, no tengo tal derecho que facilite la satisfacción de mi interés -debo pedirle a mi vecino si me permitiría cortar el árbol. A la inversa, el interés de mi vecino de tener el árbol debido a que su sombra le otorga alivio del sol está protegido por su derecho legal de propiedad como propietario del árbol. Los derechos morales funcionan para proteger y facilitar intereses, pero están impuestos, no por la policía, tribunales y otros organismos de sistemas legales. Más bien, están impuestos por la educación moral, la conciencia, la aprobación y condena pública, instituciones religiosas (en algunos casos) y otros elementos de moralidad.

La idea acerca de que tener un interés es suficiente para generar un derecho a que ese interés sea satisfecho puede parecer atractiva, pero no es para nada práctica. A menudo, los intereses entran en conflicto, como el interés de Joe en que el árbol provea sombra y el interés de Sue en eliminar al árbol para mejorar su vista al océano. Si todo interés generara un derecho, habría millares de derechos en conflicto, y ¿a qué apelaríamos para resolver tales conflictos?

Generalmente, apelamos a los derechos para resolver conflictos de intereses -tal como a quién le pertenece el árbol- pero cuando los derechos entran en conflicto enfrentamos dilemas morales o legales en los cuales debemos intentar crear compromisos que equilibren intereses en conflicto. A medida que tales situaciones de derechos en conflicto se vuelvan comunes, la utilidad de derechos en el razonamiento moral o legal será socavada; consecuentemente, es preferible reservar los derechos para ciertos intereses, por ejemplo, vida, libertad y otros intereses dominantes, y para establecer un marco confiable para satisfacer y facilitar intereses con los que todos (más o menos) podemos contar, por ejemplo, propiedad y derechos de ciudadanía.

¿Es posible tener un derecho moral a algo que influya en nuestros intereses pero al cual ignoremos?

Una de las más importantes de las obligaciones morales es ser honrado, y esta se encuentra relacionada con tener un derecho moral a ser tratado honradamente. Consecuentemente, si alguien nos roba una herencia, nuestro derecho de ser tratado honradamente ha sido violado aun si no tenemos conocimiento de la herencia. Similarmente, si existe un derecho a algo como un medioambiente saludable, este incluiría muchos factores que la mayoría de las personas y tal vez todos los animales desconocen, por ejemplo, comunidades bióticas interdependientes y niveles saludables de una amplia variedad de químicos en el agua, aire y alimentos.

Uno puede tener un interés en algo sin mostrar interés en esto, por ejemplo, la cantidad de vitamina A en la propia dieta. Son los intereses que tenemos los que reparan la función de proteger o facilitar derechos, razón por la cual los niños pueden tenerlos. Es por ello que mostrar interés en algo no es condición necesaria para tener un derecho a eso.

¿Cómo va a continuar el movimiento por los derechos de los animales en, digamos, una década o dos?

Desafortunadamente, vivo en un país que está lejos de ser moral o socialmente progresivo en comparación con muchas otras sociedades tecnológicamente avanzadas. Mi impresión es que al menos en Estados Unidos, los derechos de los animales no es más el foco de energía y actividad organizada que fue en los ‘70 y en los ‘80. California se acaba de convertir en el tercer estado en establecer algunos límites humanitarios a la crianza industrializada de animales, pero esto deja cuarenta y siete estados más y tales límites están lejos de reconocer que los animales tienen “derechos”. Mi impresión es que, actualmente, hay muchas menos protestas contra el uso de animales en laboratorios, para abrigos de pieles, etc.; al menos tales eventos de “movimiento masivo” no aparecen a menudo en periódicos o noticieros.

El debate filosófico acerca de los derechos de los animales ha seguido bastante su curso. Los diversos fundamentos en pro y en contra para tales derechos han sido extensamente desarrollados y publicados. Quedan cursos universitarios que discuten el tema, y eso es muy importante, ya que siempre hay una nueva generación para hacerla pensar acerca de estos asuntos, pero no se han abierto demasiados nuevos caminos aquí.

Cambiar la ley para extender derechos a los animales parece, de todas maneras, estar avanzando, más notablemente con recientes desarrollos en España en relación a grandes primates. Aun así, la mayoría de los cambios legales en ayuda a los animales ahora parecen estar en el área de bienestar animal -por ejemplo, límites al sufrimiento que los animales soportan en el uso que hacemos de ellos- más que en el área de los derechos de los animales, por ejemplo, reconocer que los intereses de los animales no deben ser rutinariamente sacrificados para satisfacer intereses humanos.

Generalmente, creo que el “movimiento” de los ’70 y los ’80 se está convirtiendo de una fuerza social y moral y una conciencia unificadas a una floja asociación de grupos dedicados a ayudar animales en áreas específicas de preocupación para ellos. Estos grupos comparten preocupación ferviente por la situación apremiante de los animales y buena voluntad de trabajar incansablemente para beneficiar a los animales; incluso pueden emplear la retórica de los derechos de los animales; pero el alcance con el que están dispuestos a adoptar las preocupaciones mutuas e incluso a coordinar sus esfuerzos debe ser trabajado caso por caso.

En Morals, Reason and Animals (Morales, Razón y Animales), ¿qué identificó acerca de qué significa liberar animales?

Liberar animales significa reducir -y finalmente eliminar- nuestra impresión de que los animales son solamente un recurso para ser usado para satisfacer necesidades, faltas y deseos humanos. Como con cualquier movimiento moral, lo que se necesita es cambiar las actitudes de aquellos en el poder, de manera que cesarán de ejercer ese poder de maneras adversas al bienestar de aquellos sin poder e incluso lo ejercerán de maneras que benefician aquellos con menos poder. De esta manera, liberar animales implica cambiar actitudes del ser humano hacia los animales, y por lo tanto, liberarlos de nuestra explotación.

¿Liberar animales implica cambiar el paradigma legal de “cosa” a propiedad o hay un requisito humanista que se necesita para cambiar la falta de consideración moral de las personas hacia los animales para que tengan el derecho a la vida?

Las personas quieren que se maten animales para satisfacer intereses humanos en una amplia variedad de formas, y dudo que eso alguna vez vaya a cesar. Afortunadamente, los intereses de los animales de tener una mejor calidad de vida pueden ser protegidos y facilitados incluso cuando su interés por la vida no lo es. Esa es la razón por la cual las personas pueden reconocer que los animales sufren y pueden sentir que ese sufrimiento es algo malo que no debe ser totalmente ignorado. Códigos legales que restrinjan, prohíban y castiguen la negligencia, abuso y crueldad hacia los animales abundan incluso en lugares en los cuales no se les reconocen derechos a los animales ni son reconocidos más que como propiedad o recursos naturales que pueden ser manejados para beneficio humano. Por supuesto, tales códigos no alcanzan su objetivo de proteger y facilitar el cumplimiento de los intereses de los animales por los que abogamos aquellos de nosotros que estamos a favor de los derechos de los animales, pero sí muestran que extender un derecho legal a la vida hacia los animales no es una condición necesaria en lo absoluto para la protección legal de sus intereses.

Creo que lo más importante para mejorar el trato humano hacia los animales, incluidas nuestras leyes referidas a esos tratos, es (primero) alentar el desarrollo de nuestra habilidad para sentir empatía por otros y (segundo) ser conscientes de los sentimientos de los animales de manera de poder sentir empatía por ellos y, de esa forma, que esa empatía nos pueda motivar a actuar en formas en que no sacrifiquemos animales en la búsqueda egocéntrica de nuestros propios intereses.

¿Deben hacerse investigaciones sólo con aquellos que prestan su consentimiento, ya que los animales no humanos no consienten?

Si la falta de consentimiento de posibles sujetos para investigación excluiría la investigación, incluso si la falta de consentimiento se debe a la inhabilidad del sujeto para consentir, esto excluiría la investigación sobre rocas, plantas y embriones, y niños, al igual que sobre animales. La idea detrás del requisito del consentimiento informado es que nadie con intereses debe sacrificar esos intereses en investigaciones a menos que estén dispuestos a que eso suceda. Al tratar con sujetos para investigación con intereses pero que son incapaces de entender cómo la investigación impactará en los mismos -por ejemplo, niños pequeños- se busca el consentimiento de alguien -como un padre- que puede entender ese impacto y que tiene el mejor interés en el sujeto de la investigación. Lo mismo puede realizarse con animales, algunas investigaciones que incluyen animales no provocan daños a sus intereses, de manera que un guardián preocupado podría prestar consentimiento por ellos para que participen de estas. Por ejemplo, por años en los laboratorios Lawrence Berkeley, se mantenían varias cabras para proveer sangre para algunos proyectos de investigación. Las cabras proveían pequeñas cantidades de sangre un par de veces al año, y a cambio de eso eran alimentadas y protegidas, recibían excelente cuidado veterinario y tenían una ladera segura para recorrer a lo largo del año. Esas cabras vivieron mucho más que la vida promedio de una cabra. Desafortunadamente, muy pocas de las investigaciones realizadas en animales son tan benignas. Eso es de esperar debido a que la razón principal para realizar investigaciones en animales es que no sería ético realizar tales cosas sobre humanos, y ningún humano consentiría deliberadamente ser el sujeto de tales investigaciones dañinas. Entonces, aunque no toda investigación sobre animales sería eliminada por respeto a sus intereses, la mayoría lo sería.

¿Que podría ser logrado por el movimiento de liberación animal dentro de un tiempo razonable a partir de hoy?

En este momento, hay una confluencia de eventos y causas a partir de los cuales los animales se pueden beneficiar, y los abogados defensores de animales pueden trabajar para ver que es así. La preocupación por el calentamiento global está ganando impulso, creando una audiencia receptiva de la situación apremiante de los animales -como el oso polar- que son adversamente afectados por este calentamiento. La preocupación por preservar especies en peligro permanece fuerte, y el reconocimiento de la importancia de hábitat para mantener especies está creciendo. Los abogados defensores de animales pueden trabajar con ambientalistas para ayudar a los animales desde este punto. La preocupación por la obesidad en sociedades tecnológicamente avanzadas otorga una oportunidad de reducir la demanda de carne y productos lácteos, por lo tanto ayudar a los animales de granja. La urbanización creciente de poblaciones humanas puede ayudar a los animales, ya que quienes viven en la ciudad tradicionalmente ha tenido más empatía hacia los animales. La recesión global también puede reducir la demanda de carne durante los próximos años; este puede ser un buen momento para presionar por restricciones humanas en la crianza industrializada. La expansión de la población humana es la amenaza principal para los animales: con la elección de un Presidente de los Estados Unidos a favor del aborto, las restricciones que la administración Bush impuso al control de nacimientos debe ser levantada. Los abogados defensores de animales pueden ayudarlos colaborando con los esfuerzos por el control de nacimientos humanos. En Estados Unidos, tal vez en cualquier otro lugar también, hay números crecientes de personas para las cuales sus mascotas son sus familias. Este vínculo crecientemente más profundo con animales de compañía otorga oportunidades para reforzar leyes para protegerlos, que pueden ser utilizadas para expandir la protección hacia otros animales.

En los ‘70 y ‘80 existía entre los abogados defensores de animales la sensación de que era inminente un cambio dominante y fundamental en las actitudes sociales similar a aquel de los derechos civiles y movimientos de liberación de las mujeres. Eso no ocurrió, ni existe ningún signo de que esté ocurriendo. Las oportunidades de ayudar a los animales ahora son mas dispersas, modestas y dependientes de las preocupaciones sociales que no son directas o limitadas a mejorar la situación apremiante de los animales. Eso es desalentador, pero también es alentador, ya que significa que existe una gran variedad de oportunidades para todo aquel que quiere ayudar a los animales para elegir aquellas áreas en las cuales se sienta más fuerte y realizar algunas mejoras reales y prácticas para los animales en esa área.


Traducción: Lorena Gabanini para especismocero.org
Fuente: especismocero.org - Entrevista a Steve Sapontzis
Fuente original: abolitionist-online.com - Morals, reason and animals



NOTAS

RespuestasVeganas.Org: La publicación de este artículo en RespuestasVeganas.Org no implica necesariamente que compartamos todas y cada una de las cuestiones expresadas en el mismo; sin embargo, consideramos interesante su publicación por la aportación que puede hacer a la causa del movimiento abolicionista por los Derechos de los Animales.