RESUMEN: ¿Qué es la naturaleza? ¿qué es natural? ¿es lo mismo lo «no natural» que lo artificial? ¿existe lo «no natural»? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí voy a responder.
Algunas personas separan la naturaleza y lo natural que ésta produce, de los humanos y lo «no natural» o «artificial» que estos producen. Esta idea tiene un origen religioso, según la cual la conciencia humana no es un fenómeno natural que emerge de la materia (de un cerebro), como también ocurre con animales de otras especies, sino que dicen que la conciencia humana no es natural o que es «sobrenatural», y por lo tanto dicen que las cosas que ésta produce no son naturales. La realidad es que la conciencia es un fenómeno natural, es decir, los seres humanos son seres naturales como cualquier otro ser, son un producto de la naturaleza, son parte de la naturaleza, no están separados de ella; a esta idea se la llama «naturalismo». La conciencia es un fenómeno natural que emerge de la materia (de un cerebro) y produce un tipo de cosas naturales llamadas «artificios» o «artificiales». El error habitual es usar la palabra «artificial» como sinónimo de «no natural». Todo lo existente es naturaleza y natural, lo «no natural» no existe. No debemos hablar en términos de lo «natural» y lo «no natural», «antinatural» o «contra natura», sino en términos de lo éticamente correcto y de lo éticamente incorrecto a partir del origen del deber (los intereses) y de la universalización del deber mediante el uso de la Lógica: A priori, los intereses no deben ser frustrados.
Palabras clave: artificial, natural, naturaleza, naturalismo, no natural, sobrenatural
Algunas personas separan la naturaleza y lo natural que ésta produce, de los humanos y lo «no natural» o «artificial» que estos producen. Esta idea tiene un origen religioso, según la cual la conciencia humana no es un fenómeno natural que emerge de la materia (de un cerebro), como también ocurre con animales de otras especies, sino que dicen que la conciencia humana no es natural o que es «sobrenatural», y por lo tanto dicen que las cosas que ésta produce no son naturales. La realidad es que la conciencia es un fenómeno natural, es decir, los seres humanos son seres naturales como cualquier otro ser, son un producto de la naturaleza, son parte de la naturaleza, no están separados de ella; a esta idea se la llama «naturalismo». La conciencia es un fenómeno natural que emerge de la materia (de un cerebro) y produce un tipo de cosas naturales llamadas «artificios» o «artificiales». El error habitual es usar la palabra «artificial» como sinónimo de «no natural». Todo lo existente es naturaleza y natural, lo «no natural» no existe. No debemos hablar en términos de lo «natural» y lo «no natural», «antinatural» o «contra natura», sino en términos de lo éticamente correcto y de lo éticamente incorrecto a partir del origen del deber (los intereses) y de la universalización del deber mediante el uso de la Lógica: A priori, los intereses no deben ser frustrados.
Palabras clave: artificial, natural, naturaleza, naturalismo, no natural, sobrenatural
Natura es la traducción latina de la palabra griega physis (φύσις). La Física es la ciencia que estudia la energía, la materia, el espacio y el tiempo así como las interacciones de estos cuatro conceptos entre sí. El término proviene del término latino physica, y éste del término griego τὰ φυσικά, neutro plural de φυσικός, «natural, relativo a la naturaleza».
Algunas personas dicen que «los humanos no son parte de la naturaleza: por un lado están los humanos y por otro lado está la naturaleza». Esta idea tiene un origen religioso según el cual la conciencia humana no es un fenómeno natural que emerge de un cerebro (de la naturaleza), sino que estas personas dicen que «la conciencia humana no es natural, sino sobrenatural, pues es creada por un "dios" en la fecundación y sigue existiendo después de la muerte», y la llaman «alma» (o «espíritu»). Por eso estas personas consideran éticamente incorrecto el aborto desde que se produce la fecundación de un óvulo humano[1], y en cambio consideran éticamente correcto el aborto de animales no humanos y, en general, matarles. En un artículo anterior rebatí las ideas de alma[2] y de espíritu[3]. Por eso estas personas separan cualitativamente a los humanos de los animales no humanos, por eso sólo llaman «naturaleza», «fauna» o «animales» a estos últimos. Sin embargo, la Realidad es que la conciencia humana no es algo «sobrenatural» o «no natural», sino que es un fenómeno natural (perteneciente a la naturaleza) que también se origina de manera particular en los cerebros de animales de otras especies[4]. A la idea según la cual todo es naturaleza y natural es a lo que llamo «naturalismo»; no confundir con otras ideas como «bañarse desnudos», rechazar lo «no natural», etc.
Algunas personas reconocen que los humanos son seres naturales que pertenecen a la naturaleza, pero dicen que «las cosas que crean los humanos no son naturales». Estas mismas personas suelen decir que «las cosas que crean los animales no humanos son naturales», de esta manera siguen dando a entender que los humanos tienen «algo especial» que les diferencia del resto de animales, por tanto se contradicen. Sin embargo, la Realidad es que la conciencia humana es un fenómeno tan natural como la conciencia de los animales no humanos, por lo tanto todo lo que los humanos hacen y crean es tan natural como lo que hacen los animales de otras especies. Lo vemos más claro presentando las premisas y la conclusión:
P1: La conciencia es un fenómeno natural.
P2: Los fenómenos naturales producen cosas naturales.
C: La conciencia produce cosas naturales.
Algunas personas dicen que «lo artificial no es natural». Ésta es la trampa lingüística que hace perdurar la idea religiosa según la cual existe lo «no natural». Como he explicado, la Realidad es que los seres humanos también son un producto de la naturaleza y son parte de ella, y todo lo que produce la naturaleza es natural, ya sea un árbol o un edificio. Por eso es absurdo que alguien diga «vamos a la naturaleza», pues siempre estamos en la naturaleza. Lo que diferencia a los árboles de los edificios es que los árboles se hacen solos, en cambio los edificios los construye una conciencia mediante el trabajo: los construye alguien que tiene interés en construirlos. Los edificios son artificios, son artificiales, pero son tan naturales como lo son los árboles. Asimismo, es artificial todo aquello que haya sido producido por conciencias no humanas.
Algunas personas reconocen que todo es natural, pero dicen que «lo artificial no existe porque la conciencia es un fenómeno que no se desliga del determinismo causa-efecto». Si creemos que el universo es determinista entonces no existiría una diferencia cualitativa entre lo que se crea automáticamente, por ejemplo un árbol, de lo que alguien crea, pues TODO se generaría de manera automática al estar todo regido por la ley de causa-efecto. Sin embargo, en otro artículo expliqué por qué se asume que el libre albedrío existe como una característica natural de la conciencia[5]. Al asumir que existe el libre albedrío se asume que las cosas que no han podido generarse sin la intervención de una conciencia, humana o no humana, son artificiales.
Las personas que afirman que existe lo «no natural» llegan a ideas erróneas como son: la apelación a la naturaleza, el equilibrio de la naturaleza y el argumento de la tradición. La errónea creencia de que existe lo «no natural» es la base en la que se apoya el argumento de apelación a la naturaleza, según la cual las cosas «naturales» son buenas y las cosas «no naturales» son malas[6]. Asimismo, usan la idea de «no natural» para crear la idea de la «naturaleza humana» asociada a «comportamientos naturales» y para condenar los «comportamientos no naturales», «comportamientos antinaturales» o también llamados «comportamientos contra natura»[6]; sin embargo, antes demostré que todas las cosas y acciones son naturales, pues las cosas y las acciones «no naturales» no existen. Por si fuera poco, estas ideas erróneas llevan a su vez a creer que «en la naturaleza existe un equilibrio natural que debe ser respetado»[7] y que, según lo que hemos explicado, vendría a ser un «equilibrio de todo lo existente»: un estado de parálisis que rechaza el cambio (y por lo tanto la evolución biológica y la Ética) para así conservar todo tal y como está; por eso esta idea mantiene una fuerte relación con el argumento de la tradición[8] (conservadurismo político). Cuando hablamos sobre cuestiones de Ética no debemos hablar en términos de lo «natural» y lo «no natural», «antinatural» o «contra natura», sino en términos de lo éticamente correcto y de lo éticamente incorrecto a partir del origen del deber (los intereses) y de la universalización del deber mediante el uso de la Lógica: A priori, los intereses no deben ser frustrados[9].
Algunas personas dicen que «los humanos no son parte de la naturaleza: por un lado están los humanos y por otro lado está la naturaleza». Esta idea tiene un origen religioso según el cual la conciencia humana no es un fenómeno natural que emerge de un cerebro (de la naturaleza), sino que estas personas dicen que «la conciencia humana no es natural, sino sobrenatural, pues es creada por un "dios" en la fecundación y sigue existiendo después de la muerte», y la llaman «alma» (o «espíritu»). Por eso estas personas consideran éticamente incorrecto el aborto desde que se produce la fecundación de un óvulo humano[1], y en cambio consideran éticamente correcto el aborto de animales no humanos y, en general, matarles. En un artículo anterior rebatí las ideas de alma[2] y de espíritu[3]. Por eso estas personas separan cualitativamente a los humanos de los animales no humanos, por eso sólo llaman «naturaleza», «fauna» o «animales» a estos últimos. Sin embargo, la Realidad es que la conciencia humana no es algo «sobrenatural» o «no natural», sino que es un fenómeno natural (perteneciente a la naturaleza) que también se origina de manera particular en los cerebros de animales de otras especies[4]. A la idea según la cual todo es naturaleza y natural es a lo que llamo «naturalismo»; no confundir con otras ideas como «bañarse desnudos», rechazar lo «no natural», etc.
Algunas personas reconocen que los humanos son seres naturales que pertenecen a la naturaleza, pero dicen que «las cosas que crean los humanos no son naturales». Estas mismas personas suelen decir que «las cosas que crean los animales no humanos son naturales», de esta manera siguen dando a entender que los humanos tienen «algo especial» que les diferencia del resto de animales, por tanto se contradicen. Sin embargo, la Realidad es que la conciencia humana es un fenómeno tan natural como la conciencia de los animales no humanos, por lo tanto todo lo que los humanos hacen y crean es tan natural como lo que hacen los animales de otras especies. Lo vemos más claro presentando las premisas y la conclusión:
P1: La conciencia es un fenómeno natural.
P2: Los fenómenos naturales producen cosas naturales.
C: La conciencia produce cosas naturales.
Algunas personas dicen que «lo artificial no es natural». Ésta es la trampa lingüística que hace perdurar la idea religiosa según la cual existe lo «no natural». Como he explicado, la Realidad es que los seres humanos también son un producto de la naturaleza y son parte de ella, y todo lo que produce la naturaleza es natural, ya sea un árbol o un edificio. Por eso es absurdo que alguien diga «vamos a la naturaleza», pues siempre estamos en la naturaleza. Lo que diferencia a los árboles de los edificios es que los árboles se hacen solos, en cambio los edificios los construye una conciencia mediante el trabajo: los construye alguien que tiene interés en construirlos. Los edificios son artificios, son artificiales, pero son tan naturales como lo son los árboles. Asimismo, es artificial todo aquello que haya sido producido por conciencias no humanas.
Algunas personas reconocen que todo es natural, pero dicen que «lo artificial no existe porque la conciencia es un fenómeno que no se desliga del determinismo causa-efecto». Si creemos que el universo es determinista entonces no existiría una diferencia cualitativa entre lo que se crea automáticamente, por ejemplo un árbol, de lo que alguien crea, pues TODO se generaría de manera automática al estar todo regido por la ley de causa-efecto. Sin embargo, en otro artículo expliqué por qué se asume que el libre albedrío existe como una característica natural de la conciencia[5]. Al asumir que existe el libre albedrío se asume que las cosas que no han podido generarse sin la intervención de una conciencia, humana o no humana, son artificiales.
Las personas que afirman que existe lo «no natural» llegan a ideas erróneas como son: la apelación a la naturaleza, el equilibrio de la naturaleza y el argumento de la tradición. La errónea creencia de que existe lo «no natural» es la base en la que se apoya el argumento de apelación a la naturaleza, según la cual las cosas «naturales» son buenas y las cosas «no naturales» son malas[6]. Asimismo, usan la idea de «no natural» para crear la idea de la «naturaleza humana» asociada a «comportamientos naturales» y para condenar los «comportamientos no naturales», «comportamientos antinaturales» o también llamados «comportamientos contra natura»[6]; sin embargo, antes demostré que todas las cosas y acciones son naturales, pues las cosas y las acciones «no naturales» no existen. Por si fuera poco, estas ideas erróneas llevan a su vez a creer que «en la naturaleza existe un equilibrio natural que debe ser respetado»[7] y que, según lo que hemos explicado, vendría a ser un «equilibrio de todo lo existente»: un estado de parálisis que rechaza el cambio (y por lo tanto la evolución biológica y la Ética) para así conservar todo tal y como está; por eso esta idea mantiene una fuerte relación con el argumento de la tradición[8] (conservadurismo político). Cuando hablamos sobre cuestiones de Ética no debemos hablar en términos de lo «natural» y lo «no natural», «antinatural» o «contra natura», sino en términos de lo éticamente correcto y de lo éticamente incorrecto a partir del origen del deber (los intereses) y de la universalización del deber mediante el uso de la Lógica: A priori, los intereses no deben ser frustrados[9].