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ARGUMENTO: “Los animales no tienen empatía, simpatía ni compasión”

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Algunas personas dicen que «los animales no humanos no tienen empatía ni compasión». Estas personas dicen que esa es la razón por la que es éticamente correcto maltratar a los animales no humanos. Sin embargo, la principal característica éticamente relevante para respetar a alguien es que es alguien, es un ser sintiente[1], no la capacidad de empatía, de simpatía o de compasión. Los humanos también pueden empatizar y compadecerse de quienes pertenecen a otras especies[2].

- El 9 de diciembre de 2011, la revista Science publicó un estudio titulado «Empathy and Pro-Social Behavior in Rats», realizado por especialistas del cerebro de la Universidad de Chicago (norte). El estudio  muestra que las ratas tienen empatía hacia otras ratas. Se colocó una rata encerrada en un inmovilizador que mostraba signos de agitación y una a una se comprobó que las otras ratas aprendieron a abrir la puerta para liberarla, la cual era dificil de abrir. Las ratas no abrieron los inmovilizadores cuando estaban vacíos o contenían objetos. Liberaron a los compañeros de celda incluso cuando se impidió el contacto social. Cuando se liberó a una jaula de combate contra el chocolate contenido dentro de un segundo dispositivo de contención, las ratas abrieron ambos restrictores y típicamente compartieron el chocolate. Por lo tanto, las ratas se comportan de manera pro-social en respuesta a la angustia de un conespecífico, proporcionando una fuerte evidencia de las raíces biológicas del comportamiento de ayuda motivado empáticamente. Según Jean Decety, este estudio es «el primero en poner en evidencia un comportamiento de ayuda en las ratas suscitado por un sentimiento de empatía». Incluso cuando los científicos rediseñaron el experimento para comprobar si las ratas liberarían a otros colegas distintos a aquel con que convivieron, estas lo hicieron, lo que muestra que no estaban motivadas por compañerismo. «No hubo otra razón para realizar esta acción que finalizar la aflicción de las ratas atrapadas», dijo el investigador Bartal. «En el modelo del mundo de las ratas, ver este comportamiento repetido de forma constante significa, básicamente, que la acción es gratificante para la rata» que libera a su par. En la última prueba para medir la resolución de las ratas, los científicos les pusieron un montón de trozos de chocolate en la caja. En situaciones normales, las ratas devorarían todo el chocolate. Pero, también entonces, las ratas tendían a actuar de forma benevolente: incluso cuando en algunos casos tomaban unas pocas pepitas en primer lugar, liberaban a su compañero y compartían el chocolate con él. Puesto que la mayoría, aunque no todas las ratas, abrían las puertas para sus compañeros, el próximo paso de la investigación podría ser buscar «la fuente biológica de estas diferencias de comportamiento», se indica en el estudio.