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ARGUMENTO: “La eutanasia y el suicidio son acciones éticamente incorrectas”

RESUMEN: ¿Es éticamente incorrecto suicidarse? ¿debemos ayudar a otros a suicidarse? ¿debemos matar a quien lo solicita? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí voy a responder.

La eutanasia es el acto mediante el cual una persona mata a quien padece una enfermedad incurable que le produce gran dolor y angustia. En cambio, el suicidio es el acto mediante el que un individuo acaba voluntaria y activamente con su propia vida; si el suicida recibe ayuda para suicidarse entonces se denomina suicidio asistido. Si un individuo, sin estar coaccionado por nada ni por nadie, decide matarse de una determinada manera entonces no frustra su interés de vivir, pues tiene interés de morir de esa determinada manera. Esto es análogo a aquella situación en la que alguien decide libremente dañar su cuerpo o su salud, poniéndose un piercing, fumando, etc. En algunos casos, no permitir a un adulto sano no coaccionado que se quite la vida es lo mismo que torturarle.

Palabras clave: dictadura de la salud, eutanasia, suicidio, suicidio asistido


1. Algunas personas no conocen la diferencia entre eutanasia y suicidio. En el siguiente desplegable se explican las diferencias:


2. Algunas personas dicen que «la eutanasia y el suicidio son actos éticamente incorrectos, aunque morir sea la voluntad de alguien». Una de las primeras menciones al rechazo de la eutanasia aparece en el juramento hipocrático cuando dice: «No accederé a pretensiones que busquen la administración de venenos, ni sugeriré a nadie cosa semejante». Éste texto fue escrito en el siglo V a.C. supuestamente por Hipócrates de Cos (460 a.C.-370 a.C.). Hipócrates fue un médico de la Antigua Grecia que ejerció durante el llamado siglo de Pericles y es considerado «el padre de la medicina». También algunas religiones, por ejemplo la Iglesia Católica Romana, los Testigos de Jehová, etc. dicen que «la eutanasia y el suicidio asistido es asesinar a un ser humano»[1] o «lo que dios te ha dado, sólo dios te lo debe quitar». Es decir, estas personas dan prioridad a la vida de los humanos sobre el interés de estos a no seguir viviendo. Sin embargo, querer morir es éticamente correcto porque no se hace mal a nadie.[2] Evidentemente, dicho interés en morir no debe estar coaccionado por amenazas, ni por una situación que pueda ser solucionada socialmente. En el artículo sobre la fundamentación de la Ética demostré que el deber ético no se origina en la obediencia a supuestos «seres superpoderosos»[3], sino en los intereses[4]. Por eso si alguien tiene interés en morir, porque su problema no tiene solución, entonces no debemos impedírselo, sino ayudarle, excepto si permitiéndoselo se estiman peores consecuencias para el avance de la Ética. Por lo tanto, la eutanasia y el suicidio deben ser legales, pero deben estar reguladas mediante un procedimiento que impida que el suicidio y la eutanasia se produzcan motivados por coacciones.


3. Algunas personas dicen que «matar a quien no nos dice que quiere morir es éticamente incorrecto». Entre quienes no nos pueden decir que quieren morir están: humanos que no pueden comunicarnos si quieren morir ni hacerlo por sí mismos y todos los animales no humanos. Estos pacientes presentan problemas de salud terminales, asociados al sufrimiento, que hacen que el tiempo que les queda de vida no merezca la pena ser vivido. En estos casos, no tiene sentido alargar esos constantes estados de sufrimiento. Así lo explica Óscar Horta:

Una vida en la que nos pasan cosas positivas es una vida valiosa que es beneficiosa para nosotros vivir. Éste es el motivo por el que nos daña la muerte, porque hace que dejemos de vivir las cosas positivas que nos pueden pasar en la vida. Y puede darse también el caso contrario. Imaginemos, por ejemplo, una vida padeciendo tormentos en una cámara de tortura, sin ningún disfrute y sólo con un terrible sufrimiento. Tal vida sería horrible. Podríamos considerar que sería mejor no vivir que vivir de ese modo. Sería, por tanto, una vida con un valor negativo. Asimismo, una vida sin ninguna clase de experiencias, una vida en un estado de total inconsciencia [...] es una vida que ni tiene cosas positivas ni cosas negativas para quien la viva. Ni es bueno ni es malo vivir una vida así: simplemente, no tiene ningún valor, ni positivo ni negativo. -Óscar Horta, «La capacidad de sufrir y disfrutar»


Documental: Eutanasia: ¿piedad o asesinato? (Link)

4. Algunas personas dicen que «dañar el propio cuerpo y/o dañar la propia salud es éticamente incorrecto». Según estas personas: «debe respetarse el cuerpo y/o la salud, independientemente de cuáles sean los intereses de la persona sobre su propio cuerpo y sobre su propia salud», es decir, dicen que es éticamente incorrecto el tabaquismo, el consumo de alcohol, los piercings, el masoquismo, etc. y que deben prohibirse; a dicha idea la podemos llamar «la dictadura de la salud». Esta idea está relacionada con la idea religiosa de rechazar la eutanasia y el suicidio, pues erróneamente también intenta imponer una norma ética sobre los cuerpos de otras personas sin considerar los intereses de dichas personas.

5. Algunas personas reconocen que debemos respetar los intereses de los demás, pero dicen que «tenemos algunos "intereses fijos"». Por ejemplo, según estas personas, el interés en seguir viviendo y el interés en vivir sano son «intereses fijos», es decir, afirman que todas las personas siempre tienen interés en seguir viviendo y en hacerlo sanamente. Consideran que afirmar «tengo el interés de morir» y «tengo el interés de dañar mi salud» son afirmaciones contradictorias, es decir, absurdas. Debido a ello se oponen al consumo de tóxicos, a la eutanasia y al suicidio. Por ejemplo, Luis Tovar en su blog «Filosofía Vegana» ha defendido esta idea en alguna ocasión, aunque ha reconocido que no lo tiene claro y habla de «excepciones», sin fundamentarlas racionalmente. Algunas de estas personas, dicen que «en condiciones normales, el interés en conservar la vida es constitutivo al individuo sintiente (lo mismo que el «instinto» de alimentarse) y no desaparece nunca (aunque podamos ocultarlo momentáneamente)», pero contradictoriamente dicen que «si alguien no tiene interés en conservar la vida entonces siempre es debido a una circunstancia motivada por alguna situación anómala (enfermedad, lesión muy grave, depresión, etc.) que impide el normal desarrollo de su vida y de sus intereses». Por ello, dicen que «si decidimos matarnos nos discriminamos voluntariamente a nosotros mismos al atentar contra nuestros propios "intereses fijos" y, por lo tanto, es una acción éticamente incorrecta». El error que cometen estas personas es afirmar que existen «intereses fijos», lo cual es contrario a la definición de «interés». Un interés es algo que alguien quiere que ocurra, no existen intereses fijos, un interés no puede ser autofrustrado.[2]

6. Algunas personas dicen que «la eutanasia y el suicidio frustran el interés de las personas que no quieren que esa persona muera». Es decir, lo que sugieren estas Si una persona adulta mentalmente sana, informada y no coaccionada decide realizar ciertas acciones que sabe que van a tener como consecuencia su propia muerte entonces eso quiere decir que dicha persona tiene interés en morir de esa determinada manera: morir así es su interés final y por lo tanto utiliza su interés en seguir viviendo como medio para lograrlo. personas es que tenemos un derecho ético sobre los cuerpos y las vidas de los demás. Creen que tenemos derecho a que quien se quiere suicidar no se suicide y siga sufriendo. Esta idea parte de la posesión y de la dependencia emocional de los demás. Sin embargo, los demás no son nuestras propiedades, sino que son seres sintientes con sus propios intereses. Los intereses que tenemos sobre nuestro propio cuerpo y vida tienen prioridad sobre los intereses que los demás tienen sobre él y ella. Tenemos derecho a la salud y a la vida, no la obligación de estar sanos y vivir para agradar a otros.