A partir del 18 de diciembre de 2017 y al menos hasta agosto de 2018, se realizarán obras de remodelación del muro perimetral y de los desagües del Lago de la Casa de Campo de Madrid. Estas obras van a suponer el genocidio de los 14.000 peces que se estima que viven en los 165.000 metros cúbicos de agua que este lago contiene. Así lo explicaba el Ayuntamiento de Madrid en una nota de prensa el 12 de diciembre: «Comienzan las obras de rehabilitación del Lago de la Casa de Campo y su entorno». Beatriz García San Gabino, directora general de Gestión del Agua y Zonas Verdes, señalaba que: «El objetivo principal de las obras es trabajar sobre el muro».
Los peces de especies autóctonas que se pudieran encontrar en el lago se trasladarán al río Manzanares, pero según un estudio realizado por el Ayuntamiento de Madrid, la práctica totalidad de peces son: carpa común y royal (Cyprinus carpio), carpines (Carassius auratus), percasoles (Lepomis gibbosus) y gambusias (Gambusia affinis), todos ellos catalogados como «especies invasoras» por la «Ley de Especies Exóticas Invasoras». Según dicha ley, quienes pertenezcan a especies invasoras deben ser asesinados. Por ello, los defensores de los Derechos Animales exigimos que se anulen la «Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad» y también el «Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto, por el que se regula el Catálogo español de especies exóticas invasoras». Y no sólo eso, sino que exigimos que se reconozca el derecho a la salud/vida de todos los seres sintientes. Es paradójico que esta «Ley de Especies Exóticas Invasoras» la hayan creado individuos de la especie animal más invasora que existe: la especie humana antropocentrista[1], que desde África ha invadido todos los lugares de la Tierra, y que destruye todo y asesina.
Fernando Martínez-Vidal, portavoz de Medio Ambiente del Partido Popular (PP) en el Ayuntamiento de Madrid, con la demagogia taurina que caracteriza a dicho partido y hablando en términos de toneladas en lugar de en términos de individuos, criticó las obras del Lago de la Casa de Campo diciendo lo siguiente: «qué obsesión tienen ustedes con acabar con las corridas de toros, una cuestión puramente ideológica, y con qué facilidad acaban con 6 toneladas de peces. No sé si alguien estos días le cantará estos días "pero mira como mueren los peces en el río"». Inés Sabanés, delegada de Medio Ambiente y Movilidad por Ahora Madrid, el partido que gobierna en el Ayuntamiento de Madrid, le replicaba diciéndole que la normativa sobre las «especies exóticas invasoras» la marcan la Comunidad de Madrid y el Estado, ambas en manos del PP.
Es cierto que los ayuntamientos no tienen competencias en la aplicación de la «Ley de Especies Exóticas Invasoras» y que por tanto dicha ley les exige matar a quienes hayan sido capturados y se encuentren en la lista negra de especies que ésta contiene. Por lo tanto, según esta ley, es ilegal que el Ayuntamiento de Madrid traslade a los peces del lago a diferentes recintos (o a un nuevo lago) donde podrían ser esterilizados. También parece que es ilegal trasladar a los peces fuera de España. Sin embargo, el Ayuntamiento de Madrid, en manos del partido político Ahora Madrid, podría haber evitado el genocidio de los 14.000 peces de una de estas dos maneras:
A) No realizando las obras.
B) Realizando las obras de alguna otra manera (sin sacar a los peces del lago), lo cual no sé si es técnicamente posible en este caso. Actualización: Al ir vaciando el Lago de la Casa de Campo de Madrid han quedado los muros al descubierto y el agua concentrada en la parte central del lago (ver fotos). Por lo tanto se pueden hacer las obras de los muros manteniendo a los peces en el agua, sin matarles.
Fotos de @DanielSenda
En lugar de esto, responsables del Ayuntamiento de Madrid, del partido Ahora Madrid, han decidido realizar las obras y asesinar a los 14.000 peces. Toda esta innecesaria crueldad no ocurriría si el Partido Animalista PACMA gobernase en el Ayuntamiento de Madrid. PACMA ha sido el único partido político que se ha opuesto al exterminio de peces en el lago de la Casa de Campo, así como se opone a la pesca de estos animales. Lo racional y ético es que se anulen/paralicen las obras hasta que se encuentre una solución para la salud y la vida de estos 14.000 peces. Es difícil que esto suceda en una sociedad antropocentrista y egoísta, por eso es importante que cada vez se unan más personas a la causa.
En los genocidios que se cometen contra los peces a bordo de barcos pesqueros y en otros lugares, es habitual que no se usen medios para reducir el dolor y sufrimiento que estos sienten.[2] La novedad en el genocidio de los peces del Lago de la Casa de Campo es que, aunque la normativa no obliga a ello, el Ayuntamiento de Madrid reconoce que los peces sienten dolor y sufren (supone «un paso adelante»), razón por la cual les aplicará la Ley de Protección Animal para especies domésticas, con el fin de reducir el dolor y el sufrimiento que estos peces van a sentir cuando les maten. Primero, los peces serán aturdidos mediante pesca eléctrica produciendo un campo de corriente eléctrica dentro del agua que hace que los peces entren en un tipo de parálisis que facilita su captura mediante redes. Después de eso serán asesinados con aceite de clavo de olor (Syzygium aromaticum), que destaca por su alto contenido en eugenol.
Quienes queremos seguir viviendo nos oponemos a que nos maten, aunque nos maten sin sufrimiento. Matar a quien tiene interés en seguir viviendo es un hecho éticamente incorrecto y de bastante gravedad, independientemente de que a la víctima se la mate sin causarla sufrimiento (difícil de conseguir). Evidentemente, si nos matan sin sufrimiento es menos malo, pero sigue siendo algo que defendemos que no debe suceder y que así está presente en la Regla de Oro de la Ética: «A priori, los intereses no deben ser frustrados.»[3]
Lago de la Casa de Campo (Madrid) (Link)
Los peces de especies autóctonas que se pudieran encontrar en el lago se trasladarán al río Manzanares, pero según un estudio realizado por el Ayuntamiento de Madrid, la práctica totalidad de peces son: carpa común y royal (Cyprinus carpio), carpines (Carassius auratus), percasoles (Lepomis gibbosus) y gambusias (Gambusia affinis), todos ellos catalogados como «especies invasoras» por la «Ley de Especies Exóticas Invasoras». Según dicha ley, quienes pertenezcan a especies invasoras deben ser asesinados. Por ello, los defensores de los Derechos Animales exigimos que se anulen la «Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad» y también el «Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto, por el que se regula el Catálogo español de especies exóticas invasoras». Y no sólo eso, sino que exigimos que se reconozca el derecho a la salud/vida de todos los seres sintientes. Es paradójico que esta «Ley de Especies Exóticas Invasoras» la hayan creado individuos de la especie animal más invasora que existe: la especie humana antropocentrista[1], que desde África ha invadido todos los lugares de la Tierra, y que destruye todo y asesina.
Fernando Martínez-Vidal, portavoz de Medio Ambiente del Partido Popular (PP) en el Ayuntamiento de Madrid, con la demagogia taurina que caracteriza a dicho partido y hablando en términos de toneladas en lugar de en términos de individuos, criticó las obras del Lago de la Casa de Campo diciendo lo siguiente: «qué obsesión tienen ustedes con acabar con las corridas de toros, una cuestión puramente ideológica, y con qué facilidad acaban con 6 toneladas de peces. No sé si alguien estos días le cantará estos días "pero mira como mueren los peces en el río"». Inés Sabanés, delegada de Medio Ambiente y Movilidad por Ahora Madrid, el partido que gobierna en el Ayuntamiento de Madrid, le replicaba diciéndole que la normativa sobre las «especies exóticas invasoras» la marcan la Comunidad de Madrid y el Estado, ambas en manos del PP.
Es cierto que los ayuntamientos no tienen competencias en la aplicación de la «Ley de Especies Exóticas Invasoras» y que por tanto dicha ley les exige matar a quienes hayan sido capturados y se encuentren en la lista negra de especies que ésta contiene. Por lo tanto, según esta ley, es ilegal que el Ayuntamiento de Madrid traslade a los peces del lago a diferentes recintos (o a un nuevo lago) donde podrían ser esterilizados. También parece que es ilegal trasladar a los peces fuera de España. Sin embargo, el Ayuntamiento de Madrid, en manos del partido político Ahora Madrid, podría haber evitado el genocidio de los 14.000 peces de una de estas dos maneras:
A) No realizando las obras.
B) Realizando las obras de alguna otra manera (sin sacar a los peces del lago), lo cual no sé si es técnicamente posible en este caso. Actualización: Al ir vaciando el Lago de la Casa de Campo de Madrid han quedado los muros al descubierto y el agua concentrada en la parte central del lago (ver fotos). Por lo tanto se pueden hacer las obras de los muros manteniendo a los peces en el agua, sin matarles.
En lugar de esto, responsables del Ayuntamiento de Madrid, del partido Ahora Madrid, han decidido realizar las obras y asesinar a los 14.000 peces. Toda esta innecesaria crueldad no ocurriría si el Partido Animalista PACMA gobernase en el Ayuntamiento de Madrid. PACMA ha sido el único partido político que se ha opuesto al exterminio de peces en el lago de la Casa de Campo, así como se opone a la pesca de estos animales. Lo racional y ético es que se anulen/paralicen las obras hasta que se encuentre una solución para la salud y la vida de estos 14.000 peces. Es difícil que esto suceda en una sociedad antropocentrista y egoísta, por eso es importante que cada vez se unan más personas a la causa.
En los genocidios que se cometen contra los peces a bordo de barcos pesqueros y en otros lugares, es habitual que no se usen medios para reducir el dolor y sufrimiento que estos sienten.[2] La novedad en el genocidio de los peces del Lago de la Casa de Campo es que, aunque la normativa no obliga a ello, el Ayuntamiento de Madrid reconoce que los peces sienten dolor y sufren (supone «un paso adelante»), razón por la cual les aplicará la Ley de Protección Animal para especies domésticas, con el fin de reducir el dolor y el sufrimiento que estos peces van a sentir cuando les maten. Primero, los peces serán aturdidos mediante pesca eléctrica produciendo un campo de corriente eléctrica dentro del agua que hace que los peces entren en un tipo de parálisis que facilita su captura mediante redes. Después de eso serán asesinados con aceite de clavo de olor (Syzygium aromaticum), que destaca por su alto contenido en eugenol.
Quienes queremos seguir viviendo nos oponemos a que nos maten, aunque nos maten sin sufrimiento. Matar a quien tiene interés en seguir viviendo es un hecho éticamente incorrecto y de bastante gravedad, independientemente de que a la víctima se la mate sin causarla sufrimiento (difícil de conseguir). Evidentemente, si nos matan sin sufrimiento es menos malo, pero sigue siendo algo que defendemos que no debe suceder y que así está presente en la Regla de Oro de la Ética: «A priori, los intereses no deben ser frustrados.»[3]
Lago de la Casa de Campo (Madrid) (Link)