Los genitales son un conjunto de órganos biológicos reproductores, sexuales, hormonales y excretores. Existen dos tipos de genitales: vagina y pene. Lo habitual es que los animales tengamos una vagina o un pene, pero esto no ocurre en el 100% de los casos. Hay quienes no tienen genitales (nacieron sin ellos o los perdieron). También existen algunos casos de personas que nacieron con dos genitales. Por ejemplo, los hermafroditas tienen vagina y pene, otros nacieron con dos vaginas, y otros nacieron con dos penes.
Además de la realidad biológica, existe una realidad psicológica (la conciencia del ser) que es a lo que llamamos «ser alguien», es decir, ser una persona y no una cosa. La comunidad científica reconoce la existencia de conciencia en la especie humana y también en otras especies de animales[1]. Las personas tenemos intereses y es en dichos intereses en los que se fundamentan las normas de la Ética[2]. Lo habitual es que las personas nos identifiquemos con nuestros genitales, pero esto no ocurre en el 100% de los casos. Existen personas que no se identifican con su realidad biológica genital, y por ello solicitan una operación de cambio de sexo: los transexuales. No identificarse con los propios genitales no es una moda porque no se elige, sino que se nace así: se les educa como a niños, pero se sienten niñas, o viceversa. Nadie solicita una operación de cambio de genitales por moda, sino que cuando alguien la solicita es porque realmente se siente como dice. Puede obtenerse más información en la web Chrysallis de la Asociación de Familias de Niños Transexuales, que ha denunciado a «Hazte Oír».
A finales de febrero de 2017 la organización religiosa ultracatólica «Hazte Oír» desató la polémica al poner en circulación un autobús con un mensaje que negaba la existencia de personas transexuales.
El mensaje en el autobús de «Hazte Oír» era el siguiente:
Vemos que el mensaje de la campaña de «Hazte Oír» ignora la realidad psicológica o conciencia (lo que erróneamente ellos llaman «alma»), pues sólo tienen en cuenta la realidad biológica (los genitales). Es decir, niegan la existencia de personas transexuales, no les importan, y además llaman «mentirosos» a quienes afirman que estos existen.
Sin embargo, la realidad no es como la describe «Hazte Oír», sino que es la siguiente:
Hay algunas niñas que tienen pene. Y se operan para que les construyan una vagina.
Hay algunos niños que tienen vulva. Y se operan para que les construyan un pene.
Decir lo contrario sí que es engañar. Como se vé, esencialmente existen dos ideologías: la defensa de la realidad (el pensamiento científico) y la negación de la realidad (el pensamiento mágico o religioso).
Respecto a las letras negras del autobús que dicen que «si naces hombre, eres hombre» y «si eres mujer, seguirás siendo mujer», damos la razón a «Hazte Oír», pues si un hombre nace con vulva, es un hombre, y si una mujer nace con pene seguirá siendo mujer.
Detrás de la descripción errónea de la realidad que hace «Hazte Oír» está la intención de imponer normas religiosas que, por ser normas religiosas, no se fundamentan racionalmente[3]. En el caso que nos ocupa, los religiosos afirman que «es éticamente incorrecto ser transexual». Sin embargo, la realidad es que no hay nada éticamente incorrecto en que quien no se siente identificado con el sexo de sus genitales decida operarse para cambiárselos por otros, pues al hacerlo reduce su sufrimiento y aumenta su disfrute sin frustrar los intereses de los demás. Las personas no deben estar al servicio de la realidad biológica, sino que es la realidad biológica la que debe estar al servicio de las personas. Es decir, lo importante son los intereses de las personas, no los cuerpos o apariencias.
Son los transfóbicos, mediante sus normas religiosas absurdas, los que pretenden frustrar el interés de los demás a hacer lo quieran con su propio cuerpo y los que promueven el rechazo social hacia los transexuales, creando sufrimiento, es decir, creando un mundo éticamente peor.
Afortunadamente, la Justicia dió la orden de inmovilizar el autobús del odio y obligó a «Hazte Oír» a retirar el mensaje transfóbico, así como debe impedirse la difusión de campañas pederastas, campañas terroristas, etc., pues la «libertad de expresión» debe estar regulada por la Ética (expresión ética), no se debe permitir todo.
El autobús del odio: Hazte Oír [Háztelo mirar] (Link)
También existen algunas personas que no se sienten identificadas psicológicamente como hombres (género masculino) ni como mujeres (género femenino), y son clasificados como «género neutro» independientemente de sus genitales, pero de momento voy a dejar el tema aquí.
Además de la realidad biológica, existe una realidad psicológica (la conciencia del ser) que es a lo que llamamos «ser alguien», es decir, ser una persona y no una cosa. La comunidad científica reconoce la existencia de conciencia en la especie humana y también en otras especies de animales[1]. Las personas tenemos intereses y es en dichos intereses en los que se fundamentan las normas de la Ética[2]. Lo habitual es que las personas nos identifiquemos con nuestros genitales, pero esto no ocurre en el 100% de los casos. Existen personas que no se identifican con su realidad biológica genital, y por ello solicitan una operación de cambio de sexo: los transexuales. No identificarse con los propios genitales no es una moda porque no se elige, sino que se nace así: se les educa como a niños, pero se sienten niñas, o viceversa. Nadie solicita una operación de cambio de genitales por moda, sino que cuando alguien la solicita es porque realmente se siente como dice. Puede obtenerse más información en la web Chrysallis de la Asociación de Familias de Niños Transexuales, que ha denunciado a «Hazte Oír».
A finales de febrero de 2017 la organización religiosa ultracatólica «Hazte Oír» desató la polémica al poner en circulación un autobús con un mensaje que negaba la existencia de personas transexuales.
El mensaje en el autobús de «Hazte Oír» era el siguiente:
Los niños tienen pene.
Las niñas tienen vulva.
Que no te engañen.
Si naces hombre, eres hombre.
Si eres mujer, seguirás siendo mujer.
Vemos que el mensaje de la campaña de «Hazte Oír» ignora la realidad psicológica o conciencia (lo que erróneamente ellos llaman «alma»), pues sólo tienen en cuenta la realidad biológica (los genitales). Es decir, niegan la existencia de personas transexuales, no les importan, y además llaman «mentirosos» a quienes afirman que estos existen.
Sin embargo, la realidad no es como la describe «Hazte Oír», sino que es la siguiente:
Hay algunas niñas que tienen pene. Y se operan para que les construyan una vagina.
Hay algunos niños que tienen vulva. Y se operan para que les construyan un pene.
Decir lo contrario sí que es engañar. Como se vé, esencialmente existen dos ideologías: la defensa de la realidad (el pensamiento científico) y la negación de la realidad (el pensamiento mágico o religioso).
Respecto a las letras negras del autobús que dicen que «si naces hombre, eres hombre» y «si eres mujer, seguirás siendo mujer», damos la razón a «Hazte Oír», pues si un hombre nace con vulva, es un hombre, y si una mujer nace con pene seguirá siendo mujer.
Detrás de la descripción errónea de la realidad que hace «Hazte Oír» está la intención de imponer normas religiosas que, por ser normas religiosas, no se fundamentan racionalmente[3]. En el caso que nos ocupa, los religiosos afirman que «es éticamente incorrecto ser transexual». Sin embargo, la realidad es que no hay nada éticamente incorrecto en que quien no se siente identificado con el sexo de sus genitales decida operarse para cambiárselos por otros, pues al hacerlo reduce su sufrimiento y aumenta su disfrute sin frustrar los intereses de los demás. Las personas no deben estar al servicio de la realidad biológica, sino que es la realidad biológica la que debe estar al servicio de las personas. Es decir, lo importante son los intereses de las personas, no los cuerpos o apariencias.
Son los transfóbicos, mediante sus normas religiosas absurdas, los que pretenden frustrar el interés de los demás a hacer lo quieran con su propio cuerpo y los que promueven el rechazo social hacia los transexuales, creando sufrimiento, es decir, creando un mundo éticamente peor.
Afortunadamente, la Justicia dió la orden de inmovilizar el autobús del odio y obligó a «Hazte Oír» a retirar el mensaje transfóbico, así como debe impedirse la difusión de campañas pederastas, campañas terroristas, etc., pues la «libertad de expresión» debe estar regulada por la Ética (expresión ética), no se debe permitir todo.
El autobús del odio: Hazte Oír [Háztelo mirar] (Link)
También existen algunas personas que no se sienten identificadas psicológicamente como hombres (género masculino) ni como mujeres (género femenino), y son clasificados como «género neutro» independientemente de sus genitales, pero de momento voy a dejar el tema aquí.