ARGUMENTO: "Un software también puede tener una conciencia"
RESUMEN: ¿Qué es la conciencia? ¿cómo se origina? ¿puede tener conciencia un ser inerte? ¿es posible que un software de inteligencia artificial tenga conciencia? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí voy a responder.
La conciencia es un fenómeno natural que emerge de un cerebro. Cada ser que tiene conciencia sólo puede demostrársela a sí mismo, razón por la cual las conciencias ajenas se infieren lógicamente mediante el uso de analogías. Mientras que podemos inferir lógicamente la existencia de conciencia en seres biológicamente similares a uno mismo gracias a la existencia de SNC, respuestas fisiológicas, respuestas químicas, encefalograma, etc., existe un abismo entre la propia conciencia y un software de inteligencia artificial debido a que ésta posee un sustrato material cualitativamente diferente (materia inorgánica), por lo que es imposible inferir lógicamente que un software tenga conciencia.
La ciencia afirma que la conciencia se origina en estructuras físicas del cerebro. La existencia de la propia conciencia sólo puede ser demostrada empíricamente a uno mismo. Yo, como conciencia que soy, compruebo que existo empíricamente, pero no puedo demostrar a otros la existencia empírica de mi conciencia, ni los demás pueden demostrarme las suyas. La existencia de conciencias ajenas se
infiere lógicamente a partir de la existencia de la conciencia propia mediante el uso de analogías: si la conciencia emerge de una determinada estructura del cerebro y dicha estructura la poseen otros entonces se infiere lógicamente que esos otros también tienen conciencia. Es así como la ciencia ha encontrado en el cerebro humano y en cerebros no humanos las estructuras que generan la conciencia[1].
Existen dudas sobre cómo se origina la conciencia a partir del cerebro biológico, lo cual genera diferentes teorías sobre si es posible que un software de inteligencia artificial adquiera conciencia.Roger Penrose se ha ocupado del problema de la realidad física de la conciencia y ha analizado diversas pretensiones teóricas por parte de la inteligencia artificial de simular o construir artefactos que tengan conciencia. Penrose clasifica las cuatro posturas actuales ante la cuestión de si la conciencia es o no es computable algorítmicamente:
A. Inteligencia Artificial Fuerte. Según dicha teoría, todo pensamiento es un proceso de computación, es decir, en particular la percepción de uno mismo y la autoconciencia son procesos emergentes que son resultado directo de la computación o de un algoritmo adecuado. Es decir, un programa de ordenador podría adquirir conciencia.
B. La conciencia es una consecuencia del tipo de acción física que ocurre en el cerebro, y aunque cualquier acción física puede simularse apropiadamente a través de medios computacionales; el hecho de que se lleve a cabo un proceso de simulación computacional del cerebro no comportaría, por sí mismo, la aparición auténtica de la autoconciencia. John Searle sería un partidario de la postura.
C. La realización de cierta actividad física en el cerebro es lo que lleva a la aparición de la autoconciencia; sin embargo, aunque puede ser reproducida artificialmente, dicha acción no puede simularse algorítmicamente. Roger Penrose ha argumentado fuertemente esta postura, relacionándola con otros problemas abiertos de la física como la teoría cuántica de la gravedad.
En 2007, se publicó el libro «Las sombras de la mente», en el que Roger Penrose explica que, la mente no puede reducirse a los esquemas simplistas de modelos computacionales. Por lo tanto, nunca se podrá recrear un cerebro pensante mediante software de inteligencia artificial. Penrose comienza por ello demostrando que la «comprensión» es algo que va mucho más allá de la mera computación, y trata de averiguar de qué modo la consciencia aparece «a partir de la materia, el espacio y el tiempo». Penrose sostiene que mientras las señales neuronales pueden comportarse como sucesos explicables en términos de la física clásica, las conexiones entre las neuronas están controladas a un nivel más profundo, donde debe existir una actividad en la frontera cuántico/clásico. El nivel neuronal que nos describen las representaciones habituales del cerebro es una mera sombra de una actividad más profunda donde debe buscarse la base física de la mente: el campo mecanico-cuántico que los humanos experimentamos como consciencia y libre albedrío. Su propuesta, tan atrevida, le obliga a profundizar en aspectos complejos e innovadores de la ciencia, pero deja abierto un camino para que, a través de una selección de las partes más accesibles del libro, cualquier lector pueda seguir con facilidad el argumento que expone. Como ha dicho Christopher Lehmann-Haupt, Penrose nos revela en este libro mundos insospechados, difíciles de ver, pero que, conducidos por él, «resulta emocionante imaginar».
D. La conciencia de tipo humano no puede entenderse propiamente en términos físicos, computacionales o científicos de otro tipo. Ésta es la postura que normalmente adoptan las religiones.
Algunas personas dicen que la conciencia se origina de la materia si existe la suficiente complejidad de procesamiento de información, aunque la base material no sea biológica. Según estas personas, la conciencia(1) no es un fenómeno emergente de la materia, sino que dicen que «Es el procesamiento de información lo que produce la experiencia» si ésta alcanza «una determinada complejidad», independientemente del sustrato material en el que se realiza dicho procesamiento. Por ejemplo, podemos encontrar esta idea en el artículo «Why Digital Sentience is Relevant to Animal Activists», escrito por Brian Tomasik, publicado el 3 de febrero de 2015 en la web Animal Charity Evaluators. También la organización antiespecista Ética Animal, en referencia al proyecto Robobee de la Universidad de Harvard, publicaba el 28 de mayo de 2015 una nota en Facebook sobre su posicionamiento respecto a esta cuestión: «si fabricas una réplica exacta del sistema nervioso de un ser sintiente, esa réplica será capaz de realizar exactamente las mismas funciones que tal sistema nervioso». Según este planteamiento, lo único relevante para generar un nuevo fenómeno físico es la estructura, no la materia. Esto queda rebatido por el hecho de que para crear un nuevo fenómeno físico, por ejemplo una reacción nuclear, es necesaria tanto una determinada estructura como un determinado material: si se simula una bomba nuclear pero en lugar de usar plutonio se usa hierro, no se generará una reacción nuclear. Por lo tanto, es una premisa errónea afirmar que el substrato material es irrelevante a la hora de inferir lógicamente la existencia del fenómeno de la conciencia.
Inteligencia artificial conversacional. Un bot de charla o bot conversacional es un programa que simula mantener una conversación con una persona al proveer respuestas automáticas a entradas hechas por el usuario. Habitualmente, la conversación se establece mediante texto, aunque también hay modelos que disponen de una interfaz de usuario multimedia. Más recientemente, algunos comienzan a utilizar programas conversores de texto a sonido (CTV), dotándolo de mayor realismo a la interacción con el usuario. Para establecer una conversación han de utilizarse frases fácilmente comprensibles y que sean coherentes, aunque la mayoría de los bot conversacionales no consiguen comprender del todo. En su lugar, tienen en cuenta las palabras o frases del interlocutor, que les permitirán usar una serie de respuestas preparadas de antemano. De esta manera, el bot es capaz de seguir una conversación con más o menos lógica, pero sin saber realmente de qué está hablando.
SOFIA: El androide con Inteligencia Artificial (Link)
El creador se refiere a "consciencia", pero un robot no es consciente de nada, pues carece de conciencia.
"Puede llegar el día en que la inteligencia humana sea definida como aquello no factible por las máquinas." Herman Kahn
TEORÍA DEL VALLE INQUIETANTE[3]
La teoría del valle inquietante o inexplicable es un principio de la robótica sobre las respuestas emocionales de los humanos hacia los robots y otras entidades no humanas. Fue descrito por el robotista japonés Masahiro Mori en 1970. Este principio dice que la respuesta emocional de un humano hacia un robot hecho en apariencia y comportamiento muy similar al humano, incrementará positivamente y de forma empática, hasta alcanzar un punto en el que la respuesta emocional se vuelve de repente fuertemente repulsiva. Cuando la apariencia y comportamiento del robot se vuelven indistinguibles al ser humano, la respuesta emocional vuelve a crecer de forma positiva y se va aproximando a niveles de empatía como los de entre humanos.
Este bache o valle de respuesta repulsiva entre un robot con apariencia y comportamientos "casi humanos" y una entidad "totalmente humana" es lo que llamamos valle inquietante. El nombre surge de la idea de que un robot que es "casi humano" es visto de forma general por un ser humano como "extraño" y por esto resulta imposible alcanzar el requisito de una respuesta empática para la necesidad de una interacción humano-robot productiva.
Podemos apreciar la respuesta emocional de un sujeto humano ante el antropoformismo de un robot, según los resultados de Mori. El Valle Inexplicable es la región de respuesta emocional negativa para un robot que parece "casi humano". El movimiento amplifica esta respuesta emocional.
Posibles explicaciones
El fenómeno puede ser explicado por la percepción de que si una entidad es suficientemente no parecida al humano, sus características humanas se verán más resaltadas, generando empatía. Por otro lado, si la entidad es "casi humana", sus características no humanas serán las que más se noten, creando un sentimiento de "cosa extraña" desde el punto de vista del humano.
Otra explicación es que los individuos enfermos y los cadáveres muestran unas anomalías visuales parecidas a las de un robot humanoide, por lo que causan la misma alarma y rechazo. El caso del robot es más preocupante ya que no existe una razón clara de por qué ocurre esto, mientras que la reacción de rechazo al observar un cadáver es un sentimiento fácil de comprender. Las anomalías de comportamiento y desincronización motriz son también indicativos de enfermedad, y desórdenes mentales o neurológicos y de nuevo evocan sentimientos negativos acertados.
Algunos robotistas han criticado duramente esta teoría, argumentando que Mori no tiene ninguna base para desarrollar su gráfica, ya que ahora mismo sólo son técnicamente posibles los robots parecidos (aunque de forma parcial) a los humanos. Sara Kiesler, una investigadora de interacción humano-robot en la Universidad Carnegie Mellon, cuestiona el estatus científico de El Valle Inexplicable, diciendo que "tenemos la evidencia de que es cierto, y la evidencia de que no lo es."
Desde un punto de vista evolutivo se podría explicar esta repulsión como la necesidad de mantener una limitación tajante frente a otros homínidos muy similares a nosotros (por ejemplo, neanderthales) con los cuales la reproducción fértil sería poco viable. De esta manera el Valle Inquietante operaría de forma similar a ciertos tabúes como el incesto.
Revisión de la teoría por el propio Mori
En Agosto del 2005, Masahiro Mori hace unos breves comentarios sobre su teoría para el taller Humanoids 2005 celebrado en Tsukuba, Japón. En ellos cuenta que el punto más alto de la curva después del valle no debería ser un humano sano, sino quizás el concepto idealizado de la imagen que tenemos de un ser humano sano. Y pone de ejemplo representaciones en piedra de Buda, que generan sentimientos de empatía y sosiego. Esto podría ser trasladado en occidente por ejemplo en las esculturas de mármol de la Grecia clásica, donde se pretende representar la perfección de las formas y la belleza del ser humano. También se preocupa por el hecho de que observar las facciones de una persona fallecida nos trasmite un sentimiento de tranquilidad, cuando esta imagen nos debería situar justo dentro del Valle Inexplicable.
(1) Estas personas suelen llamar «conSciencia» a la conciencia. Sin embargo, cuando alguien es consciente de algo, ese alguien no es dicha consciencia o experiencia temporal, sino que ese alguien es una conciencia. La consciencia es el estado activo de la conciencia, sus experiencias, no es la conciencia en sí.
- hansonrobotics.wordpress.com -> Hanson Robotics. David Hanson es el diseñador y constructor del robot conversacional Jules, un robot hecho con un material ligero llamado Frubber ™, que permite que su cara sea móvil y expresiva. Jules funciona con baterías y fue encargado por la UWE con un rostro andrógino estadísticamente perfecto.
- kokoro-dreams.co.jp/english - Kokoro Co. Ltd. es una empresa que diseña robots. Algunos de sus robots son Actroid-F, etc.