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Especismo & Sexismo: ¿cuál es la conexión? (Pattrice Jones, 2009)

Artículo "Speciesism & Sexism: What's the Connection?" de Pattrice Jones extraído de la web Eastern Shore Sanctuary & Education Center. Traducido por Alicia Martín Melero.

Nota: La publicación de este artículo en RespuestasVeganas.Org no implica necesariamente que compartamos todas y cada una de las cuestiones expresadas por el mismo; sin embargo, consideramos interesante su publicación por la aportación que puede hacer a la causa del movimiento por los Derechos Animales (derecho a la salud/vida).




El medicamento Premarin está hecho de la orina de yeguas preñadas. Las yeguas son cruelmente confinadas y sometidas a procedimientos invasivos a lo largo de su gestación para finalmente ser apartadas de sus potros tras del nacimiento. Esta perversión de los ciclos reproductores de las yeguas produce un medicamento perjudicial que se vende a las mujeres, convenciéndolas de que sus propios ciclos reproductores naturales son signos anormales de enfermedad. Comercializado como cura para la menopausia, Premarin perjudica tanto a las hembras equinas como a las humanas, para proporcionar beneficios a una compañía farmacéutica.

Este cruce entre la opresión de las mujeres y la opresión de los animales no es extraordinario. Las mujeres y los animales, junto con la tierra y los niños, han sido vistos históricamente como la propiedad del cabeza de familia masculino. El patriarcado (el control masculino de la vida política y doméstica) y el pastoreo (el cuidado de los rebaños como forma de vida) aparecieron en el mismo estadio histórico y no pueden ser separados, porque ambos se justifican y son perpetuados en base a las mismas ideologías y prácticas.

Tanto las mujeres como los animales han sido considerados históricamente menos inteligentes y más cercanos a la naturaleza que los hombres. Tácticas como la objetivación, la ridiculización, y el control de la reproducción han sido y continúan siendo utilizadas para controlar y explotar tanto a las mujeres como a los animales.

Veamos algunos de los síntomas actuales del malsano cruce entre el especismo y el sexismo:

La leche

La leche puede ser definida como la explotación de las capacidades reproductivas de la vaca para producir ganancias a la industria lechera. Las vacas son preñadas a la fuerza y de forma repetida para que sus cuerpos produzcan leche destinada a sustentar a sus terneros. Entonces se les roba la leche y los terneros. Las vacas sufren fuertes dolencias físicas, tales como la mastitis, así como el dolor emocional de que sus hijos y su libertad les hayan sido arrancados. Mientras tanto, los productos lácteos son responsables de la insana aceleración en el inicio de la menstruación en las chicas, y están relacionados también con el cáncer de pecho en las mujeres. Así, las glándulas mamarias de las vacas son explotadas para producir un producto que daña las glándulas mamarias de las mujeres.

Violación

Una de cada tres mujeres es asaltada sexualmente a lo largo de su vida — una de cada cuatro antes de alcanzar los 18 años de edad. Los expertos coinciden en que la violación está relacionada con el poder, no con el sexo. La violación se basa en la idea de que mujeres y niños son objetos que se pueden utilizar para obtener placer propio, sin prestar atención a sus deseos o experiencias subjetivas. La misma actitud subyace a las prácticas abusivas hacia los animales, desde los circos a la ganadería industrial. Los animales también son violados, a veces por el placer del violador humano masculino, pero más a menudo para controlar su reproducción para que las empresas obtengan el placer de las ganancias.

Peleas de gallos

Los estereotipos de roles sexuales hacen daño tanto a los animales humanos como a los no humanos. En las peleas de gallos, la conducta natural de los gallos (que lucharán hasta la muerte para proteger el gallinero) es pervertida para forzarlos a actuar de acuerdo con la idea humana de masculinidad.

Las aves son traumatizadas y lesionadas deliberadamente para hacer que quienes los manejan se sientan grandes hombres. Mueren en estereotipados espectáculos de masculinidad que no tienen que ver nada con la conducta natural de las aves, y mucho con ideas humanas acerca del género. Mientras tanto, los jóvenes humanos también son traumatizados para que se formen de uno modo acorde a las ideas culturales de masculinidad.

Violencia doméstica

La violencia doméstica es uno de los modos en que los hombres mantienen el control sobre las mujeres, los niños y los animales en su entorno familiar. La Organización Mundial de la Salud ha identificado la violencia doméstica hacia las mujeres como una emergencia sanitaria global de la mayor importancia. En los Estados Unidos, la violencia doméstica es la primera causa por la que la mujeres acuden a los servicios de emergencias, y al menos dos de cada diez mujeres embarazadas son golpeadas por sus compañeros.

Muy a menudo, la violencia doméstica incluye el maltrato a animales de compañía como una forma de asustar, traumatizar, o controlar a las mujeres. Muchas mujeres se quedan en entornos domésticos peligrosos porque los deteriorados refugios de mujeres no aceptan animales, y tienen miedo de lo que les pueda suceder a sus animales de compañía si les dejan solos con el maltratador. Nadie sabe cuántos animales de compañía han muerto a manos de maltratadores o cuántas mujeres han sido asesinadas al permanecer en sus casas para proteger a sus animales.

Los huevos

¿Puede cualquiera de nosotros imaginarse la vida de gallinas en batería —¡aves! — amontonadas en jaulas sin suficiente espacio para levantar el vuelo o acostarse cómodamente... incapaces de anidar o de relacionarse con gallos, o de poner huevos en la intimidad? Se les queman las puntas de los picos para que no se picoteen a sí mismas o entre ellas hasta la muerte, presas de la frustración y la infelicidad. ¿Y porqué? Para que las compañías puedan sacar provecho de sus sistemas reproductores: sus preciados huevos. El control de la reproducción es una de las bases tanto del especismo como del sexismo. Verdaderamente, así como las gallinas son específicamente oprimidas para poder explotar sus órganos reproductores, muchos creen que el punto originario del patriarcado fue el control de los sistemas reproductores de las mujeres.

Turismo sexual

A nadie le gusta hablar de ello, pero es verdad. En este momento, en muchos países pobres e incluso en los Estados Unidos, mujeres y niños son literalmente esclavizados por la industria del sexo. Los clientes —hombres que conscientemente obligan a practicar el sexo a niñas, niños, y mujeres que no son libres para negarse a ello, hombres que a veces viajan a otras ciudades o a países extranjeros únicamente para poder comportarse así— son casi exclusivamente de los Estados Unidos y otros países ricos.

Encerradas y violadas a diario, estas mujeres y niños sufren traumas físicos y emocionales inexpresables. Como las gallinas en las fábricas de huevos, muchos son asesinados cuando sus cuerpos están tan agotados por los abusos que ya no resulta provechoso mantenerlos.

Uno de los más básicos principios del movimiento de liberación animal es que no hay diferencia moral entre los animales humanos y los no humanos. Si algo no se debe hacer a los humanos, entonces tampoco se debe hacer a los animales. Y viceversa. Si nos tomamos en serio la liberación animal, debemos trabajar por la liberación de todos los animales, los humanos y los no humanos. Si nos tomamos en serio el feminismo, debemos rechazar el especismo tanto como rechazamos el sexismo. Nadie es libre mientras otros estén siendo oprimidos. Y, si trabajamos juntos, entendiendo la relación que existe entre luchas aparentemente diferentes, entonces algún día todos seremos libres.

Fuente: liberaong.org - Especismo & Sexismo: ¿cuál es la conexión?



BIBLIOGRAFÍA

- The Sexual Politics of Meat: A Feminist-Vegetarian Critical Theory, de Carol J. Adams.
- Reweaving the World: The Emergence of Ecofeminism, editado por Diamond & Orenstein.
- Animals and Women: Feminist Theoretical Explorations, editado por Adams & Donovan.