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ARGUMENTO: “Los animales no humanos no tienen conciencia ni autoconciencia”

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RESUMEN: ¿Qué es la conciencia? ¿qué estructura material origina la conciencia? ¿cómo sabemos si otros seres, a parte de nosotros mismos, tienen una conciencia? ¿qué es «ser autoconsciente»? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí vamos a responder.

La conciencia es un fenómeno natural que emerge de la materia (de un cerebro) y que consiste en que la materia se reconoce a sí misma, distinguiéndose del resto de seres. Por experiencia propia, cada conciencia puede conocerse a sí misma, pero no existe manera alguna de que una conciencia compruebe empíricamente la existencia de otras conciencias: no podemos «poner una conciencia sobre una mesa» y decir «ahí tienes una conciencia», como podemos hacer con los minerales. Lo máximo que una conciencia puede hacer es inferir lógicamente la existencia de otras conciencias. Como la conciencia se origina en el cerebro entonces podemos inferir lógicamente que otros seres con cerebro también la tienen, no porque sean humanos, pues hay humanos que deducimos que no tienen conciencia, sino analizando las estructuras cerebrales y reforzando dicha idea mediante otras observaciones. El 7 de julio de 2012 tuvo lugar un evento histórico en el Colegio Churchill de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido; durante una Conferencia sobre Conciencia en Animales Humanos y no Humanos se hizo pública la Declaración de Cambridge sobre la Conciencia, en la cual neurocientíficos del más alto nivel reconocieron públicamente la conciencia en animales no humanos.

Palabras clave: autoconciencia, conciencia, emergentismo

En un artículo anterior demostré que el deber se origina de los intereses de las conciencias, que son seres que sienten[1]. Por lo tanto el deber ético de respetar a otros se refiere a los seres sintientes (sensocentrismo)[2]. A continuación voy a explicar qué seres tienen una conciencia, es decir, qué seres son sintientes.

Algunas personas confunden «conciencia» con «consciencia» o usan ambas palabras como si se refirieran a lo mismo. Sin embargo, dichas palabras describen cosas diferentes. La conciencia («awareness» en inglés), también es llamada «mente», «subjetividad» o «sujeto», «sintiencia», «ser sintiente», «el yo» o «alguien». La conciencia es un fenómeno natural[3] que emerge de la materia (de un cerebro) y que consiste en que la materia se reconoce a sí misma, distinguiéndose del resto de seres. A esta idea se la llama «materialismo emergentista». Esto es explicado por Rodolfo Llínas Riasco en su conferencia  «Las Bases Físicas de la Conciencia» que dio el 30 de agosto de 2007 en la Universidad EAFIT. Por lo tanto, cada ser sintiente está compuesto por materia (un cuerpo) y por una conciencia. En cambio, la consciencia (con 's') es el estado activo de la conciencia. La conciencia es consciente de algunas cosas y de otras no. Cuando una conciencia pierde la consciencia pasa a un estado inactivo llamado «estado inconsciente». Por ejemplo, John Searle dice que «la consciencia se refiere a un estado de "darse cuenta" que comienza cuando despertamos del dormir y continua durante el día hasta que volvemos a dormir, morimos o en otras palabras cuando nos volvemos inconscientes. Los sueños son también una forma de consciencia, aunque en muchos aspectos es muy distinta de los estados normales de alerta»[1].


Música Para Ateos. Sinfonía de la Ciencia. Una Oda al Cerebro (Link)


La existencia de la conciencia de los demás no se puede demostrar empíricamente, solo se puede inferir lógicamente estableciendo analogías respecto a la propia conciencia. Por experiencia propia, cada conciencia puede conocerse a sí misma, pero no existe manera alguna de que una conciencia compruebe empíricamente la existencia de otras conciencias: no podemos «poner una conciencia sobre una mesa» y decir «ahí tienes una conciencia», como podemos hacer con la materia. Una conciencia tampoco puede ser otra conciencia porque eso es tan ilógico como imposible. Lo único que una conciencia puede hacer es inferir lógicamente la existencia de otras conciencias. Como la conciencia se origina en el cerebro entonces podemos inferir lógicamente que otros seres con cerebro también la tienen, no porque sean humanos, pues hay humanos que deducimos que no tienen conciencia, sino analizando las estructuras cerebrales y reforzando dicha idea mediante otras observaciones. Por esta razón es arbitrario inferir lógicamente la existencia de una conciencia en un software informático[4].

Algunas personas dicen que «solo los animales de la especie humana tienen conciencia». Por ejemplo, Mauricio-José Schwarz en una respuesta de ask.fm dice que «todos los humanos tienen conciencia porque son humanos» sin indicar el criterio científico que utiliza para llegar a dicha conclusión; y también dice que «todos los animales no humanos no tienen conciencia porque no son humanos», haciendo uso de esta manera de la falacia circular que usa el antropocentrismo[5] para discriminar arbitrariamente a quienes no son humanos[6]. Sin embargo, de la misma manera que basándonos en evidencias podemos deducir lógicamente que otros humanos (no todos) también tienen una conciencia en la que pueden sentir dolor y placer, y que por lo tanto tienen intereses respecto a dichas experiencias, también podemos hacer esa misma deducción lógica con animales no humanos. En su artículo «Animales humanos y no humanos: de la discriminación al respeto», Óscar Horta nos enumera tres indicadores mediante los cuales se puede deducir lógicamente que un ser tiene una conciencia: conducta, fisiología y lógica evolutiva:



La mente animal: ¿Son conscientes los animales? (BBC) (Link)

Las neurociencias reconocen la existencia de conciencia en animales no humanos. En este sentido destaca la Declaración de Cambridge sobre la Conciencia, hecha pública el 7 de julio de 2012 en presencia de Stephen Hawking (1942-2018).

DECLARACIÓN DE CAMBRIDGE SOBRE LA CONCIENCIA

El 7 de julio de 2012 científicos prominentes de diferentes ramas de las neurociencias se dieron cita en la Universidad de Cambridge para celebrar la Francis Crick Memorial Conference 2012[3], que trató sobre la conciencia en los animales humanos y no humanos. Al finalizar las conferencias, todos los ponentes participantes firmaron la Cambridge Declaration On Consciousness (Declaración de Cambridge sobre la Conciencia), que resumió los hallazgos más importantes de la investigación allí expuesta y discutida. Durante su presentación, Philip Low declaró ante los asistentes: «decidimos llegar a un consenso y hacer una declaración para el público que no es científico. Es obvio para todos en este salón que los animales tienen conciencia, pero no es obvio para el resto del mundo. No es obvio para el resto del mundo occidental ni el lejano Oriente. No es algo obvio para la sociedad».


Declaración Cambridge de la Conciencia (07/07/2012) (Link)


El 16 de julio de 2012, y en referencia a la Declaración de Cambridge sobre la Conciencia, se publicaba en Veja.com una entrevista al neurocientífico canadiense Philip Low, titulada «Não é mais possível dizer que não sabíamos, diz Philip Low», la cual fue traducida por Anima Naturalis:


El 6 de septiembre de 2013 se publicó un artículo titulado «After 2,500 Studies, It's Time to Declare Animal Sentience Proven (Op-Ed)» en el que Marc Bekoff habla de más de 2500 artículos científicos sobre la conciencia de los animales no humanos.

Citas sobre conciencia

- «La conciencia es una propiedad del cerebro. Y digo del cerebro. No añado humano. Es una propiedad del cerebro que los humanos consideramos propia de nuestra especie, pero probablemente hay otros animales que disponen de grados de conciencia tan evolucionados como el humano.» Nolasc Acarín, profesor de neurología de la universidad Pompeu Fabra

- «Hay buenas razones para suponer que los [demás] animales poseen una conciencia parecida a la nuestra. (...) Según mi hipótesis, no sólo tienen conciencia los demás hombres, sino también los animales.» Karl Popper, El porvenir está abierto

- «Al contrario de la opinión pesimista, ampliamente extendida, de que el contenido del pensamiento animal es, sin remisión, inaccesible a la investigación científica, los signos comunicativos usados por muchos animales proporcionan datos empíricos sobre la base de los cuales podemos razonablemente, inferir muchas cosas acerca de sus experiencias mentales subjetivas. Dado que la mentalidad es una de las capacidades más importantes que distinguen a los animales vivos del resto del universo conocido, tratar de entender las mentes animales es incluso más estimulante y significativo que elaborar nuestra imagen de la adaptación inclusiva o descubrir nuevos mecanismos moleculares. La etología cognitiva nos presenta uno de los supremos retos científicos de nuestro tiempo, y nos reclama nuestros mejores esfuerzos de investigación crítica e imaginativa.» Donald R. Griffin [12]

Algunas personas que reconocen que no solo los humanos tienen conciencia, dicen que «las conciencias no humanas son conciencias que no son conscientes de sí mismas, no son autoconscientes». En otro artículo ya expliqué que el deber se origina en los intereses que tiene una conciencia[1], por lo tanto el deber ético de respetar a alguien no depende de nada más. Cuando la materia adquiere conciencia de sí misma se hace consciente de su propio cuerpo y eso implica tener consciencia de no ser el resto de cosas que no son el propio cuerpo. Por eso los seres sintientes no se van estrellando con todo y por eso esconden sus cuerpos. Donald R. Griffin (1915-2003) fue el creador del campo conocido como etología cognitiva, la cual es una disciplina centrada en el estudio de la conciencia de los animales no humanos. Griffin señaló que el hecho que se observen conductas complejas en animales que envuelven su capacidad de comunicarse, de resolver problemas y la utilización de herramientas, implican la utilización de conciencia. Durante mucho tiempo se ha sostenido que la conciencia ha promovido la supervivencia de los humanos ya que permite anticipar las consecuencias de sus acciones, entonces la conciencia puede igualmente promover la supervivencia de otras especies[2]. A quienes dicen que los animales no humanos no tienen autoconciencia, Griffin les responde de la siguiente manera:

«Como ha observado el biólogo Donald R. Griffin en el libro Animal Minds, si los animales son conscientes de algo, «el propio cuerpo del animal y sus propias acciones deben quedar dentro del ámbito de su conciencia perceptiva». Aún así, se niega la autoconciencia de los animales afirmando que «no pueden pensar pensamientos tales como 'Soy yo el que corro, o subo a este árbol, o persigo a esta polilla'». Griffin observa correctamente que «cuando un animal percibe conscientemente que otro animal corre, sube o persigue a una polilla, también debe tener conocimiento de quién está haciendo esas cosas. Y si el animal es consciente perceptivamente de su propio cuerpo, es difícil excluir el reconocimiento similar de que él, por sí mismo, es el que corre, sube o persigue». Griffin concluye que «si se admite que los animales tienen conciencia perceptiva, negarles algún nivel de conocimiento de sí mismos sería una restricción arbitraria e injustificada». Gary Francione, Introducción a los derechos animales, capítulo V

«Este es otro argumento, decir que somos diferentes de los [demás] animales porque no tienen conciencia propia. Sí tienen conciencia, tienen un esquema de su propio ser. Saben que son distintos de los otros». Jordi Sabater Pi, "Es una cuestión de grado", Cara a cara con la vida, la mente y el Universo, Capítulo XI