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ARGUMENTO: "Los humanos son superiores a los animales"

RESUMEN: ¿Qué es ser superior? ¿existe la superioridad general? ¿ser superior en algo a alguien justifica que no le respetemos? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí vamos a responder.

La realidad es que la característica «ser superior» o «superioridad general» no existe, sino que «ser superior» siempre tiene que ver con que algo o alguien es superior EN ALGO respecto a otra cosa o persona. Nadie es superior a nadie, sino que cada individuo es superior a otros en unas determinadas características, pero inferior en otras. La realidad es que del hecho de ser superior en la capacidad de razonar, o superior en cualquier otra característica, lo único que se puede inferir lógicamente es un mejor desempeño para aquellas actividades en las que dicha característica sea necesaria, nada más.

Palabras clave: superioridad

Algunas personas afirman que existe una característica llamada «superioridad» (en general). Es habitual escuchar a estas personas decir que sólo los humanos poseen «superioridad» o que sólo algunos humanos la poseen. La idea de «ser superior en general» es un constructo social para establecer relaciones de poder y dominio hacia quienes se considera que no son «superiores», es decir, hacia los supuestamente «inferiores». Esta idea irracional está presente en discursos supremacistas, por ejemplo en el discurso de quienes defienden la supremacía blanca al creer que pertenecen a una raza superior. Por ejemplo, los nazis creían en el ideal de la «pureza racial» y basaban su ideología en tres principios: 1. la superioridad de la raza blanca, 2. la superioridad de la nación alemana y 3. la superioridad del líder (Führer). Incluso algunos veganos con buena intención, como Michele McCowan, han llegado a decir: «No me siento superior por ser vegana. Lo cierto es que soy vegana porque no me siento superior a nadie». La realidad es que la característica «ser superior» o «superioridad general» no existe, sino que «ser superior» siempre tiene que ver con que algo o alguien es superior EN ALGO respecto a otra cosa o persona. Por lo tanto nadie es superior a nadie, sino que cada individuo es superior a otros en unas determinadas características, pero inferior en otras. Como bien dice Gary Francione en «La superioridad humana», éste argumento antepone el poder a la razón y por lo tanto a la Ética: «Señalar que podemos explotar a los otros animales porque somos “superiores” no es más que decir que tenemos más poder que ellos. Y nada más. Y exceptuando los partidos fascistas, la mayoría de nosotros rechazamos la visión de que el poder establece lo que es correcto. Así que por qué, díganme, está ese principio tan ciegamente aceptado cuando se trata de nuestro relación con los demás animales».


Algunas personas reconocen que la superioridad se refiere a características concretas, pero dicen que si alguien es superior en algo concreto entonces es éticamente correcto que explote y mate a quienes son inferiores en eso. Es habitual que estas personas usen la falacia ecológica, pues erróneamente suelen asumir que TODOS los individuos de un grupo son superiores en algo a TODOS los individuos que pertenecen a un grupo diferente[1], pero a continuación vamos a suponer que estas personas no usan tal falacia. Lo habitual es que estas personas digan que: «si alguien es superior en racionalidad respecto a otro/s entonces es éticamente correcto que explote y mate a quienes son inferiores a él en racionalidad». Por ejemplo, podemos encontrar esta idea de superioridad racional en el libro «Tratado de la naturaleza humana», escrito por David Hume (1711-1776)[2]: «Los hombres son superiores a los animales principalmente por la superioridad de su razón, y son los grados de esta misma facultad los que establecen una diferencia infinita entre unos hombres y otros». Ya milenios antes que él, Aristóteles (384 a.C. - 322 a.C.) decía que algunos humanos son superiores en razonamiento a otros humanos y a los animales no humanos, de lo cual infería que los superiores deben dominar a los inferiores:

«Cuando es uno inferior a sus semejantes, tanto como lo son el cuerpo respecto del alma y el bruto respecto del hombre, y tal es la condición de todos aquellos en quienes el empleo de las fuerzas corporales es el mejor y único partido que puede sacarse de su ser, se es esclavo por naturaleza. Estos hombres, así como los demás seres de que acabamos de hablar, no pueden hacer cosa mejor que someterse a la autoridad de un señor; porque es esclavo por naturaleza el que puede entregarse a otro; y lo que precisamente le obliga a hacerse de otro, es el no poder llegar a comprender la razón, sino cuando otro se la muestra, pero sin poseerla en sí mismo. Los demás animales no pueden ni aun comprender la razón, y obedecen ciegamente a sus impresiones. Por lo demás, la utilidad de los animales domesticados y la de los esclavos son poco más o menos del mismo género. Unos y otros nos ayudan con el auxilio de sus fuerzas corporales a satisfacer las necesidades de nuestra existencia. La naturaleza misma lo quiere así, puesto que hace los cuerpos de los hombres libres diferentes de los de los esclavos, dando a éstos el vigor necesario para las obras penosas de la sociedad, y haciendo, por lo contrario, a los primeros incapaces de doblar su erguido cuerpo para dedicarse a trabajos duros, y destinándolos solamente a las funciones de la vida civil, repartida para ellos entre las ocupaciones de la guerra y las de la paz.» —Aristóteles, Política. Libro primero, capítulo II

«Ya en épocas remotas –existen en este sentido textos del siglo VI antes de Jesucristo- se afirmaba como verdad indiscutible, que la estirpe determina al hombre, tanto en lo físico como en lo psíquico. Y estos conocimientos que el hombre tenía intuitivamente –era un hecho objetivo que los hijos de “buena estirpe”, superaban a los demás- han sido confirmados más adelante por la ciencia: desde que Mendel formulara sus famosas “Leyes” nadie pone ya en tela de juicio que el hombre es esencialmente desigual, no sólo desde el momento del nacimiento sino desde el propio de la fecundación» —Mariano Rajoy Brey, ex Presidente del Reino de España, «Igualdad humana y modelos de sociedad»

La realidad es que del hecho de que alguien sea superior a otro en capacidad de razonamiento, o superior en cualquier otra característica, lo único que se puede inferir lógicamente de ello es un mejor desempeño para aquellas actividades en las que sea necesaria dicha característica, nada más.



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