ARGUMENTO: “El bien y el mal no existen, sólo existen intereses relativos a sujetos”
RESUMEN: ¿Qué es un deseo? ¿qué es un interés? ¿qué es la voluntad? ¿un interés puede ser autofrustrado? ¿qué es "lo bueno" para alguien? ¿qué es "lo malo" para alguien? ¿existe "lo bueno" para cualquiera, es decir, existe el bien? ¿existe "lo malo" para cualquiera, es decir, existe el mal? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí vamos a responder.
Es importante diferenciar entre imaginación, deseo, interés y voluntad. Alguien puede imaginar millones de cosas y de situaciones, y lo que imagina puede convertirlo en un deseo, pero puede tener interés o no tener interés de que dicho deseo se convierta en realidad. Podemos clasificar los intereses de acuerdo a su estado: no existente, insatisfecho, satisfecho y frustrado. Si un interés de alguien es satisfecho entonces dicha persona considera que eso que ha ocurrido es bueno. Si un interés de alguien es frustrado entonces dicha persona considera que eso que ha ocurrido es malo. Según el relativismo ético, no existe algo que sea bueno o malo para cualquiera (el bien y el mal), es decir, no existe un principio ético objetivo, y por lo tanto universal, que sea independiente de época y lugar, mediante el cual se pueda fundamentar racionalmente la Ética. Sin embargo, es un hecho que siempre se produce un mal cuando se frustra un interés de alguien, por lo tanto podemos afirmar que es un hecho objetivo que cuando alguien frustra el interés de otro hace el mal. De la misma manera podemos afirmar que siempre se produce un bien cuando se satisface el interés de alguien, independientemente de las consecuencias que dicha satisfacción produzca. Un Universo éticamente ideal sería aquel en el que gobernara el bien, es decir, sería un mundo lleno de satisfacción, eso quiere decir que todos satisfacerían sus intereses y no habría frustración. Cuando se crea el interés de hacer el mal a otros se crea un interés que va contra el bien, es decir, contra la Ética.
En el presente artículo demostraré que el bien y el mal existen, para ello es necesario explicar qué es un interés. No en éste, sino en el siguiente artículo, demuestro que a priori debemos hacer el bien y evitar el mal[2].
1. Los seres sintientes existimos materialmente y psicológicamente. En un artículo anterior demostré que la Realidad existe fuera de la propia conciencia, y que ésta está compuesta por materia/energía y Lógica (A=A)[1]. Por lo tanto, además de la propia conciencia y del propio cuerpo, también existen otros seres sintientes que poseen sus propios cuerpos materiales, y que tienen sus propios intereses.
2. Algunas personas confunden «interés», «voluntad», «idea», «deseo» y «fantasía». En otro artículo expliqué que la conciencia es un fenómeno natural que emerge de un cerebro (de la materia) y que convierte a algo en alguien[3]. Por lo tanto, cada ser sintiente es la suma de materia viva y de una conciencia. La conciencia puede sentir dolor y placer, etc. Además, la conciencia tiene intereses respecto a lo que siente. Utilizo la definición según la cual un interés es la «Inclinación del ánimo hacia un objeto, una persona, una narración, etc», es decir, «querer que ocurra algo». Si un interés es frustrado entonces la conciencia puede sufrir en menor o en mayor grado. Si un interés es satisfecho entonces la conciencia disfruta en menor o en mayor grado. Los seres sintientes tienen multitud de intereses, pero el interés que se hace evidente en el momento presente se llama «voluntad», el resto de intereses están en segundo plano. La conciencia contiene ideas (palabras o imágenes) que pueden estar asociadas a materia/energía real o imaginada. Por ejemplo, al ver un perro lo asociamos a la idea «perro», «dog», etc., pero también podemos tener esa idea sin que el perro esté presente, imaginándolo. Y aquí entra el deseo. Alguien puede desear una idea, por ejemplo desear adoptar a un perro, pero eso es un paso previo al interés, pues quizá solo lo desea, pero no tiene interés en ello porque no hace nada para que se convierta en Realidad. El deseo también puede convertirse una fantasía, por ejemplo imaginando que pasea al perro, etc. El deseo y la fantasía pueden convertirse en un interés cuando se tiene interés en que eso ocurra realmente, y por lo tanto se actúa coherentemente para satisfacer dicho interés en un determinado momento, limitado por la
Realidad, por ejemplo yendo a la perrera o a la protectora para adoptar a un perro.
3. Podemos clasificar los intereses de acuerdo a su estado: no existente, insatisfecho, satisfecho y frustrado. La conciencia puede elegir crear un interés por necesidad (interés de comer, etc.) o sin necesidad (interés de comer chocolate, etc.), y también puede elegir eliminarlo. Cuando una conciencia crea un interés, es un interés insatisfecho, y quiere satisfacerlo de una determinada manera, en un lugar y en un determinado momento, pero si se produce un retraso entonces dicho interés insatisfecho se frustra, generándose nuevamente ese mismo interés insatisfecho, y así repetidamente; así es como la impaciencia y los retrasos producen sufrimiento. Un interés insatisfecho se frustra si es físicamente imposible satisfacerlo de una manera, en un lugar y en un momento determinado, lo cual produce sufrimiento en menor o mayor grado. Por lo tanto, sufrir implica necesariamente que al menos exista un interés frustrado. Si un interés insatisfecho se satisface entonces producirá disfrute en menor o mayor grado, con una duración limitada por la muerte.
4. Algunas personas dicen que «el dolor y el sufrimiento no son malos o éticamente incorrectos, sino buenos». Por ejemplo, Luis Tovar en su artículo «Derechos Animales & El mito del trato humanitario» cita a Tom Regan diciendo que «lo incorrecto no es el dolor o el sufrimiento animal». Esto ya lo dijo años atrás en su artículo «Vindicación del dolor»: «no es razonable creer que el dolor es malo. Mas bien al contrario. Podríamos decir que es bueno. Es bueno para nosotros puesto que nos resulta indispensable para sobrevivir. Decir que el dolor es malo es simplemente falso, a todos los niveles», dice. Estas personas dicen que es mala y éticamente incorrecta la acción de producir dolor físico y sufrimiento a alguien, pero dicen que el dolor y sufrimiento son buenos en sí mismos, aunque después no dudan en comer analgésicos y en solicitar que les pongan una anestesia para eliminar el dolor que les es innecesario para seguir viviendo. Es un error confundir el dolor con la capacidad de sentir dolor. Es cierto que, para seguir satisfaciendo el interés en seguir viviendo, es bueno que el cuerpo disponga de una estructura material que le avise cuando está dañado, es decir, que tenga capacidad para sentir dolor. Lo que es malo es el medio para lograr detectar dichos daños: la experiencia de dolor; pero hoy en día es el único medio del que disponemos, por lo que lo aceptamos como un mal menor para seguir viviendo. Sin embargo, aunque lo habitual es que los seres sintientes sufran con el dolor físico, los masoquistas quieren sentir dolor porque disfrutan con él. Por lo tanto el dolor no siempre es malo. En cambio, todo ser sintiente tiene interés en no sufrir para poder satisfacer su interés de disfrutar lo máximo posible, por lo tanto el sufrimiento siempre es malo para los seres sintientes.
5. Algunas personas dicen que «cuando se mata a alguien sin causarle sufrimiento, no se le hace algo malo». Podemos llamar a este argumento como el «argumento de matar sin sufrimiento». Este argumento es usado por los «bienestaristas» para intentar justificar éticamente la matanza de quienes no son humanos[4], pero como son antropocentristas[5] rechazan que se use este mismo argumento para justificar la matanza de humanos. En cambio, otras personas, por ejemplo Damo, Luciano Bonfico y otros, utilizan el «argumento de matar sin sufrimiento» de manera no especista y dicen que es una conclusión a la que se llega si basamos la Ética en el respeto a intereses. Según este argumento, la muerte no causa un mal a quien es matado imprevista e instantáneamente, pues desaparecen todos los intereses: no hay intereses que se puedan frustrar ni satisfacer, no hay sufrimiento ni disfrute, pues está muerto. Dicha idea deriva en la idea de «la infidelidad jamás descubierta», según la cual si engañas a tu pareja y nunca se entera, no le habrías hecho un mal. El error que cometen estas personas es entender «frustración» como una experiencia equivalente al sufrimiento, en lugar de como un concepto lógico (frustración de intereses). El interés en seguir viviendo(0) se puede frustrar porque es un interés lógico, es un interés «sobre el papel», no es sólo un interés psicológico. Por eso podemos afirmar que si se mata imprevista e instantáneamente a quien quiere seguir viviendo entonces lógicamente se le hace un mal, aunque no se le haga un mal una vez muerto. El mal no sólo se hace presente mediante la experiencia del sufrimiento (el mal sentido y que se tiene interés en dejar de sentir), sino también cuando ocurre algo que una persona no quiere que ocurra (el mal lógico), aunque dicha persona no se entere de lo sucedido. La Ética Basada en la Realidad es preferencialista, se fundamenta lógicamente en los intereses, pero desde una ética no preferencialista así explica Óscar Horta por qué matar sin sufrimiento es un mal:
«La muerte es algo negativo debido a que impide que podamos continuar viviendo todas las cosas buenas que la vida nos puede brindar. La vida es un bien para todos los seres con la capacidad de disfrutar. Y es por esto mismo por lo que la muerte es un daño para ellos. Aun y cuando sea una muerte indolora, la muerte daña a los animales. Esta idea no nos debería resultar extraña: cualquiera de nosotros rechazaría, a buen seguro, ser matado de forma indolora, pues ello nos privaría de las cosas positivas, de los disfrutes que la vida aun nos puede ofrecer(1)». Óscar Horta,«Animales humanos y no humanos: de la discriminación al respeto»
Y en otro de sus artículos:
«Ahora bien, hay situaciones, eventos o acciones que pueden beneficiarnos o perjudicarnos no porque en sí mismas constituyan experiencias buenas o malas, sino porque tienen efectos que nos afectan. Nos pueden afectar para bien o para mal. ¿De qué manera? Pues, por ejemplo, si como consecuencia de ellas nos pasen cosas buenas o malas. O también de otra forma: impidiendo que esas cosas buenas o malas nos sucedan.
Por ejemplo, supongamos que sufro un gran dolor y alguien me administra un cierto tratamiento que por lo demás es totalmente inocuo. El tratamiento no me causa en sí mismo ni placer ni dolor, pero gracias a él el gran dolor que sufría desaparece totalmente. Parece claro que podemos decir que el tratamiento fue positivo para mí. ¿Por qué? Simplemente porque evitó que continuase sufriendo el dolor, que es algo negativo.
Supongamos ahora que alguien me envía por correo en secreto un regalo que me hará mucha ilusión y con el que disfrutaré mucho. Sin embargo, el regalo no me llega: alguien lo roba sin que yo lo sepa. Así, nunca me entero ni de que me habían hecho el regalo ni de que me lo han quitado. Aun así, tiene perfecto sentido decir que la persona que me lo roba me ha causado un mal. ¿Por qué? Porque con su robo ha impedido que yo pueda disfrutar de todo lo positivo que ese regalo habría resultado para mí.
Es por esto por lo que aquellos hechos o circunstancias que impiden que podamos disfrutar de cosas positivas nos afectan negativamente. Y es por ello por lo que la muerte es un mal. La muerte impide que podamos tener experiencias positivas en el futuro.
Dado todo esto, ¿quién podemos decir que tiene un interés en vivir? Pues todos aquellos seres que tengan la capacidad de tener experiencias positivas. La muerte es un daño para ellos porque impide que puedan tener esas experiencias.» Óscar Horta, "El argumento de por qué los animales tienen un interés en vivir"
6. Algunas personas dicen que «la Ética es relativa, no existe algo que sea objetivamente malo ni algo que sea objetivamente bueno, sino que todo es opinable». Es un hecho objetivo que cada cultura o sociedad tiene tradiciones y normas diferentes, según lo que consideran que es bueno o malo(2); a dicha descripción se la llama «relativismo cultural». Algunas personas, basándose en el relativismo cultural, dicen que «la Ética es relativa», que viene a ser lo mismo que decir «la Ética es una opinión o gusto de cada uno, como los sabores»; a esta idea se la llama relativismo ético o relativismo moral(3), a veces también llamado «escepticismo moral» o «antirrealismo». Según
el relativismo ético, no existe algo que sea bueno o malo para cualquiera (el bien y el mal), es decir, no existe un hecho objetivo, y por lo tanto universal, que sea independiente de época y lugar, mediante el cual se pueda fundamentar racionalmente la Ética. Por lo tanto los relativistas éticos rechazan que los derechos legales
se deban fundamentar en la Ética, y en su lugar se basan en algún tipo de relativismo ético:
- Subjetivismo ético: considera que lo bueno y lo éticamente correcto son relativos a aquello que nos dictan llos propios sentimientos: si sentimos que algo nos gusta entonces es bueno y éticamente correcto, y se sentimos que algo no nos gusta entonces es malo y éticamente incorrecto. El subjetivismo ético puede ser visto como una ética primitiva. Este tipo de relativismo ético lo rebato en otro artículo[6].
- Egoísmo ético: considera que lo bueno y lo éticamente correcto son relativos a los intereses de cada persona. Va un paso más allá del emotivismo ético, pues no se deja engañar por emociones que pueden ir contra los propios intereses. El egoísmo ético lo rebato en otro artículo[7].
- Convencionalismo ético:
considera que lo bueno y lo éticamente correcto son relativos a aquello que es acordado, de acuerdo a los intereses de las personas. Esta idea está relacionada con la derecha liberal, tanto en lo social como en lo económico. El contractualismo ético es un tipo de convencionalismo que considera que lo bueno y lo éticamente correcto son relativos a aquello que un grupo de personas han acordado mediante un contrato o mediante leyes legales. El convencionalismo ético lo rebato en otro artículo[8].
- Conservadurismo ético:
considera que lo bueno y lo éticamente correcto son relativos a aquello que se ha venido haciendo siempre en una determinada cultura, es decir, lo éticamente correcto son las tradiciones y eso generalmente incluye a la religión. Esta idea está relacionada con la derecha conservadora, especialmente en lo social, razón por la cual entra en conflicto con el convencionalismo ético de la derecha liberal. El conservadurismo ético lo rebato en otro artículo[9].
- Pragmatismo ético: considera que lo bueno y lo éticamente correcto son relativos a aquello que funciona para lograr un objetivo del individuo o del grupo social. Por lo tanto el pragmatismo es un tipo de estrategia que puede ser usada tanto por un determinado tipo de relativismo ético de los anteriormente descritos, como por la Ética racional. Es por lo tanto consecuencialismo aplicado a una determinada ideología (correcta o incorrecta).
7. Algunas personas dicen que «la Ética es relativa cuando me interesa». No debemos confundir a los relativistas éticos con aquellos que dicen que «la Ética es relativa» sólo cuando otras personas condenan algo que a ellos les parece éticamente correcto. Estas mismas personas no dicen «la Ética es relativa» cuando se les pregunta por aquello que les parece éticamente incorrecto. Por ejemplo, si alguien les dice que es éticamente incorrecto matar a quienes no son humanos entonces dicen que «la Ética es relativa», pero no dicen «la Ética es relativa» cuando se les pregunta por matar a humanos. Por lo tanto estas personas quieren imponer sus normas «éticas» haciéndose pasar por relativistas éticos cuando les interesa, es decir, engañándonos.
If VEGANS Acted on MEAT EATERS' Moral Values (subtitulado en español) (Link)
8. Algunas personas que dicen que la Ética no es objetiva defienden el internismo de la motivación «moral». El internismo afirma que la Ética no es objetiva (antirrealismo moral), por lo tanto, según este argumento, lo que alguien hace es siempre lo que considera éticamente correcto y si consideramos que dicha persona está equivocada
entonces podemos intentar convencerla mostrándola incoherencias en lo que defiende, por ejemplo, mostrándole que es especista, racista, sexista, etc. Por ejemplo, si alguien considera éticamente incorrecto matar perros, pero considera éticamente correcto matar cerdos, podemos mostrarle esa incoherencia para que sea coherente. Óscar Horta en su artículo titulado «Las actitudes ante el especismo y el debate en psicología moral entre internismo y externismo» explica el internismo y el externismo con más detalle. En cambio, el externismo afirma que la Ética es objetiva (realismo ético), tal y como defiendo y demuestro en este artículo, por lo tanto es posible que alguien actúe de manera éticamente incorrecta. Por ejemplo, siempre es éticamente incorrecto matar a quien quiere seguir viviendo, aunque quien lo hace crea que es éticamente correcto.
9. Algunas personas dicen que «los intereses pueden ser autofrustrados». Decir que «una persona tiene un interés»
significa que «una persona quiere que ocurra algo» (no confundir con los deseos, pues los deseos no se quieren satisfacer), por lo tanto es una contradicción lógica que alguien diga: «tengo el interés de
frustrar mi interés» o «quiero que ocurra lo que no quiero que ocurra», pues eso viola el Principio Lógico de No Contradicción: un interés no puede ser una cosa y su contrario al mismo tiempo (A ≠ ¬A). Por lo tanto, nadie tiene interés en que se frustren sus propios intereses, es decir, un interés no puede ser autofrustrado.(4) Por ejemplo, en el caso de la eutanasia y del suicidio[10], es contradictorio decir «tengo el interés de frustrar mi interés de seguir viviendo» o «no me importa que mi interés de seguir viviendo sea frustrado»: si alguien tiene un interés entonces lógicamente no quiere que éste se frustre. Alguien podría objetar que podemos dar a otra persona la orden «frustra mis intereses», pero al hacer esto no estaríamos autofrustrando un interés, pues dicho interés sería «frustrado» por otras personas, lo cual también es contradictorio, pues su interés es que le hagan eso, por lo tanto no puede haber frustración. Otro tema es si alguien da a otra persona la orden «si hago X cosa (por drogas, por enfermedad mental, etc.) entonces frustra mis interés», lo cual no quiere decir que esa persona considere bueno que frustren su interés, sino que dice que: «si quiero hacer X entonces evítalo (hazme algo malo)».
10. Algunas personas dicen que «el bien y el mal son relativos porque lo que puede ser bueno para uno, puede ser malo para otro». Es cierto que lo que es bueno para los intereses de uno, puede ser malo para los intereses de otro, pero también es cierto que para cualquiera es malo que sus intereses sean frustrados (los intereses no pueden ser autofrustrados), independientemente de que dicho mal sea necesario para evitar un mal mayor. Por lo tanto es un hecho que siempre se produce un mal cuando se frustra un interés de alguien, es decir, podemos afirmar que es un hecho objetivo que cuando alguien frustra el interés de otro hace el mal. De la misma manera podemos afirmar que siempre se produce un bien cuando se satisface el interés de alguien, independientemente
de las consecuencias que dicha satisfacción produzca. Por lo tanto el bien y el mal existen. Por ejemplo, si alguien tienen el interés de cortar el cuello a un cordero (o a quien sea) entonces al satisfacer dicho interés se produce objetivamente un bien, pero también objetivamente se produce un mal, pues a quien es degollado se le frustra el interés de no sufrir para disfrutar de su propia vida: alguien hace un gran mal a otro para obtener un bien, ese es el hecho objetivo.
11. Un Universo éticamente ideal es aquel en el que no hay mal y el bien se ha expandido y aumentado al máximo grado posible, es decir, un Universo sin frustración y con la máxima satisfacción posible. El hecho de que la idea de un Universo ético pueda parecer utópica no la rebate. Además de las dificultades físicas (caídas,
cortes, etc.) y biológicas (enfermedad, envejecimiento, muerte) existentes, también se crean dificultades para llegar a un mundo ético cuando alguien se crea el interés de frustrar el interés de otro, es decir, cuando alguien se crea el interés de hacer el mal. Por ejemplo, alguien actúa contra un mundo ético cuando crea el interés de que corten
el cuello a alguien para comer su carne, no cuando alguien tiene el interés de seguir disfrutando de su vida. Cuando se crea el interés de hacer el mal a otros se crea un interés que va contra el bien, es decir, contra un Universo ético.
[A CONTINUACIÓN HAY ANOTACIONES, PUEDEN SER IDEAS ERRÓNEAS]
- La existencia de intereses implica la existencia de lo bueno y lo malo a nivel subjetivo. Todo individuo con capacidad para sentir quiere que sus intereses sean satisfechos y que no sean frustrados, pues de lo contrario no actuaría de acuerdo a ellos y en su lugar hablaríamos de deseos y de fantasías.
Los intereses de cada individuo pueden ser satisfechos o frustrados dependiendo de que se den o de que no se den ciertas situaciones favorables (buenas) o desfavorables (malas) respectivamente. Por lo tanto, subjetivamente existe una ética mínima: el egoismo ético o moral[6]. Desde una perspectiva puramente egoista sólo deben buscarse situaciones favorables (buenas) para satisfacer los propios intereses aunque éstos vayan en contra de los intereses de otros y rechazar todas aquellas situaciones que son desfavorables (malas) para la consecución de los mismos. Para quien no vé más allá de esta ética egoista, no existe la moralidad producto de la sociedad, sino sólo los propios intereses y aquellas situaciones favorables o desfavorables a tener en cuenta para que los propios intereses sean satisfechos. Esto supone reconocer la existencia de la dicotomía bueno/malo, correcto/incorrecto, deseable/indeseable, aceptable/inaceptable, etc. para uno mismo.
Un ejemplo que muestra que lo bueno y lo malo existen a nivel subjetivo se puede ver en el sentido del gusto. Cuando saboreamos algo que nos gusta decimos que está bueno, y cuando saboreamos algo que no nos gusta decimos que está malo, pues no satisface nuestro interés.
- El interés de que no se frustren nuestros intereses básicos es un interés universal y, por lo tanto, nos ayuda a saber qué es el bien y qué es el mal. Nadie tiene el interés de que se frustren sus propios intereses, pues eso es contradictorio: los intereses no pueden ser autofrustrados. Por lo tanto, existe un interés que está presente en todos los individuos sintientes, es decir, un interés universal y éste es el interés de que no se frustren los propios intereses. Por lo tanto, no nos equivocamos si afirmamos que cuando se frustra un interés se produce un mal al sujeto y cuando se satisface un interés se produce un bien al sujeto.
Es irracional que un sujeto afirme que quien le perjudica por egoísmo actúa de manera racional[7], pues le está produciendo un mal. Quien perjudica a otro individuo hace el mal, aunque saque provecho haciéndoselo.
- Existe una jerarquía de intereses. Los individuos sintientes poseen infinidad de intereses, pero no todos los intereses son igual de importantes: unos intereses son más importantes que otros. Sabemos qe cuando los seres sintientes comienzan su existencia todos tienen unas necesidades biológicas: una nutrición adecuada, agua, protegerse de frío y calor, etc. y el interés de satisfacer dichas necesidades para no sufrir y para poder seguir viviendo, pues son condiciones necesarias para poder disfrutar. Sin vida no puede haber disfrute, y con sufrimiento tampoco.
Los intereses más importantes se llaman intereses básicos, y son los intereses que vienen por defecto en todos los seres sintientes, es decir, sólo podemos saber que no se tienen si se dice lo contrario. Los intereses básicos son tres: el interés de seguir viviendo, el interés de evitar el sufrimiento y el interés de disfrutar:
- Interés en seguir viviendo: Si alguien muere entonces desaparecen sus intereses. Mientras alguien está vivo existe la posibilidad de que satisfaga sus intereses. Si no estuviéramos vivos entonces no podríamos satisfacer ningún interés (conseguir un objetivo). Por lo tanto, la vida es condición necesaria para que otros intereses puedan satisfacerse.
Ejemplo: si un agente moral, de manera voluntaria y meditada, tiene el interés de beber un vaso con cianuro potásico entonces también tiene el interés de vivir para poder realizar dicha acción. Justo cuando dicho individuo tiene el vaso en sus manos y se lo bebe es cuando se demuestra a sí mismo y a los demás que no tiene el interés de segir viviendo y, por lo tanto, no se frustra ningún interés básico al realizar dicha acción, pues su interés es morir de esa manera (no de otra).
"Nadie puede desear ser feliz, obrar bien y vivir bien, si no desea al mismo tiempo ser, obrar y vivir, esto es, existir en acto." Baruch Spinoza, Ética (Parte IV; proposición XXI)
“De todos los derechos, el primero es el de existir. Por tanto, la primera ley social es aquella que garantiza a todos los miembros de la sociedad los medios para existir.” Maximilien Robespierre, 1792
- Interés de evitar el sufrimiento: Una vida de continuo dolor y sufrimiento carece de sentido, pues no se podría disfrutar. En algunas ocasiones es necesario que se frustre el interés de no sentir dolor o de no sufrir para que no se frustre el interes de seguir viviendo.
Ejemplo: existen humanos que, en ocasiones, no tienen el interés de evitar el dolor, se les llama sadomasoquistas. Los sadomasoquistas no frustran ningún interés fundamental cuando, sin ser coaccionados y de manera meditada, se producen dolor o daño a sí mismos de la manera en que quieren que eso ocurra, pues ese es su interés.
- Interés de disfrutar de la vida: Existen muchas maneras de satisfacer el interés de disfrutar: leyendo, haciendo deporte, hablando con otros, viajando, etc., son intereses que van apareciendo a lo largo de la vida.
Ejemplos: Si nos anestesian y nos amputan las extremidades sin producirnos dolor frustran nuestro interés de disfrutar de la vida de determinadas maneras (paseando, corriendo, haciendo deporte, etc.). Cuando nos encarcelan frustran nuestro interés de disfrutar de libertad de movimiento en un área más extensa que el que nos permite la cárcel.
Posteriormente, algunos intereses básicos pueden dejar de estar presentes en el inviduo en determinados momentos, por ejemplo, cuando alguien decide suicidarse o solicita la eutanasia[8], cuando consume tóxicos (tabaco, alcohol, ...) que perjudican su salud, etc., pero el interés universal siempre existe.
Dado que un interés es querer que ocurra algo, es imposible lógicamente y en la práctica que alguien tenga el interés de frustrar uno de sus propios intereses porque se llega a una contradicción, es decir: un interés no puede ser autofrustrado. Por ejemplo, querer que ocurra X y que no ocurra X es contradictorio, así como también es
contradictorio actuar contra nosotros mismos para impedir que actuemos de una determinada manera. Por lo tanto, nadie quiere que frustren su interés.
Otro caso diferente sería tener el interés de que otras personas frustren uno de nuestros intereses en una determinada situación en la que pierde el control sobre sí mismo. Esto sí que es posible. Por ejemplo, a alguien le ocurre que cuando está en casa come sin parar, lo cual afecta a su salud, y puede tener el interés de que otras personas frustren dicho interés (poniendo un candado en el armario, etc).
En la siguiente cita el relativista ético William Graham Sumner (1840-1910), miembro de la sociedad secreta Skull and Bones, niega los Derechos Humanos apelando a la ley natural del más fuerte:
"Ante el tribunal de la naturaleza el hombre no tiene más derecho a la vida que una serpiente de cascabel, no tiene más derecho a la libertad que todos los animales salvajes, su derecho a la búsqueda de la felicidad no
es más que una licencia para mantener la lucha por la existencia..." William Graham Sumner, "Earth-hunger, and other essays" p. 234.
«sostener que a partir de toda proposición que afirme que "la realidad tiene esta naturaleza" podamos inferir o confirmar una proposición que afirme "esto es bueno en sí", equivale a cometer la falacia naturalista» George Edward Moore, Principia Ethica
La mentalidad relativista y escéptica suele llevar al nihilismo ético, idea según la cual el bien y los valores directamente no existen, y todo está permitido:
"Mi ashram [comunidad de seguidores de un gurú] no hace distinción entre lo demoníaco y lo divino... Enfatizar la moralidad es degradante, es in-humano, es dañino." Rajneesh (Osho)
Pirrón de Elis (360 – 270 a. C.) fue un gran viajero que conoció muchas culturas con los ejércitos de Alejandro Magno, hecho que le hizo dudar de la existencia de verdades morales evidentes. Aunque es posible identificar rasgos escépticos entre los sofistas y en la escuela de Megara, se le considera el primer filósofo escéptico, y cuya doctrina sirvió de inspiración a la escuela conocida como pirronismo fundada por Enesidemo en el siglo I a. C.. Dado que la información que nos llega a través de los sentidos son aparentes, no hay ninguna razón para afirmar que una aserción es más verdadera que la contraria. La única postura coherente será pues, suspender el juicio (epoché) y no decir nada (aphasía). Pirrón deriva pues en una ética de la impertubabilidad: como nada sabemos con certeza, todo debe sernos indiferente, y ninguna opinión tiene por qué perturbar nuestro ánimo. Cabe destarse que por vías diferentes, Pirrón aborda a una ética similar a la estoica, aunque esta tenga una base dogmática. El pirronismo tiene una clara intención moral e intenta responder a los mismos problemas que el estoicismo y el epicureísmo. Podría decirse que la pretensión de Pirrón es que sólo un escéptico puede aspirar a la felicidad en tanto y en cuanto puede abstraerse de las angustias de la vida.
Según Nietzsche, en un principio se le llamó "bueno" a las acciones de los poderosos y "malo" a las acciones de los débiles, pero luego la plebe invirtió los valores.
Aquellas concepciones también pueden derivar en el convencionalismo ético: dado que no es posible conocer ninguna verdad en esta materia, el bien y lo justo resultan puramente de los acuerdos que se hagan al respecto en la sociedad. Asimismo, a partir del escepticismo y relativismo axiológicos puede pasarse al pragmatismo como doctrina acerca del valor de la verdad, en la cual lo bueno y lo justo vienen a ser sólo lo que resulta útil, sea al individuo, sea al grupo social.
La moral responde a un interés de regular con normas o leyes las acciones humanas, mientras que la llamada Ética o filosofía moral responde a un interés por reflexionar sobre las normas o leyes existentes[9]. Tenemos entonces que la Ética es como la "filosofía de la moral", siendo la moral el conjunto de normas para vivir de una sociedad o cultura, y la Ética el planteamiento del origen y validez de esas normas.
Un cierto comportamiento que es considerado moralmente correcto dentro del código moral de un grupo humano A, puede ser considerado moralmente incorrecto en el contexto del código moral de un grupo humano B, esta peculiaridad es un hecho descriptivo conocido como relativismo cultural.
"La moral difiere en cada sociedad, y es un término conveniente para referirse a costumbres aprobadas por la sociedad." Ruth Benedict, Patterns of Culture (1934)
Ante tales hechos, la Ética aparece como una crítica universalista de los sistemas morales relativos al contexto, en un intento por unificar normativamente la moral de manera universal, es decir, absoluta. Por contra, tal variabilidad de códigos morales en diferentes lugares es lo que llevó a los sofistas de la antigua Grecia a defender el relativismo moral o ético, es decir, a afirmar que el bien y el mal no son hechos absolutos sino relativos a la interpretación del sujeto o a convenciones sociales/culturales. Protágoras fue un sofista del siglo V a. C. que afirmaba cosas como:
"Sobre cualquier tema se pueden mantener con igual valor dos tesis contrarias entre sí"; "Justo e injusto es para cada comunidad (pólis) aquello que ella tiene por tal y que, por razón de ello, eleva a ley"; "Porque las cosas que les parecen justas y bellas a cada pólis, lo son también para ella, mientras las crea tales"; "El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto son, y de las que no son, en cuanto no son"; "lo que me parece a mí cualquier cosa, tal es ella para mí, y tal como te parece a ti, tal es para ti".
Platón fue uno de los primeros filósofos que se enfrentaron a los sofistas:
La ausencia de normas se llama anomía, es decir, "todo vale". La anomia implica la falta de normas que puedan orientar el comportamiento de los individuos, pero el relativismo moral no significa "todo vale" sino "todo lo aceptado en mi cultura vale" o "todo lo legal vale". Esto es debido a que aunque una regla de conducta y su justificación sea relativa a un contexto cultural, esto no significa que en cualquier contexto sea aplicable cualquier regla. Un relativista puede criticar u oponerse a cualquier regla de conducta que considere criticable, ya sea en su propia cultura o en casa ajena, es por lo tanto subjetivista. La diferencia con el objetivista es que el relativista asume su etnocentrismo. No se siente necesariamente obligado a ser tolerante. La relación entre ámbitos culturales heterogéneos en unos aspectos será colaborativa y en otros competitiva. Los criterios para valorar esa relación dependen de cada cultura particular. Un representante de dicho relativismo es Richard Rorty.
La doctrina del relativismo moral también se enseña explícitamente en los escritos del taoísmo. Chuang-tzu menosprecia a los que aceptan las distinciones morales declarando que "deben ser estúpidos o estar errados"[11]. En los escritos de Chuang-tzu podemos leer que Chuang-tzu afirma lo siguiente[12]: "A su manera todas las cosas son buenas... la generosidad, la rareza, el engaño y la anormalidad. El Tao los identifica a todos como uno".
El relativismo ético o relativismo moral postula que cada quien tiene que tener por bien lo que considera subjetivamente que es bueno para él, sin tener que someterse a unos criterios objetivos que, a fin de cuentas, serían extraños a las capacidades de su propia libertad. Según el relativismo ético, los valores serían algo privado, incluso puras referencias sentimentales e irracionales. El relativismo ético defiende que no hay valores o criterios de actuación comunes para todos los hombres, es decir, que no hay verdades absolutas, aunque cuando el relativismo afirma que "no hay verdades absolutas" se contradice porque en dicha afirmación ya estaría contenida una verdad absoluta.
"Mientras se cree en alguna verdad no se cree en uno mismo. Se es un servidor, un hombre de fe". (...) "Las verdades son frases, maneras de hablar, palabras". Max Stirner
Relativismo ético en la postmodernidad
El relativismo ético es la base filosófica que promueve la injusticia mundial, pues al sostener que no existe una verdad absoluta que guíe el comportamiento humano y social (el deber ser), entonces la libertad se convierte en un valor mayor que la justicia, hecho que favorece al poder económico, en el llamado "Mercado del Libre Comercio". El poder económico queda entonces libre para seguir enriqueciéndose a costa de otros, aprovechándose de los vacíos legales en cuestión de derechos del trabajador, derechos humanos, derechos animales, leyes ambientales, etc. pues según ellos todo es relativo y no hay que construir unas leyes universales que limiten la libertad.
En el pensamiento económico contemporáneo, los dos representantes más afamados de la escuela liberal, Ludwig von Mises y Friedrich von Hayek han hecho profesión expresa de relativismo ético. De tal modo impugnaron la posibilidad de estimar los precios como justos o injustos, y también los salarios, y en general, la posibilidad de valorar como justo o como injusto el contenido de las relaciones económicas; asimismo rechazaron toda posibilidad de una política económica que orientara de algún modo la economía en función de las necesidades del hombre, porque estimaron que no existe un concepto objetivo de "necesidad humana", sino que todo se reduce a los deseos, variables de individuo a individuo.
El movimiento de la Nouvelle Droite (nueva derecha) francesa, representada por Alain Benoist y Guillaume Faye profesa que la unidad del género humano es sólo biológica, y que por ende no hay normas ni ideales que deban ser comunes para todos los seres humanos. En un artículo de estos autores, publicado en la revista Éleménts, órgano del referido movimiento cultural, leemos:
"El hombre universal no existe. Existe sí una unidad zoológica que es la especie humana, pero nosotros pensamos que el hombre no se puede definir esencialmente por sus características biológicas (...) El hombre es un ser cultural. Y en el aspecto cultural no hay paradigma común a toda la humanidad".
En diversos documentos de la UNESCO se sustenta también el relativismo ético. Así, en el conocido libro "Aprender a ser", de Edgard Faure y colaboradores, se dice que la educación debe conducir al hombre de modo que "ninguna creencia, convicción, ideología, visión del mundo, hábitos y costumbres, sea erigida por nadie en modelo o regla válida para todos los tiempos, todos los tipos de civilización y todas las formas de existencia".
El pensamiento débil es un concepto acuñado por Gianni Vattimo confluyente con el movimiento intelectual más genérico de la postmodernidad, muy influyente en las décadas de 1980 y 1990. Su perspectiva es en cierto modo relativista, y valora especialmente la multiculturalidad. El pensamiento débil comparte algunos rasgos con la deconstrucción (Jacques Derrida), en cuanto a la libertad de interpretación no sujeta a una lógica muy cerrada. También está presente en la crisis de las ideologías de finales del siglo XX, considerándose a veces como elemento intelectual del eclecticismo político de la llamada tercera vía (Anthony Giddens). Según el propio Vattimo, el pensamiento débil se definiría:
"Frente a una lógica férrea y unívoca, necesidad de dar libre curso a la interpretación; frente a una política monolítica y vertical del partido, necesidad de apoyar a los movimientos sociales trasversales; frente a la soberbia de la vanguardia artística, recuperación de un arte popular y plural; frente a una Europa etnocéntrica, una visión mundial de las culturas" Vattimo, El pensamiento débil
Objetividad y subjetividad
La objetividad puede ser compartida, nos une porque puede ser verificada por todas las subjetividades. Por ejemplo, un lenguaje objetivo, es decir, sin dobleces, permitiría entendernos correcta y rápidamente, lo cual resultaría en una mayor organización. Existen a quienes no les interesa que la sociedad se organice.
La subjetividad no puede ser compartida, separa porque no puede ser verificada por todas las subjetividades. Por ejemplo, un lenguaje subjetivo, es decir, con significados ocultos como ocurre en la poesía, no permite entendernos ni correcta ni rápidamente, todo lo contrario, aisla a cada individuo en su interpretación particular y egocéntrica del mensaje original.
LA MORAL COMO ESTRUCTURA PSICOBIOLÓGICA
Toda persona se plantea el problema de lo que debe o no debe hacer. La conciencia moral es un hecho que forma parte de nuestra estructura psicobiológica (la moral como estructura); nuestros actos se califican como buenos o malos, morales o inmorales de acuerdo con el deber que impone la conciencia[13]:
Una de las funciones de la conciencia moral es la de formular juicios sobre lo que debemos hacer o tenemos que rechazar. Lawrence Kohlberg, psicólogo contemporáneo y discípulo de Jean Piaget, estudió el desarrollo de la conciencia partiendo del análisis de los juicios morales, especialmente a partir de los razonamientos que todos formulamos ante dilemas morales. Kohlberg llega a la conclusión que si bien las normas morales o los valores de una cultura pueden ser diferentes de los de otra, los razonamientos que los fundamentan siguen estructuras o pautas parecidos. Todas las personas seguimos —defiende— unos esquemas universales de razonamiento y, vinculados a la propia psicológica, evolucionamos de esquemas más infantiles y egocéntricos a esquemas más maduros y altruistas.
Pero, como ya dijimos, no solo es cuestión de la propia conciencia, a priori sabemos que para quien es víctima de una acción de otro individuo es indiferente que su agresor tenga o no conciencia y que disfrute o no agrediéndole, el hecho objetivo de partida es que existe una víctima que está sufriendo una experiencia física subjetiva negativa, es decir, una mala experiencia. A partir de este hecho objetivo se plantea la cuestión sobre su relevancia ética y moral, es decir, tendremos que preguntar al individuo ético y a la sociedad si el sufrimiento es un hecho moralmente relevante, sin caer en la hipocresía discriminatoria. Si el sufrimiento es moralmente relevante, que lo es, entonces se evitará producir un daño innecesario a individuos sintientes.
INTERESES UNIVERSALES
Existen muchos tipos de intereses, a veces al ignorar los intereses de otro individuo podemos estar yendo contra ellos. Por ejemplo, alguien podría tener el interés de comerse a alguien (de la especie que sea) porque le parece que su carne es riquísima, porque le gusta y le proporciona un enorme placer, pero ese interés sería contrario al interés universal de querer seguir viviendo de quien va a ser su banquete. Todo ser vivo sintiente tiene el interés en conservar su vida, sin la cual ningún otro interés tiene lugar. El segundo interés universal sería el de evitar el sufrimiento, que va ligado al de disfrutar de la vida. Para el animal sintiente su vida es importante y dañarla es sentido por él como algo malo.
"Los intereses de otras personas deben importarnos por la misma razón por la que nos importan nuestros propios intereses; porque sus necesidades y deseos son comparables a los nuestros." James Rachels, Introducción a la Filosofía moral
Establecer que nuestros intereses son más importantes que los intereses de los demás sin dar razones es una discriminación arbitraria. En base a estos intereses comunes y debido a que vivimos en sociedad ya podemos y hasta debemos construir una ética universal que vaya más allá de la moral, en el sentido de que no dependa de lo que a nosotros como individuos o cultura nos parezca más o menos valioso, sino de lo que a todos, como seres sintientes, nos resulta primordial.
Y... ¿por qué debemos? muy simple, porque ello nos interesa a todos, ya que de esta forma, nuestros intereses primordiales, no quedarán expuestos al capricho de intereses particulares ajenos, simplemente porque se nos puedan imponer por la fuerza (la ley natural del más fuerte.
Viviendo en sociedad, es decir, viviendo de acuerdo a unas normas de convivencia, no tienen cabida las conductas egoistas que no respetan los intereses universales de los humanos que en ella conviven y es por ello que éstas están penadas por la ley.
Sam Harris en TED: "la ciencia puede ser la respuesta a las cuestiones morales"
DERECHOS UNIVERSALES
"Antes del fin del siglo XVIII el hombre no existía." Michel Foucault
El Derecho es el orden normativo e institucional de la conducta humana en sociedad inspirado en postulados de justicia, cuya base son las relaciones sociales existentes que determinan su contenido y carácter. En otras palabras, son conductas dirigidas a la observancia de normas que regulan la convivencia social y permiten resolver los conflictos intersubjetivos.
Existen dos maneras de entender la procedencia del derechos: el derecho positivo (del positivismo) y el derecho natural (iusnaturalismo).
El concepto de derecho positivo está basado en el positivismo, corriente de pensamiento jurídico que considera al derecho como una creación del ser humano. El hombre crea el derecho, las leyes (siendo estas la voluntad del soberano) crean Derecho. Por el contrario, el iusnaturalismo o Derecho natural, dice que el derecho estaba en el mundo previamente, y el ser humano se limita meramente a descubrirlo y aplicarlo en todo el sentido de la palabra.
Es un hecho material que todos los animales tenemos el interés básico de no ser dañados, en cambio, los derechos no tienen una realidad material sino que son acuerdos moralistas. Los derechos surgen como una forma de defender intereses de acuerdo a una moralidad determinada. Quienes defienden el interés a no ser dañados de unos pero no defienden el interés a no ser dañados de otros están aplicando una discriminación moral arbitraria, es decir, irracional; por ejemplo, defender los Derechos Humanos y no defender los Derechos Animales es un posicionamiento arbitrario que obedece al placer y no a la razón.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue escrita el 10 de diciembre de 1948, después de los acontecimientos producidos por la Segunda Guerra Mundial (1945) y es moralista (todas las normas y prohibiciones lo son) pues se posiciona moralmente otorgando derechos a todos los animales humanos, aunque no sean unas normas respetadas en todos los paises.
En el siguiente escrito José Antonio Marina nos habla sobre la fundamentación y la naturaleza de los derechos humanos:
"El ser humano estaba dotado de propiedades reales, pero ahora estamos hablando de una posibilidad que ha sido concebida, inventada y parcialmente realizada por la humanidad. Gracias al hombre ha aparecido en el universo una flor rara y vulnerable: el derecho. Como todos los proyectos creadores, éste también tiene que atenerse a determinadas constricciones. Es imposible construir sin comprobar la consistencia del terreno, escribir sin reglas sintácticas, lanzar aviones sin combustible, construir puentes sin conocer la resistencia de materiales. Ahí aparecen los deberes. Son el envés de los derechos. Son las torres y los cables de los que cuelga el puente y que permiten al puente su vuelo suspendido. [...]
Ya lo saben: si los derechos fueran propiedades reales, como lo son las fuerzas físicas, la estructura de la materia, la dinámica química, funcionarían con independencia de lo que los humanos hiciéramos. Pero nada de esto sucede. Los derechos son un proyecto de humanidad mantenido en alto esforzadamente, y no cobijaría a nadie si no estuviese mantenido por alguien. Los derechos no tienen una existencia independiente en no sé qué brillantísimo cielo platónico: son una insegura tienda de campaña que protege a los hombres sólo mientras alguien sostiene las lonas levantadas. Los derechos, como los aviones, sólo se mantienen en vuelo mientras el motor continúa funcionando. Los deberes son el combustible de ese avión. Sin embargo, vivimos el mediodía de los derechos y el crepúsculo de los deberes. Reivindicamos sin responsabilizarnos, lo que parece tan incongruente como querer ascender a una montaña deslizándose sobre esquíes." (Marina, J.A., Crónicas de la Ultramodernidad, Ed. Anagrama, Barcelona, 2000, págs 239-241)
Entre los Derechos Humanos caben destacar para el tema que estamos tratando los siguientes artículos que son los 4 derechos básicos que pedimos los defensores de los animales para quienes no pertenecen a la especie animal homo sapiens:
Artículo 3: Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. Artículo 4: Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas. Artículo 5: Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Artículo 6: Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica.
Aceptar dichos Derechos Animales sería el resultado de aceptar socialmente el posicionamiento ético del veganismo, llegando a ser entonces el respeto a los derechos animales tan "puro moralismo" como lo es hoy el respeto a la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
CRÍTICAS ACTUALES A LA UNIVERSALIDAD[14]
La noción de cultura de los derechos humanos aparece en los años 90 promovida por la UNESCO y se ha impuesto en torno a la celebración del 50 aniversario de la Declaración Universal celebrado en 1998.
Desde hace ya algunos años se contesta la universalidad de los derechos humanos por motivos de índole académica pero sobre todo por razones políticas. Es necesario sin embargo decir que existen dos grandes tipos de argumentos en contra de la universalidad: los que vienen de la filosofía moral y los que tienen su origen en la antropología cultural.
Por lo que se refiere a la filosofía moral, la universalidad de los derechos humanos es dificilmente conciliable con el relativismo ético mayoritariamente imperante en las democracias de corte occidental. Resulta así incoherente defender la validez universal de principios éticos en el terreno de los derechos básicos y, sin embargo, poner sistemáticamente en tela de juicio esos mismos valores éticos cuando se trata de resolver los llamados problemas de sociedad: manipulaciones genéticas, homosexualidad, minorías, aborto...
La antropología cultural, por su parte, ha criticado también los derechos humanos considerándolos parte de la ideología occidental colonial y como una imposición cultural occidental derivada del etnocentrismo que nos ha caracterizado y/o nos caracteriza.
El conflicto entre los derechos universales y el anarquismo
El anarquismo, como teoria politica y movimiento social perteneciente al pensamiento socialista, nunca ha dicho que "todo vale". Anarquía significa "ausencia de lideres, amos, dirigentes o autoridades" que decidan por todos e impongan normas universales. Los anarquistas utilizan la autogestión, el federalismo, el asamblearismo, el horizontalismo, pero la verdad moral no es cuestión de lo que quiera la mayoría sino que es independiente del número de personas que la siguen.
El anarquismo rechaza la idea de Derechos Universales debido a que al ser universales se necesita de una autoridad centralizada para defenderlos prohibiendo y castigando las acciones que los violen, lo cual choca con dicha ideología política.
CURIOSIDADES
Narra el profesor Peter Kreeft cómo un día, en una de sus clases de Ética, un alumno le dijo que la moral era algo relativo y que como profesor no tenía derecho a imponerle sus valores. "Bien –contestó Kreeft, para iniciar un debate sobre aquella cuestión-, voy a aplicar a las clases tus valores, no los míos: como dices que no hay absolutos, y que los valores morales son subjetivos y relativos, y como resulta que mi conjunto particular de ideas particulares incluye algunas particularidades muy especiales, ahora voy a aplicar ésta: todas las alumnas quedan suspendidas". Todos quedaron sorprendidos y protestaron de inmediato diciendo que aquello no era justo. Kreeft, continuando con aquel supuesto, le argumentó: "¿Qué significa para ti ser justo? Porque si la justicia es sólo mi valor o tu valor, entonces no hay ninguna autoridad común a ti y a mí. Yo no tengo derecho a imponerte mi sentido de la justicia, pero tampoco tú a mí el tuyo. Sólo si hay un valor universal llamado justicia, que prevalezca sobre nosotros, puedes apelar a él para juzgar injusto que yo suspenda a todas las alumnas. Pero si no existieran valores absolutos y objetivos fuera de nosotros, sólo podrías decir que tus valores subjetivos son diferentes de los míos, y nada más".
Relativismo en la modernidad
Tras los genocidios de humanos perpetrados durante la Segunda Guerra Mundial por intolerantes regímenes totalitarios, el 10 de diciembre de 1948 se escribió la Declaración Universal de Derechos Humanos. Paralelamente a este hecho, el relativismo ético recibió un gran impulso como postura de tolerancia ante la diversidad cultural y se impulsa el multiculturalismo. Estos hechos fueron aprovechados por el liberalismo para rechazar las "intolerantes" leyes que regulan la economía pero, paradógicamente, el relativismo ético y los Derechos Humanos son incompatibles. Así lo ha afirmado la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo:
"En un mundo en el que el relativismo es verdadero, ni siquiera el relativismo puede afirmarse, porque si el relativismo cognitivo es un sinsentido, el relativismo moral es trágico. Sin la afirmación de principios absolutos, la Comisión no podría formular recomendación alguna, y ningún discurso racional podría existir". A. Fernandez, Nuestra diversidad creativa, 1997, pp. 58-59, 2000
CITAS
- "Una mentira es una mentira, incluso si todo el mundo la cree. La verdad es la verdad, aunque nadie la crea." David Stevens
- "¿Tu verdad? No, la Verdad, y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela". Antonio Machado
- "Dos cosas me llenan la mente con un siempre renovado y acrecentado asombro y admiración por mucho que continuamente reflexione sobre ellas: el firmamento estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí". Immanuel Kant, Crítica de la razón práctica
- "La cobardía pregunta... ¿es seguro?
La conveniencia pregunta... ¿es políticamente aceptable?
La vanidad pregunta... ¿es popular?
Pero la conciencia pregunta... ¿es lo correcto?
Y llega una hora en la que la persona debe tomar una posición que ni es segura, ni es políticamente correcta, ni es popular, pero debe hacerse porque es la correcta." Martin Luther King
(0) Quienes existimos no tenemos el «interés en vivir», pues ya estamos vivos, sino que tenemos el interés en seguir viviendo. (1) Sobre el daño constituido por la muerte, algunos estudios de importancia son Thomas Nagel, “Death,” Noûs 4 (1970): 73–80; Jeff McMahan, The Ethics of Killing: Problems at the Margins of Life (Oxford: Oxford University Press, 2002); y John Broome, Weighing Lives (Oxford: Oxford University Press, 2004). (2) RespuestasVeganas.Org: la palabra "bueno" puede ser sustituída por otras palabras similares que implican una actitud de aceptación hacia algo. La palabra "malo" puede ser sustituída por otras palabras similares que implican una actitud de rechazo hacia algo.
(-) Rechazo <--- Indiferencia ---> Aceptación (+)
(3) RespuestasVeganas.Org: El relativismo moral se diferencia del relativismo cultural en que éste último tan sólo describe el hecho de que existen culturas con diferentes códigos morales, en cambio el primero postula que no exista una ética universal pues considera que la ética es relativa a cada individuo. (4) El interés de que no se frustren los intereses es un interés transversal, es decir, es un interés que está implícito en todos los intereses.
Realistas morales: David Brink, John McDowell, Peter Railton, Geoffrey Sayre-McCord, Michael Smith, Terence Cuneo, Russ Shafer-Landau, GE Moore, John Finnis, Richard Boyd, Nicholas Sturgeon, Thomas Nagel, Derek Parfit, etc.
- Harris, Sam. The Moral Landscape (El paisaje moral).
- Derek Parfit - "On what matters".
- Ronald Dworkin - "Justice for Hedgehogs" ("Justicia para erizos").
- David Owen Brink, "Moral Realism and the Foundations of Ethics". Cambridge Studies in Philosophy, 1989.
- Kohlberg, L. "From Is to Ought: how to commit the naturalistic fallacy and get away with it in the study of moral development. En: Essays on moral development. Vol 1: The philosophy of moral development." San Francisco: Harper and Row, 1984.