RESUMEN: ¿Qué es el bienestarismo? ¿sufren quienes son explotados y matados? ¿es éticamente correcto matar a alguien si no se le causa sufrimiento? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí vamos a responder.
Los mal llamados «bienestaristas» suelen desviar el debate ético hacia un debate sobre legalidad. La Ética nos impone racionalmente el respeto a los demás, independientemente de que sea legal o no sea legal respetarles, es decir, las leyes jurídicas deben estar subordinadas a la Ética. El deber ético no se origina en la especie humana, sino en los intereses, por eso debemos respetar a los demás seres sintientes. Los demás seres sintientes no deben ser considerados esclavos ni legal ni éticamente. Las granjas y los mataderos frustran los intereses de los animales no humanos, por lo tanto son actividades éticamente incorrectas. Una de las consecuencias de dichas actividades éticamente incorrectas es el sufrimiento que causan, que las añade más gravedad aún si cabe. Debemos rechazar el sufrimiento, pero también debemos rechazar la matanza de personas aunque no se las cause sufrimiento, pues la muerte frustra todos nuestros intereses. Por lo tanto se debe legislar para conseguir que las granjas y los mataderos sean ilegales.
Palabras clave: bienestarismo
Los mal llamados «bienestaristas» suelen desviar el debate ético hacia un debate sobre legalidad. La Ética nos impone racionalmente el respeto a los demás, independientemente de que sea legal o no sea legal respetarles, es decir, las leyes jurídicas deben estar subordinadas a la Ética. El deber ético no se origina en la especie humana, sino en los intereses, por eso debemos respetar a los demás seres sintientes. Los demás seres sintientes no deben ser considerados esclavos ni legal ni éticamente. Las granjas y los mataderos frustran los intereses de los animales no humanos, por lo tanto son actividades éticamente incorrectas. Una de las consecuencias de dichas actividades éticamente incorrectas es el sufrimiento que causan, que las añade más gravedad aún si cabe. Debemos rechazar el sufrimiento, pero también debemos rechazar la matanza de personas aunque no se las cause sufrimiento, pues la muerte frustra todos nuestros intereses. Por lo tanto se debe legislar para conseguir que las granjas y los mataderos sean ilegales.
Palabras clave: bienestarismo
1. Algunas personas no saben qué es el mal llamado «bienestarismo» o «bienestar animal». El «bienestarismo» es un conjunto de creencias sobre lo que algunas personas entienden por «bienestar» y «buen trato»[1] cuando se refieren a animales no humanos y que tiene como objetivo perpetuar la esclavitud y la matanza de estos para beneficio de los humanos. Por ejemplo, la National Greyhound Associatión, la entidad que regula el registro oficial de los galgos explotados para carreras en EEUU afirma lo siguiente en su web: «La filosofía del bienestar animal considera justo y necesario que los humanos utilicen a los animales para comida, ropa, investigación, enseñanza, deporte, diversión y compañía, siempre que se haga con responsabilidad y humanidad». El «bienestarismo» suele originarse desde el antropocentrismo. El antropocentrismo es la idea según la cual «los humanos deben ser respetados porque son humanos», lo cual es un argumento normativo circular que carece de fundamentación lógica[2] y cuya consecuencia es la discriminación arbitraria hacia quienes no pertenecen a la especie humana (especismo antropocéntrico).[3] Por lo tanto el «bienestarismo» está rebatido en su origen, sin embargo voy a profundizar más en este tema.
2. Algunos «veganos» dicen que «hay veganos que son "bienestaristas" o "neobienestaristas"». Esta acusación tiene su origen en Gary Francione. Sin embargo, ésta es una falsa acusación porque todos los veganos son abolicionistas: todos los veganos tienen como objetivo la prohibición de la esclavitud y del maltrato hacia los demás seres sintientes. Para avanzar hacia dicho objetivo, Francione defiende una estrategia de «todo o nada» y acusa de «neobienestaristas» a los veganos que siguen la estrategia de «mejor algo que nada». El hecho de que una parte de los veganos acepten de mala gana las regulaciones que reducen el sufrimiento de los esclavos no les convierte en «bienestaristas» ni en «neobienestaristas», pues el mal llamado «bienestarismo» tiene como objetivo perpetuar la esclavitud.
3. Los bienestaristas dicen que «es éticamente correcto matar a quienes no son humanos si no se les causa un sufrimiento innecesario». Por ejemplo, el 2 de mayo de 2016 se publicó en The Guardian un artículo de Leslie Cannold (1970-) titulado «Is vegetarianism and veganism about animal welfare or moral superiority?» («¿Es el vegetarianismo una cuestión de bienestar animal o de superioridad moral?») en el que usa el «argumento bienestarista» de la siguiente manera: «La verdad es que una vida ética carnívora es posible siempre y cuando nos aseguremos de que los animales que consumimos han vivido y muerto sin sufrimiento innecesario. ¿Deben triunfar los derechos de los animales sobre los intereses de los humanos? No, si el derecho de los animales es el derecho a la vida y si el interés humano en juego es la salud». Si bien es cierto que debemos evitar causar a otros un sufrimiento innecesario, la cuestión aquí está en qué es «necesario». Si causar un mal a alguien no es necesario entonces no tiene sentido promover ese mal apelando a que no causa un sufrimiento innecesario. Por ejemplo, para estar sanos no es necesario que los humanos coman productos de origen animal, por lo tanto carece de sentido promover granjas y mataderos que no causen un sufrimiento innecesario.[4] Asimismo, para divertirnos, para vestirnos, etc. tampoco es necesario esclavizar y maltratar a los demás animales. Por otro lado, si alguien quiere seguir viviendo y le matamos sin causarle sufrimiento eso sigue siendo éticamente incorrecto porque frustramos todos sus intereses.[5]
Animales como propiedad, por Gary L. Francione (Link)
4. Los bienestaristas manipulan el lenguaje para justificar acciones éticamente incorrectas. Es habitual que los «bienestaristas» manipulen el lenguaje utilizando expresiones como «bienestar animal», «cuidado de los animales», «trato humanitario», «matar humanamente», etc. para referirse a un tipo de trato al que llamarían «esclavitud», «asesinato» y «genocidio» si las víctimas fueran humanas. Esto ocurre porque los «bienestaristas» son antropocentristas[2], razón por la cual discriminan arbitrariamente a quienes no pertenecen a la especie humana (especismo antropocéntrico).[3] La expresión «bienestar animal» es usada erróneamente, pues buscar el bienestar de alguien no consiste en explotarle y matarle con el menor sufrimiento posible, pues nadie considera que su propio bienestar sea eso. El psiquiatra Robert Jay Lifton documentó los horrores de los campos de exterminio en su libro «The Nazi Doctors: Medical Killing and the Psychology of Genocide» y acuñó el término «psychic numbing» (embotamiento psíquico) para explicar cómo la gente decente y respetuosa con la ley participa en sistemas masivos del mal. Para que eso suceda se utiliza esencialmente un proceso de auto-engaño. Por ejemplo, los médicos nazis fueron capaces de llevar a cabo sus experimentos criminales sin realmente usar la palabra «asesinato», así como investigadores de animales hablan de «sacrificar» animales no humanos en sus laboratorios en lugar de utilizar un lenguaje más honesto y gráfico. Del mismo modo, los médicos en los campos de exterminio trataron de justificar el asesinato de los prisioneros mediante el razonamiento de que si se hacía «humanamente» entonces no presentaba ningún conflicto ético. Con trucos como éstos, fueron capaces de engañarse a sí mismos acerca de la realidad de sus propias acciones.
5. Algunos bienestaristas dicen que «se está cumpliendo la legislación que regula la explotación y matanza de animales no humanos en granjas y en mataderos». De esta manera los bienestaristas suelen desviar el debate ético hacia un debate sobre legalidad. La Ética nos impone racionalmente el respeto a los demás, independientemente de que sea legal o no sea legal respetarles, es decir, las leyes jurídicas deben estar subordinadas a la Ética. Explotar y matar a los demás es éticamente incorrecto, por lo tanto se debe cambiar la ley para que las granjas y los mataderos sean ilegales. Sin embargo, son aterradoras las declaraciones de trabajadores de mataderos de EEUU tomadas del libro Slaughterhouse (Matadero) de Gail Eisnitz: «Muchas veces el desollador se topa con que una vaca sigue consciente cuando le rebana el lado de su cabeza y empieza a patear salvajemente. Si eso pasa... el desollador le clava un cuchillo en la parte posterior de la cabeza para seccionar la espina dorsal, lo cual paraliza al animal, pero ni lo mata ni le quita el dolor de ser despellejado vivo». Las granjas y los mataderos compran certificados de bienestar animal y las inspecciones de Sanidad se avisan con 72 horas de antelación. La mayoría de las investigaciones que se hacen en granjas y en mataderos destapan violaciones de la normativa legal porque ésta es papel mojado:
Genocidio «idílico» en un matadero de última tecnología «bienestarista» (Link)
2. Algunos «veganos» dicen que «hay veganos que son "bienestaristas" o "neobienestaristas"». Esta acusación tiene su origen en Gary Francione. Sin embargo, ésta es una falsa acusación porque todos los veganos son abolicionistas: todos los veganos tienen como objetivo la prohibición de la esclavitud y del maltrato hacia los demás seres sintientes. Para avanzar hacia dicho objetivo, Francione defiende una estrategia de «todo o nada» y acusa de «neobienestaristas» a los veganos que siguen la estrategia de «mejor algo que nada». El hecho de que una parte de los veganos acepten de mala gana las regulaciones que reducen el sufrimiento de los esclavos no les convierte en «bienestaristas» ni en «neobienestaristas», pues el mal llamado «bienestarismo» tiene como objetivo perpetuar la esclavitud.
3. Los bienestaristas dicen que «es éticamente correcto matar a quienes no son humanos si no se les causa un sufrimiento innecesario». Por ejemplo, el 2 de mayo de 2016 se publicó en The Guardian un artículo de Leslie Cannold (1970-) titulado «Is vegetarianism and veganism about animal welfare or moral superiority?» («¿Es el vegetarianismo una cuestión de bienestar animal o de superioridad moral?») en el que usa el «argumento bienestarista» de la siguiente manera: «La verdad es que una vida ética carnívora es posible siempre y cuando nos aseguremos de que los animales que consumimos han vivido y muerto sin sufrimiento innecesario. ¿Deben triunfar los derechos de los animales sobre los intereses de los humanos? No, si el derecho de los animales es el derecho a la vida y si el interés humano en juego es la salud». Si bien es cierto que debemos evitar causar a otros un sufrimiento innecesario, la cuestión aquí está en qué es «necesario». Si causar un mal a alguien no es necesario entonces no tiene sentido promover ese mal apelando a que no causa un sufrimiento innecesario. Por ejemplo, para estar sanos no es necesario que los humanos coman productos de origen animal, por lo tanto carece de sentido promover granjas y mataderos que no causen un sufrimiento innecesario.[4] Asimismo, para divertirnos, para vestirnos, etc. tampoco es necesario esclavizar y maltratar a los demás animales. Por otro lado, si alguien quiere seguir viviendo y le matamos sin causarle sufrimiento eso sigue siendo éticamente incorrecto porque frustramos todos sus intereses.[5]
Animales como propiedad, por Gary L. Francione (Link)
4. Los bienestaristas manipulan el lenguaje para justificar acciones éticamente incorrectas. Es habitual que los «bienestaristas» manipulen el lenguaje utilizando expresiones como «bienestar animal», «cuidado de los animales», «trato humanitario», «matar humanamente», etc. para referirse a un tipo de trato al que llamarían «esclavitud», «asesinato» y «genocidio» si las víctimas fueran humanas. Esto ocurre porque los «bienestaristas» son antropocentristas[2], razón por la cual discriminan arbitrariamente a quienes no pertenecen a la especie humana (especismo antropocéntrico).[3] La expresión «bienestar animal» es usada erróneamente, pues buscar el bienestar de alguien no consiste en explotarle y matarle con el menor sufrimiento posible, pues nadie considera que su propio bienestar sea eso. El psiquiatra Robert Jay Lifton documentó los horrores de los campos de exterminio en su libro «The Nazi Doctors: Medical Killing and the Psychology of Genocide» y acuñó el término «psychic numbing» (embotamiento psíquico) para explicar cómo la gente decente y respetuosa con la ley participa en sistemas masivos del mal. Para que eso suceda se utiliza esencialmente un proceso de auto-engaño. Por ejemplo, los médicos nazis fueron capaces de llevar a cabo sus experimentos criminales sin realmente usar la palabra «asesinato», así como investigadores de animales hablan de «sacrificar» animales no humanos en sus laboratorios en lugar de utilizar un lenguaje más honesto y gráfico. Del mismo modo, los médicos en los campos de exterminio trataron de justificar el asesinato de los prisioneros mediante el razonamiento de que si se hacía «humanamente» entonces no presentaba ningún conflicto ético. Con trucos como éstos, fueron capaces de engañarse a sí mismos acerca de la realidad de sus propias acciones.
5. Algunos bienestaristas dicen que «se está cumpliendo la legislación que regula la explotación y matanza de animales no humanos en granjas y en mataderos». De esta manera los bienestaristas suelen desviar el debate ético hacia un debate sobre legalidad. La Ética nos impone racionalmente el respeto a los demás, independientemente de que sea legal o no sea legal respetarles, es decir, las leyes jurídicas deben estar subordinadas a la Ética. Explotar y matar a los demás es éticamente incorrecto, por lo tanto se debe cambiar la ley para que las granjas y los mataderos sean ilegales. Sin embargo, son aterradoras las declaraciones de trabajadores de mataderos de EEUU tomadas del libro Slaughterhouse (Matadero) de Gail Eisnitz: «Muchas veces el desollador se topa con que una vaca sigue consciente cuando le rebana el lado de su cabeza y empieza a patear salvajemente. Si eso pasa... el desollador le clava un cuchillo en la parte posterior de la cabeza para seccionar la espina dorsal, lo cual paraliza al animal, pero ni lo mata ni le quita el dolor de ser despellejado vivo». Las granjas y los mataderos compran certificados de bienestar animal y las inspecciones de Sanidad se avisan con 72 horas de antelación. La mayoría de las investigaciones que se hacen en granjas y en mataderos destapan violaciones de la normativa legal porque ésta es papel mojado:
Genocidio «idílico» en un matadero de última tecnología «bienestarista» (Link)