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MALTRATO: Producción de miel

Quien dice que «los humanos deben ser respetados porque son humanos» no está dando ninguna razón, está defendiendo una ética hueca, pues ya sabemos que «los humanos son humanos», «los blancos son blancos» y los «hombres son hombres». La razón por la que un humano debe ser respetado es porque tiene una conciencia[1] gracias a la cual puede sufrir y disfrutar, y por lo tanto tiene intereses respecto a dichas experiencias que deben ser éticamente considerados. Quienes no son humanos deben ser respetados exáctamente por esta misma razón. Discriminar a alguien porque es una determinada especie es especismo[2]. El especismo es una discriminación arbitraria que sigue el mismo patrón que siguen todas las discriminaciones arbitrarias, como lo son el racismo, el sexismo, etc.





Maltrato animal: la explotación de las abejas (Link)

1. Introducción a la explotación apícola

Las abejas son insectos y los insectos pertenecen al reino animal. Aunque el sistema nervioso de los insectos, arácnidos, etc. es más rudimentario que el de otras especies animales, las abejas también tienen capacidad para sentir dolor[3]. Son insectos inteligentes que han sido descritos como poseedores de unos complejos sistemas de comunicación.

La apicultura explota y asesina abejas. Las abejas son manipuladas para obtener muchos productos destinados al uso humano; miel, cera, propóleo, polen, jalea real, y veneno. Se comercializan entre unas 250.000 y 300.000 toneladas de miel en todo el mundo y realmente se produce el doble de esa cantidad. Son seis los principales productores mundiales de miel: China, Estados Unidos, México, Argentina, Canadá, y Alemania.

Debido a que se ve volar libremente a las abejas, también se les suele considerar libres de las crueldades habituales de la industria ganadera. Sin embargo, las abejas son tratadas en su mayor parte exactamente igual que cualquier otro animal de granja. Son sometidas a exámenes rutinarios y manipulación, regímenes alimenticios artificiales, tratamiento con medicamentos y pesticidas, manipulación genética, inseminación artificial, transporte (por aire, tren y carretera) y sacrificio. Todo este tipo de cosas pueden leerse en cualquier "Guía Práctica Sobre Manejo Técnico de  Colmenas".

2. Transporte de las abejas

Existe compra y venta de abejas a nivel mundial. Su transporte implica que las abejas sufran estrés, ahogo, sobrecalentamiento, o frío. Muchas perecen enterradas en los ataúdes que son sus paquetes.

3. Abejas aplastadas al manipular los paneles

Cuando los apicultores manipulan los panales, muchas abejas mueren aplastadas. Frecuentemente, las colmenas se rocían con humo para calmar a las abejas y facilitar su manipulación. Se colocan exclusas o dispositivos especiales que violan el espacio de las abejas para recoger los productos mientras entran en la colmena. Se separa a las abejas de sus colmenas agitándolas vigorosamente o expulsándolas con potentes corrientes de aire. Pueden acabar con patas o alas cortadas.

4. Robo de miel y alimentación de peor calidad

La miel la producen las abejas para ellas mismas, por lo tanto, cogerla es robar lo que ellas han producido con su duro trabajo. Los apicultores suelen alimentar a sus colonias con sustitutos artificiales de polen y almíbar de azúcar blanco, generalmente para sustituir la miel que les han robado. Si estas prácticas se realizan durante largos períodos se tiempo hacen disminuir la productividad y longevidad de la colmena. Las colonias se deberían alimentar con su propia comida natural –miel y polen– produciendo abejas nacidas con mayor tamaño y más vigorosas.

5. A la abeja reina le cortan las alas

Cortar las alas a las reinas evita enjambrar e irse volando. Enjambrar es su forma natural de reproducción crecimiento y supervivencia de la especie, al menos en estado salvaje. Sin embargo, los apicultores tratan constantemente de evitar este fenómeno natural usando feromonas artificiales y cortándoles las alas para mantener su colonia bajo control.

6. La abeja reina es matada (horfanizar la colmena)

En la producción de miel, habitualmente se insemina artificialmente a las abejas reina con esperma obtenido de machos decapitados. Una reina puede llegar a producir medio millón de huevos en su ciclo de vida natural. Sin embargo, sólo le dejan vivir 2 años en el mundo comercial produciendo 150.000 huevos por año. Las reinas son sistemáticamente sacrificadas cada dos años porque tras un período de tiempo su capacidad de producción de huevos decrece, de modo que la colmena entera se hace improductiva y no es rentable. En Israel las matan y renuevan cada año. En el artículo "Recomendaciones de Malka. Cabaña apícola para una exitosa utilización de las abejas reinas fecundadas", así lo explican los apicultores:

"1) Hay que matar a la reina vieja que va a ser reemplazada. Esto puede hacerse aplastándola con los dedos y luego dejarla en el piso de la colmena, justo debajo de los listones inferiores de los marcos.

2) Si la colmena no tiene reina fecundada porque enjambró o porque experimentó un reemplazo, se deberá localizar y matar a la reina virgen.

3) Se tendrá que destruir TODAS las celdas reales (operculadas o por opercular) que estén presentes en la colmena. A tal efecto, conviene sacudir las abejas de los marcos dentro de la colmena para ver si en alguna esquina o disimulada por alguna construcción de panal se nos pasó inadvertida alguna celda real. Al destruir las eventuales celdas reales que pudieran estar presentes, disminuímos significativamente las chances de que las abejas obreras huérfanas desarrollen preferencia hacia las celdas por nacer en vez de a la reina fecundada enjaulada que acabamos de introducir.

4) Luego de haber matado a la reina que va a ser reemplazada y de haber destruído la totalidad de las celdas reales que pudiera haber, hay que dejar a la colmena 48 horas en completa horfandad y sin realizar ningún tipo de manipulación sobre ella."

En la página web apícola apicnews.com podemos leer el artículo "Introducción de reinas. Colocando la Reina en la Colmena", donde se dice lo siguiente:

"Horfanizar una colmena no es solo matar la reina, sino saber manejar los tiempos de la abeja y no el del apicultor, algo que se hace muy a menudo. Cuando matamos o retiramos la reina de la colmena, las abejas pierden su presencia física, que es una de las indican su existencia, pero no la única."

7. Uso de pesticidas y antibióticos

Los apicultores han pasado a depender del uso de pesticidas sintéticos y antibióticos para combatir plagas, y esto ha conducido a problemas de riesgo toxicológico tanto para los propios apicultores como para las abejas, así como riesgos de contaminación de la miel. Parece que la tendencia ahora es sustituir los pesticidas por el uso de antibióticos con las abejas.

8. Alternativas al uso de miel

Podemos vivir sanamente sin comer miel[4], respetando a las abejas. Además, existen muchos edulcorantes naturales que se pueden usar en lugar de la miel: azúcar integral, fructosa, jarabe de arce, zumos de fruta concentrados, melazas, extractos de malta, siropes (de agave, de arce, etc.).